¿Están los negociadores convirtiendo el tratado sobre plásticos en un acuerdo mortal?
El futuro tratado sobre los plásticos se está vendiendo como un posible avance medioambiental. Sin embargo, en su forma actual durante las negociaciones que comenzaron el 5 de agosto y concluirán el jueves 14, contiene un peligroso defecto que debe abordarse antes de que se acuerde su texto definitivo.
De hecho, podría socavar el tratado de salud más ampliamente ratificado del mundo, el Convenio Marco de la Organización Mundial de Salud (OMS) para el Control del Tabaco (CMCT), y entregar a la industria tabacalera las herramientas para expandir su mercado bajo la bandera de la acción medioambiental.
El artículo de plástico más lanzado a la tierra, el filtro de los cigarrillos, es también el producto de consumo más regulado del mundo, cubierto por su propio tratado mundial, el CMCT de la OMS. Esto lo sitúa en el centro del escenario tanto del tratado sobre los plásticos como del tratado sobre el tabaco, una coincidencia única que exige la armonización entre ambos.
Sin embargo, el texto actual del borrador del Tratado sobre los Plásticos que aborda en Ginebra el Comité Intergubernamental de Negociación está salpicado de cláusulas de armonización con acuerdos comerciales, no con acuerdos sanitarios.
También promueve la responsabilidad ampliada del productor (EPR, en inglés), «alternativas seguras» y el reciclaje, ninguna de las cuales es compatible con el tabaco ni está permitida para este producto.
La OMS ha recomendado prohibir inmediatamente todos los tipos de filtros de cigarrillos (no solo los de plástico), reconociendo que no existen alternativas seguras para estos componentes altamente tóxicos y que no se dispone de ningún método de reciclaje escalable y seguro.
En marcado contraste, el texto actual del tratado sobre los plásticos solo exige una «eliminación gradual» hasta 2030, lo que deja mucho margen para que continúe la producción y la comercialización.
La Conferencia de las Partes en el CMCT también ha advertido que la EPR del tabaco es una estrategia de marketing que afianza la interferencia de la industria.
En virtud del artículo 2.2 del CMCT, las Partes deben garantizar que cualquier tratado posterior que celebren sea compatible con el CMCT, una obligación que debe respetar el tratado sobre los plásticos.
Si estas lagunas jurídicas se mantienen y siguen creando obstáculos para el control del tabaco y abriendo las puertas a la interferencia de la industria tabacalera, el coste se medirá en vidas.
Con 1300 millones de consumidores de tabaco en todo el mundo, incluso un aumento del mercado de 1 % impulsado por el marketing de los «filtros ecológicos» o el lavado verde de la industria tabacalera supondría al menos 13 millones de fumadores adicionales.
En última instancia eso provocaría unos 6,5 millones de muertes prematuras, según la tasa de mortalidad de 50 % a lo largo de la vida establecida para el tabaco.
Esto también supone una traición generacional. En el Día Internacional de la Juventud, el 12 de agosto de 2025, cuyo lema es «Empoderar a los jóvenes, construir un futuro resiliente», los negociadores deben garantizar que el tratado no haga lo contrario.
Si el tratado protege el comercio pero no la salud, dejará a los jóvenes más expuestos a los plásticos tóxicos, al marketing depredador y a la adicción de por vida, al tiempo que otorga a la industria una apariencia ecológica.
El problema tiene solución. El texto del presidente que circula entre los negociadores otorga actualmente a los acuerdos comerciales una protección explícita y vinculante, mientras que los tratados de salud solo obtienen principios blandos.
Algunos señalan ciertas exenciones sanitarias en los acuerdos comerciales como una posible salvaguardia, pero es problemático: ha salvado medidas de salud pública en el pasado, como el empaquetado genérico, pero solo después de años de costosas disputas y retrasos, tiempo que la industria tabacalera utiliza para seguir vendiendo y engañando.
Sin un requisito vinculante para aplicar el tratado sobre los plásticos «de manera compatible con los acuerdos internacionales pertinentes en materia de salud, como el CMCT de la OMS», la industria tabacalera se asegurará de que las normas comerciales dominen la interpretación jurídica.
Esto dificultaría la defensa de las prohibiciones de los filtros frente a los recursos de la OMC y podría legitimar la EPR del tabaco, a pesar de las advertencias de la 10 Conferencia de las Part4es de que se trata de estratagemas de marketing que afianzan la injerencia de la industria.
