Diagnóstico imagenológico en la glándula tiroides
Con frecuencia personas dicen que tienen «tiroides» para referirse a que padece algún problema o enfermedad de su glándula tiroides. Lo cierto es que todos tenemos glándula tiroidea la cual está situada debajo de la piel en la región anterior del cuello y presenta dos lóbulos, uno a cada lado unidos por una porción central que es el istmo.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo hay más de 750 millones de personas que tienen algún tipo de patología tiroidea, es decir 10% de la población mundial. De ese total 60% desconoce que tiene algún problema de la tiroides.
Esta glándula segrega las hormonas encargadas de controlar el índice metabólico de nuestro organismo, y se refiere a aquellas que regulan la velocidad a la que tienen lugar los procesos químicos en el cuerpo. Estimulan casi todos los tejidos para que produzcan proteínas. Además incrementan la cantidad de oxígeno que utilizan nuestras células. Las hormonas tiroideas se conocen como t4 que es la tiroxina y la t3 la triyodotironina.
Los síntomas y signos que el paciente puede tener cuando tiene problemas con su tiroides depende si está funcionando de menos, conocido como hipotiroidismo o presenta un funcionamiento aumentado que se denomina hipertiroidismo. Aunque es importante resaltar que ciertas personas no presentan síntomas y pueden tener lo que se conoce como un hipotiroidismo subclínico. En el diagnóstico de esta enfermedad los síntomas y signos son claves Y de igual manera realizar los exámenes de laboratorio a fin de evaluar los niveles de t3, t4, tsh, anticuerpos antitiroideos, etcétera.
Desde el punto de vista de imágenes la Dra. Norma Pedreañez, médico radiólogo comenta “la ecografía de tiroides es utilizada no solo como apoyo en el diagnóstico de las patologías tiroideas, también contribuye al manejo terapéutico de las mismas”.
La ecografía tiroidea permite valorar el tamaño de la glándula y si está aumentada detectar la presencia de bocio, puede descartar la presencia de lesiones nodulares ya sean sólidas o quísticas, presencia de alteraciones difusas de la glándula como la existencia de tiroiditis ya sea de evolución aguda, subaguda o crónica, también valorar las estructuras adyacentes como los músculos pretiroideos, la presencia de ganglios linfáticos aumentados en la región cervical que pudiera ser secundario a la patología tiroidea, detectar algún módulo que pudiera corresponder a un cáncer de tiroides. También permite guiar punciones diagnósticas y terapéuticas para la toma de biopsia, drenaje de quistes, etc.
En algunas ocasiones la tomografía de cuello o la resonancia magnética podrían ser necesarias para la evaluación de la glándula tiroides por ejemplo cuando existe la presencia de bocio sumergido que es cuando la glándula tiroides habitualmente ubicada en el cuello crece de manera exagerada y su polo inferior se extiende hasta la región proximal del tórax; también ante la sospecha o ya diagnóstico conocido de cáncer de tiroides la tomografía y resonancia permiten evaluar la extensión de la enfermedad.
Para conocer más de este tema visita las redes sociales @Dra.normapedreanez.