Sociales

Más coordinación intersectorial para la restauración y la conservación de los bosques

Pieter Van Lierop, Oficial Forestal de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)

En los últimos años, la FAO ha desempeñado un papel fundamental al brindar asistencia a los países de América Latina y el Caribe para alcanzar objetivos de restauración, hacer frente a la crisis climática y abordar la pérdida de biodiversidad en los bosques.

Esta es una problemática que afecta a toda la región y que requiere de un trabajo colaborativo con otros sectores, incluyendo el sector agrícola y de desarrollo rural, y se presenta como una oportunidad para la acción conjunta e implementación de soluciones integrales en los territorios y paisajes.

América Latina y El Caribe ha avanzado en el manejo forestal sostenible a través de implementación integral de buenas prácticas y reduciendo la tala ilegal de bosque nativo. 

Sin embargo, los incendios forestales y la sanidad forestal siguen siendo retos que requieren de la coordinación intersectorial y trabajo conjunto en la región, principalmente en un contexto de cambio climático y pérdida de la biodiversidad.

El trabajo reciente de la FAO ha permitido recuperar y conservar los bosques en diversos países de la región, generando herramientas y mecanismos para abordar causas de la pérdida de la biodiversidad como por ejemplo las especies exóticas invasoras.

Solo en 2022, la organización apoyó a Brasil, Chile, Guyana, la República Bolivariana de Venezuela, Trinidad y Tobago y Surinam para acceder a 21,6 millones de dólares del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), y a Chile, Ecuador, Surinam y Trinidad y Tobago para obtener un financiamiento de 5,5 millones de dólares del Fondo Verde del Clima (FVC). Además, brindó asistencia técnica en la fase de preparación de proyectos climáticos y ambientales a nueve países.

En Argentina, se estableció un marco normativo y político para la prevención y gestión de especies exóticas invasoras, que tienen efectos nocivos en los bosques incluyendo mamíferos, arbustos, arboles.

En Brasil, se desarrolló una plataforma de análisis del paisaje que permite identificar las tendencias de degradación y recuperación, beneficiando a 1 600 personas en 34 municipios.

En la región Caribe de Colombia, se han implementado estrategias de integración productiva y ambiental en corredores de conectividad y mosaicos de conservación, logrando conectar cerca de dos millones de hectáreas de ecosistemas terrestres y marinos, e incluyendo más de 21 mil hectáreas de nuevas áreas protegidas.

En Cuba, se han manejado más de 16 000 hectáreas de tierras agrícolas bajo el enfoque de intensificación sostenible de la producción agrícola, fortaleciendo áreas vulnerables al cambio climático, afectadas por especies invasoras y pastizales degradados.

En El Salvador, se han restaurado aproximadamente 8 000 hectáreas de áreas críticas en el corredor seco del país.

En Guatemala, se han implementado prácticas y medidas de restauración agroforestal en 1,500 hectáreas, beneficiando a 500 productores agroforestales.

En Honduras, se ha impulsado un proyecto de empoderamiento de las mujeres para la acción climática en el sector forestal, beneficiando a cerca de 980 mujeres. También en este país la FAO ha mejorado los datos estadísticos sobre los incendios forestales a través de la plataforma SMART FIRE, lo que ha permitido generar datos para una mejor prevención y combate de incendios forestales y un mejor manejo de los recursos naturales.

En Paraguay se ha brindado apoyo en el diseño de un sistema nacional de monitoreo de incendios forestales, con el objetivo de lograr una respuesta rápida y un control coordinado por parte de las instituciones nacionales. También, 1 200 familias campesinas e indígenas han desarrollado sistemas agroforestales resilientes al cambio climático.

Mientras tanto, en la República Bolivariana de Venezuela, se han restaurado 1 559 hectáreas de bosques degradados mediante agroforestería en 529, 5 ha y reforestadas 509,5 ha con la plantación de aproximadamente 520 000 árboles forestales y frutales, producidas en viveros institucionales del Estado y comunidades indígenas.

En Nicaragua, se ha brindado asistencia en la planificación de la conservación y el manejo integrado cerca de 400 mil hectáreas de bosques protegidos, promoviendo la restauración de áreas degradadas y la conectividad ecosistémica.

Parte de este trabajo fue abordado durante la 33ª Reunión de la Comisión Forestal de América Latina y el Caribe (COFLAC) realizada recientemente en Ecuador. La COFLAC es una instancia que asesora a la FAO para su programa forestal en la región. El encuentro terminó marcando el énfasis en una mayor coordinación intersectorial y trabajo conjunto en América Latina y el Caribe para la restauración y la conservación de los bosques, que incluya al sector agrícola y de desarrollo rural, en pro de alcanzar soluciones integrales en los territorios y paisajes.

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