La solución es sencilla: otorgar a las protecciones sanitarias el mismo estatus jurídico vinculante que a las protecciones comerciales. Si el tratado puede proteger el comercio, puede proteger la vida.
Cualquier cosa menos que eso no es un tratado sobre los plásticos para el planeta. Es un tratado para los mercados y, en el caso del tabaco, podría matar a más personas de las que salva.
Los hechos sobre los filtros
La verdad tóxica: por qué los filtros de los cigarrillos no son «ecológicos».
Las colillas de cigarrillos son el residuo plástico más abundante en la Tierra y uno de los más tóxicos. Se han identificado alrededor de 100 sustancias químicas peligrosas, metales y compuestos en los residuos de colillas de cigarrillos, entre ellos:
• Carcinógenos: arsénico, cadmio, plomo, formaldehído, benzo[a]pireno.
• Disruptores endocrinos: DEHP y DBP, restringidos por el reglamento de la Unión Europea.
• Neurotoxinas y venenos acuáticos: nicotina, acroleína y otros.
• Metales pesados: el cadmio y el plomo persisten en los suelos y las vías fluviales.
Además, se filtran al agua, envenenan la vida marina y contaminan los ecosistemas. No existe ningún «filtro ecológico» seguro o sostenible: las mismas toxinas aparecerán en cualquier filtro, independientemente de su composición material; cualquier afirmación en sentido contrario es greenwashing (lavado verde). Debido a su toxicidad, no pueden reciclarse de forma segura a gran escala.
Según estimaciones modestas, se pierden más de 26 000 millones de dólares al año en términos de pérdidas del ecosistema marino solo por los plásticos del tabaco.
Por qué la cláusula de «medidas nacionales» no protege nada
El borrador del presidente dice:
«Nada en el presente Convenio impedirá a una Parte adoptar medidas nacionales adicionales […] de conformidad con las demás obligaciones de esa Parte en virtud del derecho internacional aplicable».
Por qué no es suficiente:
1. Limitaciones del CMCT: el CMCT de la OMS no tiene la obligación vinculante de prohibir los filtros de cigarrillos ni la EPR del tabaco. Se trata de directrices, por lo que la industria tabacalera puede argumentar que no son «»erechos u obligaciones» protegidos por el presente documento.
2. Trampa de la coherencia: las medidas deben ser «coherentes con el presente Convenio». Si el tratado sobre los plásticos permite los filtros ecológicos o la EPR del tabaco, las medidas nacionales también tendrían que permitirlo.
3. «Otras obligaciones» + mención múltiple de tratados comerciales ≠ obligaciones de los tratados sobre salud: en la práctica, esta frase se interpretará en primer lugar como el derecho comercial y otros acuerdos medioambientales, ya que estos se detallan en otras partes del texto.
4. Solo a nivel nacional: la cláusula se aplica únicamente a las medidas nacionales, lo que podría excluir las prohibiciones globales o coordinadas.
La cláusula permite la EPR del tabaco y los filtros no plásticos pero tóxicos, lo que significa que no bloquea ninguno de los dos y podría legitimar las tácticas perjudiciales de la industria contra las que advierte el CMCT.
En Ginebra, donde se está negociando el tratado sobre los plásticos, muchos delegados son negociadores experimentados con experiencia en el tratado sobre el tabaco y otros acuerdos multilaterales.
Saben que la industria tabacalera también está presente y que está utilizando las negociaciones para impulsar los «filtros ecológicos» (filtros tóxicos no plásticos) y los planes de residuos como tapadera para el marketing ecológico.
Los que tienen su sede en Ginebra tienen el deber más importante de cerrar la laguna jurídica en materia de salud, pero todos los negociadores presentes en la sala comparten esa responsabilidad.
En estos momentos, están garantizando que las normas comerciales reciban una protección vinculante en el tratado. D
eberían hacer lo mismo con la salud. En cambio, la salud queda relegada a un principio débil y no vinculante, una laguna jurídica que la industria puede explotar. Si se mantiene, el tratado podría provocar más de un millón de muertes adicionales por tabaco cada año, mientras afirma resolver la crisis del plástico.
Deborah Sy es abogada y defensora de la salud mundial, y ocupa el cargo de directora de estrategia y política pública global en el Centro Global para el Buen Gobierno en el Control del Tabaco (GGTC), coordinador de la Alianza para Detener la Contaminación por el Tabaco (STPA).
También es asesora principal y fundadora de Health Justice Pilipinas, observadora del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y de las negociaciones del Tratado de las Naciones Unidas sobre los Plásticos.