Una capitana de fuerzas de paz de la ONU promueve la igualdad con el ejemplo
Información IPS Venezuela
Erzuah había trabajado antes como profesora y pensaba que se le daba bastante bien. También había participado en programas de cadetes juveniles ghaneses durante sus estudios. Pero nunca había visto el ejército como una carrera viable.
«Voy a entrar en el ejército», decidió Erzuah. Recuerda que le dijo a su profesor que podía seguir dando clases, incluso durante el servicio.
En cierto modo, lo hizo. Años más tarde, Erzuah organizaría debates sobre violencia machista e igualdad de género como comandante de un pelotón de intervención ghanés en la Fuerza de Seguridad Provisional de las Naciones Unidas para Abyei (Unisfa), una zona de unos 10 000 kilómetros cuadrados disputada por Sudán y Sudán del Sur y que actualmente funciona con estatus administrativo especial.
Por su servicio esta capitana de 33 años fue destacada con el premio a la Defensora Militar de las Cuestiones de Género del Año 2023 de las Naciones Unidas.
La División de Policía de las Naciones Unidas tiene como objetivo aumentar hasta 15 % para 2028 el número de mujeres que prestan servicio en contingentes militares, frente a 10 % de su último dato, en 2016.
Ghana es el país que más mujeres militares de mantenimiento de la paz aporta, pero Erzuah ha sido la primera en recibir el premio, informa la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Más allá de la zona en disputa de Abyei, Sudán vive una situación de violencia interna que “ha empeorado drásticamente”, según declaró el ya ex enviado especial de la ONU para Sudán, Volker Perthes, quien presentó su dimisión al cargo el 13 de septiembre.
En su último día en esa función, el 28 de septiembre, Perthes advirtió que el «conflicto entre los líderes militares rivales de Sudán’ podría estar transformándose en una guerra civil a gran escala’».
Según Edem Worsornu, directora de Operaciones y Promoción de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (Ocha), millones de sudaneses corren peligro de hambruna. Mientras, los casos de violencia sexual han llegado a «niveles angustiosos».
Las experiencias de la capitana Erzuah trabajando con las comunidades locales de la región son un recordatorio del día a día de las personas que siguen dependiendo de la ayuda.
Cuando los pueblos son atacados, «ves a madres lactantes (y) padres que llevan a sus hijos con una mano intentando salvar la poca ropa que tienen y corriendo para salvar sus vidas», dijo. Las fuerzas de paz ayudan a estos desplazados internos a ponerse a salvo.
«Lo más valioso que tenemos en la vida es nuestra vida, y luego la paz de la que disfrutamos, porque ¿cuánto puedes llevar contigo cuando estás corriendo para salvar tu vida?», inquirió Erzuah.
En Abyei, Erzuah se encargó de mantener el contacto con los líderes y las organizaciones locales como enlace entre su batallón y la comunidad.
«Si no involucras a la comunidad como pacificador, estarás haciendo cosas que no necesitan», dijo Erzuah. «Emplearás tu energía para nada», añadió. La población local también comparte conocimientos fundamentales. Por ejemplo, pueden ayudar al personal de la ONU a predecir cuándo y dónde se producirán los ataques, compartió.
La integrante de Unisfa reconoció que no fue fácil conseguir que los miembros de la comunidad se abrieran.
Muchas mujeres desconfían de los hombres, a quienes han visto perpetuar los crímenes a su alrededor, explicó Erzuah. Con el tiempo, sin embargo, el pelotón de Erzuah, formado a partes iguales por hombres y mujeres, se ganó la confianza de las personas a las que debían servir.
Tuvieron un impacto especial en las mujeres, que se sentían animadas por la presencia de otras mujeres en un sector típicamente dominado por hombres.
«Cuando la mujer sonríe, sientes que es más genuina que el hombre», bromeó Erzuah. Más mujeres se han unido a los comités de protección comunitaria gracias a los esfuerzos de divulgación del pelotón.
«En todos los frentes, el trabajo de la capitana Erzuah ha marcado la pauta para garantizar que las necesidades y preocupaciones de las mujeres se reflejen en todas nuestras operaciones de mantenimiento de la paz», declaró el secretario general de la ONU, António Guterres, en la ceremonia de entrega de su premio.
«Las patrullas mixtas están… aumentando la confianza de los miembros de la comunidad para realizar sus actividades cotidianas con seguridad», declaró Deng Paul Mankuol, jefe tradicional de una comunidad de Abyei, Majbong.
Erzuah sonríe cuando recuerda que aprendió mucho sobre su fisiología junto a mujeres locales durante un acto de concienciación sobre el cáncer de mama el año pasado. «Te das cuenta de que somos diferentes pero iguales», dijo.
Aun así, no es fácil ser mujer en el ejército. Todas las fuerzas de mantenimiento de la paz deben adaptarse a entornos desconocidos y permanecer constantemente en alerta. Erzuah señala que las mujeres también deben adaptarse a estar en largas patrullas en zonas sin infraestructura para apoyar sus necesidades únicas, como el acceso a productos para la menstruación.
Al final, Erzuah eligió su camino porque nunca le han asustado los retos. Al crecer, Erzuah aspiraba a conseguir algo que le exigiera ser extraordinaria. Ahora disfruta de la oportunidad de demostrar que las mujeres pueden ser igual de capaces: «Sientes que estás teniendo el mayor impacto cuando incluso ves admiración en las caras de la gente».
Cuando la gente le pregunta si tiene miedo, Erzuah dice que solo quieren saber qué la motiva. Ve las preguntas como una oportunidad de explicar que ella luchó para llegar donde está ahora, pero que si ella lo hizo, ellos también pueden.
En su tiempo libre, la capitana diseña ella misma casi toda su vestimenta, cuando no está de uniforme. Puede que aún no sea más que una «diseñadora de moda aficionada», pero cree que si algún día quiere ser profesional en ese sector, podrá hacerlo. De hecho, ella está convencida que una persona puede destacar en cualquier campo que se proponga.