Falta de líneas de transmisión demora proyectos de energía eólica y solar en Brasil
Información IPS Venezuela
En las últimas décadas el nordeste de Brasil se ha destacado como un polo de generación de energías renovables, especialmente eólica y solar. Sin embargo, un obstáculo ha retrasado la expansión de los sistemas: la falta de líneas de transmisión.
Hoy hay 179 311 kilómetros de líneas de transmisión en el país, que atienden todo el sistema interconectado nacional. De este total, 12,8 % de la capacidad instalada corresponde a la energía eólica y 5 % a la solar.
De acuerdo con la Agencia Nacional de Energía Eléctrica (Aneel), el nordeste tiene más de 71 000 megavatios (MW) de proyectos autorizados para construcción, siendo casi 19 000 MW de eólica y 52 200 MW de proyectos de energía solar. Con eso se va formando una «fila de espera» para acceder a la interconexión en la red.
La espera de las empresas renovables para ser conectadas a las redes de transmisión es un problema en varias regiones del mundo, y amenaza con retrasar aún más la transición a una matriz energética libre de carbono que permita mitigar los efectos de la crisis climática.
La estimación de BloombergNEF, entidad de investigación y análisis de datos sobre transición energética, apunta a que para 2050 serán necesarios 152 millones de kilómetros de redes eléctricas por el mundo, es decir, más del doble de lo que existe hoy.
El consumo anual de energía eléctrica en Brasil crece alrededor de 4 % al año. La electrificación es importante para la transición energética, por lo que es importante que el sistema de transmisión sea compatible con la demanda.
El Informe sobre Clima y Desarrollo para el País, elaborado por la consultora PSR para el Banco Mundial, simula escenarios de expansión de la red eléctrica, y el impacto de eso en la disminución del uso de combustibles fósiles.
Entre las conclusiones, se cita que «el sistema de energía brasileño puede ser usado para descarbonizar de forma eficiente sectores de transporte e industria con mayor dificultad de reducción. El escenario de descarbonización profunda del sistema de energía supone mayor electrificación de sectores de uso final», como el transporte y la industria.
En Brasil, la capacidad instalada de energía eólica se ha duplicado en los últimos cinco años, al pasar de 13 240 MW en 2018 a 27 529 MW en 2023.
El salto en la energía solar fue aún mayor: la capacidad instalada actualmente es ocho veces mayor que hace cinco años, ya que eran 1283 MW en 2018 y son actualmente 10 141 MW.
Entre tanto, el sistema de líneas de transmisión creció cerca de 29 % en seis años, para atender a todas las matrices energéticas.
Ahora el gobierno mira hacia las inversiones para avanzar en la construcción de líneas de transmisión, algo que, de todas maneras, tomará tiempo.
Subastas y carrera contrarreloj
En abril de 2023, el ministro jefe de la Casa Civil del gobierno federal, Rui Costa, anunció -junto al ministro de Minas y Energía, Alexandre Silveira, y Aneel- que se daría prioridad a la evaluación de medidas y al desbloqueo de inversiones en el área de energía.
Uno de los principales puntos de esa discusión fue el lanzamiento de subastas de transmisión. Costa señaló que cerca de 15 % de la energía renovable generada en la época no conseguía llegar a los consumidores por la falta de dicha infraestructura.
En mayo de 2023, el Consorcio Nordeste (formado por los nueve estados de la región) solicitó al Ministerio de Minas y Energía la realización de las subastas. En respuesta, el Ministro Alexandre Silveira se comprometió a invertir el equivalente a unos 11 100 millones de dólares en la transmisión de energía. La primera subasta del gobierno se celebró un mes después, en junio.
En la subasta se vendieron nueve lotes. Si se consideran juntos, se prevé la construcción, operación y mantenimiento de 6184 kilómetros de líneas de transmisión y subestaciones con capacidad de transformación de 400 megavoltios-amperios (MVA). Serán 33 emprendimientos a ser construidos en seis estados: Bahia, Espírito Santo, Minas Gerais, Pernambuco, Río de Janeiro y Sergipe.
A finales de septiembre el presidente Luiz Inácio Lula de Silva firmó los contratos de concesión derivados de la primera Subasta de Líneas de Transmisión de 2023.
Fue la mayor subasta de la historia del país, con una previsión de inversiones de alrededor de 3100 millones de dólares. El menor plazo previsto para que los emprendimientos entren en operación comercial es de 36 meses, y el mayor de 66 meses. Las concesiones durarán 30 años.
El desafío de una mejor gobernanza
Para Elbia Gannoum, presidenta ejecutiva de la Asociación Brasileña de Energía Eólica y Nuevas Tecnologías (Abeeólica), la industria de energía renovable pasa por una necesidad de reestructurar su gobernanza.
«Existe una tarea para señalar a los inversores que Brasil no va a perder el tranvía en la transición energética y tampoco va a perder su protagonismo. Para ello, necesitamos la creación de una política industrial verde», opina.
