Sociales

Consecuencias e impacto de los retos virales en las redes sociales en voz de los expertos

Oscar Misle: «el desafío es atender qué hay detrás de esa necesidad de ser reconocido, qué es lo desconocido,
qué es lo no valorado»

  • Janet Guerra: «la clave (es) preguntarles ¿qué piensan? Dialogar con ellos para buscar entender cómo lo están
    viendo y poder dar respuesta»
  • Gustavo La Fontaine: «los expertos han encontrado que hay una correlación muy cercana entre consumo de redes
    sociales y síntomas de depresión o de ansiedad»

Luego de que se registrara la muerte de dos menores de edad venezolanos tras cumplir con un reto viral en las redes sociales, la periodista Margarita Oropeza analizó en «Abriendo puertas» los peligros sobre este tipo de desafíos junto a Oscar Misle (educador y fundador de Cecodap), Janet Guerra (psicóloga
especialista en desarrollo infantil) y Gustavo La Fontaine (psicólogo e investigador).

Los expertos explicaron qué es lo que gira alrededor de esta materia. «El desafío más común es –y lo estamos rompiendo ahora- hablar del tema. No hablar del tema es lo que se tiende porque se piensa que se va a dar la idea. Más bien se oculta y todo lo oculto genera mayor curiosidad (…). El desafío es atender qué hay detrás de esa necesidad de ser reconocido, qué es lo desconocido, qué es lo no valorado», expresó Oscar Misle.

Acerca de cómo estos casos afectan a los niños y jóvenes del país, Gustavo La Fontaine indicó: «no contamos con cifras. Es muy difícil medir un fenómeno así porque son fenómenos más bien centrados. Quizás el problema aquí es que puede mucha gente hacerlo –o puede mucha gente asumir estos retos- y si sale bien, perfecto. Es una historia que cuentan. Nos damos cuenta es cuando salen mal».

Sobre el papel de los padres para atender este problema, Misle precisó: «la comunicación es clave. La comunicación y sobre todo que el niño, la niña o el adolescentes se sientan escuchados. Nosotros recomendamos el parafraseo (…) y una vez que te escucha ver qué información tienen». Frente a este punto, Janet Guerra recomendó: «conversar acerca de la red social, acerca de los retos virales, acerca de las propias necesidades de ese niño o ese adolescente, o cómo está comprendiendo la red; (…) qué significa para él que alguien está haciendo uno de estos retos (…). Esa escucha es importante hacerla sin juzgar».

En relación a si estarían de acuerdo con reglamentar el uso de las redes, La Fontaine dijo: «las regulaciones son necesarias (…). El problema es cómo hacerlo. Porque la regulación implica, por ejemplo, ¿quién es el ente gestor?, ¿Quién regula?, ¿Quién revisa? ¿Quién acompaña? (…). Las implicaciones del cómo hacer el seguimiento son enormes y muy difíciles».

También abordó el por qué estos retos en redes sociales resultan atractivos para algunos niños y jóvenes. «Es más llamativo para un adolescente porque (…) en la adolescencia hay todo un tema sobre aprender a evaluar riesgos». Por su parte, la experta Guerra añadió: «porque lo que están buscando es construir su identidad; buscar quién soy, buscando como una posición y un modo de ser delante de los amigos (…). Llamar la atención, pertenencia, hacer amigos, conseguir ser aceptado o ser reconocido, superar un mal concepto que tengo de mí».

La psicóloga aseguró también que «buscan es el parecer del amigo o lo llamativo de la red, lo curioso del like. Entonces a partir de allí ellos se pueden exponer»; mientras que el educador Misle explicó: «es interesante un poco conversar con los muchachos y partir de qué conocimientos tienen ellos y qué respuesta o qué alternativas buscarían para encontrar espacios placenteros, agradables, gratificantes que no sea solamente con la pantalla (…). Creo que es importante regular pero no prohibir. Todo lo prohibido tiene un encanto particular».

Por su parte, Guerra insistió en que «la clave (es) preguntarles ¿qué piensan? Dialogar con ellos para buscar entender cómo lo están viendo y poder dar respuesta, porque hay que crearles conciencia». Sobre si se puede generar responsabilidad penal en estos casos, La Fontaine recalcó: «ese es un tema extremadamente complejo (…) porque muchos de estos sistemas están basados en algoritmos de recomendación y los algoritmos de recomendación no son algoritmos controlados por alguien. Un ingeniero los diseña (…) pero el ingeniero no sabe qué asociaciones se están construyendo allí».

Ante la pregunta de si influye la depresión y la ansiedad en este escenario, Guerra afirmó: «sí, porque de hecho a veces buscan esa conexión con las redes justamente porque no me siento capaz de relacionarme en el mundo cara a cara, sino que me es más fácil a través de este aparatico donde puedo tenerlo y puedo creer que tengo cierto control».

A su vez, Misle agregó que «la vulnerabilidad que está generando estas alteraciones del estado anímico es importante tomarlo en cuenta porque son la presa fácil para cualquiera de estos retos, en donde de alguna manera la víctima se siente también tomada en cuenta de manera equivocada, de manera no conveniente».

Frente a este punto, La Fontaine apuntó: «los expertos han encontrado que hay una correlación muy cercana entre consumo de redes sociales y síntomas de depresión o de ansiedad. Ahora, donde todavía el debate está abierto es; no sabemos qué viene primero. No sabemos si es que como estoy deprimido me meto en redes sociales y eso me ayuda a regularme emocionalmente, o como consumo redes sociales entonces me deprimo».

Sobre el impacto de las campañas que abordan este tema, Misle indicó: «tienen efecto cuando no solamente la información sea lo que se trata de transmitir, sino también una formación mucho más integral que permita que la gente participe, opine, se haga copartícipe de lo que se está buscando con la campaña para que pueda ser efectiva».

Acerca de cuáles son las recomendaciones que ofrecen, La Fontaine dijo: «es esa cuestión de encontrar ese balance. La tecnología y las redes sociales tienen mucho para enriquecernos, pero (…) vamos a encontrar ese punto de integración donde me puedo nutrir de lo digital y también me puedo nutrir de lo presencial»; y Guerra agregó: «desde el punto de vista del niño, del adolescente, hay que contribuir a que se desarrollen todas las áreas, no solamente lo que puedo obtener a través de un TikTok sino que aprenda también a desarrollarse físicamente; el deporte, la estimulación neurológica y todo lo que implica».

Para evitar la dependencia hacia las pantallas, Misle recomendó: «hay que brindar alternativas. Que no solamente sea la pantalla la que me ofrece la posibilidad de recrearme, vincularme o informarme, sino también haya otros espacios.

Participar en espacios de socialización diversos». Asimismo, advirtió que «el adolescente tú le puedes explicar lo peligroso y hondo que es el lago –los riesgos, los remolinos que pueda tener- y va a llegar al lago y lo primero que va a hacer: ‘vamos a ver si esto es verdad’. Mete el pie (…) y entonces se retira gracias a la información que tenía».

La Fontaine también envió un mensaje a los padres: «el secreto para aproximarse a un adolescente es simplemente pensar en lo que fuimos nosotros. Nosotros fuimos adolescentes. Supimos, en ese momento, como queríamos que nuestros papás nos hablaran. En ese sentido, la invitación es que –en una época de hiperconectividad- esa hiperconectividad no se quede solamente en el teléfono. Se quede también en las relaciones cuerpo a cuerpo».

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