Asociación para una Transición Energética Justa: ¿Serviría para América Latina?
Información IPS Venezuela
En los dos años transcurridos desde que se anunció la primera Asociación para una Transición Energética Justa (JETP, en inglés), ya van más de 45 000 millones de dólares comprometidos por las grandes potencias mundiales para financiar la transición energética en cuatro países: Sudáfrica, Indonesia, Vietnam y Senegal.
Creados originalmente por el Grupo de los Siete (G7) de países más ricos, fuera de las negociaciones climáticas en los foros de Naciones Unidas, los JETP nacieron como un amplio paquete de financiación para acelerar la descarbonización del sector energético en países altamente dependientes de los combustibles fósiles, por sobre todo, del carbón.
Así, estas alianzas buscan proveer apoyo, herramientas y acceso a fondeo internacional con el fin de acelerar la transición energética, aumentando la ambición de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, en inglés) de los países foco a 2030 y reafirmando sus compromisos a ser carbono neutrales a 2050.
Cada uno de los cuatro acuerdos firmados hasta ahora tiene sus particularidades y desafíos.
Para Indonesia, por ejemplo, supone alcanzar la carbono neutralidad para 2050, una década antes de lo planificado originalmente en su NDC, retirando una flota de carbón relativamente joven (promedio 12 años), al tiempo que avanzan las energías renovables.
Sudáfrica, por su parte, tiene centrales carboneras más antiguas, pero altamente concentradas en la provincia de Mpumalanga, y las minas y centrales de carbón son fundamentales en el empleo de la zona.
¿Podrían ser los JETP una opción viable para América Latina? Esa es la pregunta. Y es en las lecciones dejadas por la implementación en Asia y África donde, quizá, se pueda empezar a esbozar una respuesta.
El componente de justicia
Los JETP llegaron en momentos de incertidumbre, en que los países de renta baja y media sólo reciben una quinta parte de la inversión energética mundial y suelen enfrentar desafíos para ampliar el acceso a la energía de sus poblaciones, sin tener el financiamiento necesario para hacer frente a los costos de la transición a fuentes renovables.
Ahora bien, la transición no sólo implica pasar de fuentes de generación energética contaminantes y que contribuyen fuertemente al cambio climático a limpias.
Como indica un estudio del Centro para el Desarrollo Global (CGD, en inglés), los países deben balancear transiciones que sean costo-efectivas, rápidas, de amplio alcance y que incorporen una perspectiva de transición justa. Es decir, un componente de justicia. Esto es algo que los JETP buscan, como su nombre indica.
“Lo que me preocupa es que se centran bastante en el lado de la oferta y que sólo tienen en cuenta el sector energético, cuando lo que necesitas son soluciones realmente integradas. Por lo menos Sudáfrica, Indonesia y Vietnam, sus JETP, el objetivo clave es eliminar el carbón”, afirma Annika Seiler, autora del análisis citado.
Para ella, que también trabaja de asesora para el Banco de Desarrollo Asiático, los países no pueden obviar la necesaria adecuación de sus políticas energéticas, como el establecimiento de tarifas, fijar precio al carbono y gobernanzas sectoriales eficaces que den pie a lo que la transición energética finalmente es: una transformación a largo plazo de sus economías.
Ahora bien, la transición no sólo implica pasar de fuentes de generación energética contaminantes y que contribuyen fuertemente al cambio climático a limpias.
Como indica un estudio del Centro para el Desarrollo Global (CGD, en inglés), los países deben balancear transiciones que sean costo-efectivas, rápidas, de amplio alcance y que incorporen una perspectiva de transición justa. Es decir, un componente de justicia. Esto es algo que los JETP buscan, como su nombre indica.
“Lo que me preocupa es que se centran bastante en el lado de la oferta y que sólo tienen en cuenta el sector energético, cuando lo que necesitas son soluciones realmente integradas. Por lo menos Sudáfrica, Indonesia y Vietnam, sus JETP, el objetivo clave es eliminar el carbón”, afirma Annika Seiler, autora del análisis citado.
Para ella, que también trabaja de asesora para el Banco de Desarrollo Asiático, los países no pueden obviar la necesaria adecuación de sus políticas energéticas, como el establecimiento de tarifas, fijar precio al carbono y gobernanzas sectoriales eficaces que den pie a lo que la transición energética finalmente es: una transformación a largo plazo de sus economías.