En el análisis de Raúl Gil Boronat, director general (Ceo, en inglés) en Brasil del Grupo Prysmian, además de la preocupación por la ampliación del número de líneas de transmisión, es necesario planificar y garantizar que la estructura construida funcione a largo plazo.
«Creo que estamos muy preocupados por la cantidad y poco preocupados por la calidad de nuestras líneas de transmisión y distribución. Los grandes apagones pueden ser esporádicos, pero la realidad es que existen miles de ‘micro apagones’ que afectan el día a día de las personas y de las fábricas», observa.
Según Boronat, interrupciones en el suministro de energía podrían evitarse con equipos de mejor calidad y variadas modalidades de instalación (como cables subterráneos, por ejemplo).
Para finalizar, el Ceo explicó que, a pesar de demandar más inversión, «el retorno es una red más eficaz frente a una demanda que va a crecer mucho en los próximos años. Con la inestabilidad e inseguridad actual, es muy difícil atraer inversiones y necesitamos revertir este cuadro con tecnología e innovación».
También es importante considerar los impactos de los proyectos de instalación de las líneas de transmisión. Entre los impactos en la biodiversidad, están la colisión de aves con las estructuras y la electrocución de animales.
Una investigación de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul apunta por 28 tipos de impactos directos, que necesitan ser considerados durante el licenciamiento ambiental de los proyectos.
Nelson Tinoco, vicepresidente de la empresa Enerzee e ingeniero con más de 20 años de experiencia en la generación de energía, puntualiza que la situación actual solo será solucionada con inversiones.
«Existe un número enorme de proyectos que no tienen cómo evolucionar, o sea, ejecutar centrales de generación, porque no tienen líneas de transmisión, no tienen subestaciones», relata.
«Las líneas de transmisión se sobrecargaron. Las subestaciones están sobrecargadas y tienen que tener inversión pesada, tanto en línea de transmisión como en subestación», puntualiza el ingeniero.
«No es nada barato (invertir en líneas de transmisión), pero es factible que pueda ejecutarse. Tenemos algunos problemas con la expropiación de tierras. Algunas pasan por grandes centros y eso dificulta, pero todo es posible de ser realizado», destaca.
Para el ingeniero, el empeño del gobierno brasileño es esencial, incluso para evitar que nuevos apagones sistemáticos ocurran.
El ingeniero también destaca que las nuevas inversiones en hidrógeno verde deben tenerse en cuenta cuando se discute la expansión de las líneas de transmisión.
«Cada proyecto se habla en torno a 2 o 3 gigas de proyectos. Esto va a acarrear más sobrecargas al sistema existente. Entonces, va a tener que haber inversión en nuevas líneas de transmisión, en nuevas subestaciones, ampliaciones de subestaciones, para que tengamos seguridad eléctrica», sentencia.
Se necesitan 15 000 kilómetros hasta 2032
De acuerdo con el análisis publicado por la Empresa de Investigación Energética (EPE), presentes en el documento del Plan Decenal de Expansión de Energía 2032 Transmisión de Energía, se prevé una «significativa expansión de generación renovable en las regiones norte y nordeste en los próximos años».
El organismo, responsable de realizar estudios oficiales en el área energética, observa que «para que esos proyectos puedan contribuir a la seguridad energética y al aumento de la competencia en la oferta de generación de energía, es primordial preparar el sistema de transmisión».
Los resultados de los estudios de EPE muestran que para 2032 se necesitarán al menos otros 15 000 kilómetros de nuevas líneas de transmisión y 16 nuevas subestaciones. La inversión mínima debe ser de unos 10 000 millones de dólares.
«Esta expansión es necesaria para permitir la adecuada integración de los potenciales de generación previstos para conectarse en las regiones norte y nordeste, eliminando las restricciones locales para la conexión de futuros proyectos y permitiendo el paso de los excedentes de generación a las demás regiones del país”, afirma Renata Francisco, asesora de la Dirección de Estudios de Energía Eléctrica de EPE.
“Además, las expansiones de transmisión recomendadas reforzarán corredores de transmisión estratégicos permitiendo ampliar la confiabilidad en la atención a las cargas del Sistema Interconectado Nacional», puntualiza.
Una «carrera» en la fila y el «día del perdón»
Actualmente, en la fila de espera se encuentran proyectos que ya tienen contratos firmados con el operador y garantía de conexión a la red de transmisión, pero que aún no han iniciado las obras. Esto agrava aún más el problema de la espera por conexión: además de haber una cola, proyectos aún no desarrollados están delante de otros, ya aptos para ser interconectados.
Con el objetivo de solucionar ese problema, Aneel aprobó una “amnistía” general a gestores de proyectos de generación de energías renovables que poseen Contratos de Uso del Sistema de Transmisión, pero cuyos proyectos no salieron del papel. Con esto, contratos pudieron ser revocados sin multas.
El mecanismo fue conocido como el «Día del Perdón». En total, las solicitudes de adhesión de empresas de energía eólica, solar y térmica sumaron un promedio de 14,7 gigavatios (GW) de capacidad instalada – que ahora están liberados para otros proyectos que estaban más al final de la fila.