La pesadilla de los “runners” o corredores: Las fracturas por estrés
Cuando se comienza un plan de entrenamiento o alguna práctica deportiva con la intención de mejorar la calidad de vida, las personas tienden a aumentar progresivamente la intensidad de dicha práctica y se preocupan más por cuidar los músculos y los tendones, olvidando que los impactos pueden provocar microtraumatismo en los huesos y en las articulaciones.
Las fracturas por “estrés mecánico”, son pequeñas grietas que se van produciendo en los huesos, debidas a un exceso de cargas o microtraumatismos repetitivos, sobre un mismo segmento óseo. La incidencia es muy variable (entre el 1 y 20%) y en su mayoría, las observamos en las extremidades inferiores. Según algunos estudios, los huesos más afectados son los de la pierna (Tibia en un 49,1%) y los huesos del pie (Tarso 25,3%, Metatarsianos 8,8%), debido a que estas estructuras son las que están más expuestas durante las prácticas deportivas.
Los factores asociados a esta lesión son: alteraciones biomecánicas en la marcha o excesiva pronación en los pies, uso de calzado inadecuado o entrenar en terrenos irregulares. Es por ello, que en la práctica del “running”, observamos esta lesión con relativa frecuencia. Otros deportes en los cuales también se pueden observar son: el fútbol, el baloncesto, voleibol, tenis, senderismo e incluso en la danza.
Para el Dr. Christian Méndez, Traumatólogo “Este tipo de lesiones se pueden convertir en una verdadera pesadilla, para quienes practican estas actividades deportivas, debido a que suelen ser banalizadas y subdiagnosticadas. El síntoma principal es el dolor, el cual se presenta con mayor intensidad al realizar el deporte. De ahí su importancia de acudir al especialista, ya que si no se sospecha es difícil diagnosticar, porque este tipo de lesiones no se observan en rayos x simples y debemos realizar RESONANCIA MAGNÉTICA NUCLEAR, que es el estudio clave para confirmar dichos diagnósticos”.
La mayoría de estas “fracturas por estrés”, mejoran y sanan, siguiendo las pautas de tratamiento; pero es fundamental dejar de correr por 6 a 12 semanas. Por lo cual, la prevención en este tipo de deportes es necesaria y por eso se debe alternar el descanso con la actividad, uso de calzados adecuados, realizar fisioterapia, fortalecimiento muscular y mantener una nutrición adecuada.
En definitiva, todo atleta o deportista amateur que presenta dolor en la extremidad inferior y el mismo aumenta durante la práctica deportiva, debe ser evaluado por un especialista para realizar un diagnóstico adecuado y solicitar los estudios que ayuden a confirmar el diagnóstico y así poder planificar un tratamiento efectivo en conjunto con un equipo multidisciplinario, evitando la recurrencia y cronificación de esa lesión. Para conocer mucho más sobre este tema, visita las redes sociales de @grupomedimagen