Legumbres para un futuro sostenible
Las legumbres contribuyen a la creación de oportunidades económicas, sociales y ambientales para los sistemas agroalimentarios sostenibles. Con el objeto de crear consciencia sobre estos granos comestibles en el año 2016, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 10 de febrero como Día Mundial de las Legumbres.
La celebración de este año, tiene como tema: “Legumbres para un futuro sostenible” y se centrará en resaltar su rol para transformar los sistemas agroalimentarios y mostrar cómo son capaces de fortalecer los medios de vida y proporcionar otras oportunidades para construir un futuro sostenible.
Según las cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, entre los años 1998 y el 2018, la producción mundial de legumbres aumentó en 36 millones de toneladas métricas, lo que representó un aumento del 63%.
Sin embargo, se necesita investigación para aumentar los rendimientos y mejorar la vida de los productores de legumbres en el mundo, así como incentivar el consumo de estos maravillosos granos en las dietas diarias.
Beneficios nutricionales de las legumbres
En cuanto a los aspectos nutricionales, las legumbres, junto con las frutas y las verduras son las fuentes primarias de la diversidad en la mayoría de las dietas. Estas pequeñas semillas son ricas en vitaminas del complejo B, hierro y ácido fólico. Cuando son combinadas con alimentos que contienen vitamina C, el alto contenido en hierro de las legumbres las convierten en un potente alimento para mejorar los depósitos de hierro, especialmente en niños y mujeres que están embarazadas y/o lactando.
Por su alto contenido en fibra son adecuadas para prevenir y tratar enfermedades no transmisibles, como la diabetes, el sobrepeso y la obesidad. Sobre todo, las legumbres son aportadoras importantes de proteínas, las cuales, en combinación con las proteínas existentes en los cereales, como por ejemplo frijol bayo con arroz, dan como resultado proteínas de alto valor nutricional. Incluso, estas combinaciones forman parte de tratamientos para rehabilitar a niños desnutridos.
Aliadas para mitigar el cambio climático
La producción de alimentos, la seguridad alimentaria y el cambio climático están relacionados intrínsecamente. Introducir las legumbres en los cultivos puede ser la clave para aumentar la resiliencia al cambio climático, ya que ellas tienen la capacidad de fijar el nitrógeno de la atmósfera y lo transmiten al suelo, lo que reduce la necesidad de fertilizantes sintéticos.
En términos populares se dice que “comemos petróleo”, debido a que es un elemento indispensable para la producción de fertilizantes sintéticos utilizados para el crecimiento de los cultivos. Durante la fabricación y aplicación de estos fertilizantes se liberan gases de efecto invernadero y su uso excesivo es perjudicial para el medio ambiente.
Conservación de suelos y biodiversidad
En simbiosis con determinados tipos de bacterias, las leguminosas son capaces de convertir el nitrógeno atmosférico en compuestos de nitrógeno que son utilizados por las plantas para su crecimiento y mejoran la fertilidad del suelo. Algunas variedades de legumbres, además, son capaces de liberar fósforo en el suelo, que también tiene un importante papel en la nutrición de las plantas.
La buena calidad del suelo es la base de la seguridad alimentaria y nutricional, y las legumbres contribuyen a mantener o aumentar tanto la biomasa como la actividad microbiana, vitales para los suelos.
Legumbres y la economía
Además de todas sus bondades nutricionales, las leguminosas son alimentos económicos que nos demuestran que las dietas saludables pueden ser accesibles.
Estos granos comestibles, fortalecen las economías locales brindando empleo a mujeres y jóvenes rurales en comunidades agrícolas contribuyendo así a crear oportunidades de subsistencia y equidad, que también son esenciales para que los sistemas agroalimentarios sean sostenibles por su alta demanda.
Las leguminosas también contribuyen a mejorar el costo de los alimentos al brindar nitrógeno orgánico al suelo, disminuyendo el uso de fertilizantes sintéticos, los cuales son muy costoso, ya que su precio está intrínsecamente ligado al precio del petróleo y a la volatilidad del mercado.
Legumbres en Venezuela
Las legumbres forman parte de la identidad cultural y gastronómica de los venezolanos. Las caraotas negras, frijol y quinchoncho son protagonistas de deliciosos platos nacionales, como por ejemplo el pabellón y el palo a pique.
Las familias campesinas venezolanas que mantienen este cultivo, lo hacen por su potencial en la mejora de los ingresos y por ser una fuente importante y económica de proteínas. Las legumbres son de rápido crecimiento con alta resistencia a la sequía, garante de la salud del suelo y de los seres humanos.
La FAO en Venezuela, en conjunto con el Ministerio del Poder Popular para la Agricultura Productiva y Tierras y con el apoyo financiero de la Unión Europea, contribuye a la producción de leguminosas (caraota y frijol) a través de proyectos que fortalecen las capacidades técnicas y productivas en nueve estados del país, para la obtención y multiplicación de semillas locales y autóctonas de calidad; la conformación de bancos locales de semillas y escuelas de campo, donde se desarrollan parcelas demostrativas para realizar evaluación, selección y mejoramiento genético participativo de caraota y frijol.
De esta manera, se busca proveer a los agricultores y agricultoras de los conocimientos técnicos necesarios para la producción de este rubro y así contribuir a los requerimientos del consumo nacional, mediante alianzas con instituciones públicas, academia y organizaciones de productores.
Las legumbres transforman los sistemas agroalimentarios al fomentar su resiliencia, sostenibilidad y eficacia, su consumo promueve dietas saludables y mejora la seguridad alimentaria de la población. Las legumbres son buenas para la salud, y para el planeta.