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El dinero habla: Por qué es vital el nuevo objetivo de financiación climática de la COP29

Información IPS Venezuela

La revolución industrial inició el proceso cada vez más acelerado del calentamiento global. Hoy, las naciones del Sur en desarrollo están en primera línea de una carnicería climática y de sus efectos cercanos a la avalancha.

Las naciones industriales tienen la responsabilidad de proporcionar financiación climática a las naciones en desarrollo,  para pagar la transición a una economía baja en carbono, dado que es una cuestión urgente y crítica revertir el proceso del que son responsables.

Este año, 2024, va camino de convertirse en el más caluroso de la historia de la humanidad. La descarbonización ayudará a cumplir los objetivos del Acuerdo de París, suscrito en 2015, y así evitar la catástrofe climática y salvaguardar el planeta durante generaciones.

Por este motivo, la 29 Conferencia de las Partes (COP29) sobre cambio climático de las Naciones Unidas, que se desarrolla hasta el viernes 22 en Bakú, dio prioridad a las negociaciones para alcanzar un denominado Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado (NCQG, en inglés) sobre financiación climática.

El NCGQ es un elemento clave del Acuerdo de París, alcanzado en la COP21 en la capital francesa. Pretende establecer un nuevo objetivo financiero para apoyar la acción climática en los países del Sur global después de 2025.

En 2009, durante la COP15, celebrada en Copenhague, se fijó un objetivo de financiación para el clima de 100 000 millones de dólares al año. Durante muchos años, el objetivo fue difícil de alcanzar y solo se logró plenamente en 2022.

El objetivo actual para financiar la acción por el clima en los países en desarrollo para el periodo 2020-2025 se mantiene en esos 100 000 millones de dólares.

En el periodo posterior a 2025, se necesita un nuevo objetivo mundial para financiar la acción por el clima. Esta es la génesis y la base del NCQG de la COP29 sobre financiación climática, que centra los debates de la cumbre anual desde su inicio el día 11.

Las investigaciones para llegar al NCQG muestran que «la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera ha aumentado de aproximadamente 278 partes por millón en 1750, el comienzo de la era industrial, a 420 partes por millón en 2023»

Añaden que «el aumento del dióxido de carbono -y de otros gases de efecto invernadero-, que atrapa el calor, es la principal causa del aumento de las temperaturas del planeta».

Con el aumento de las temperaturas, las catástrofes provocadas por el clima y el coste infinito del cambio climático están cada vez más cerca de alcanzar cotas irreversibles, insisten todos los analisis, comenzando por los del Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), sosten científico de las COP.

Por esta razón, la financiación climática necesaria para invertir y detener el ritmo del cambio climático ya no es de miles de millones de dólares, sino de billones (millones de millones).

Mientras tanto, la mayoría de los 195 países firmantes del Acuerdo de París trabajan actualmente en la tercera generación de sus contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC), aunque algunos avanzados, como Brasil, ya las entregaron en la capital de Azerbaiyán durante la primera semana de la COP29.

Las nuevas NDC deben presentarse antes del 10 de febrero de 2025 e incorporarán el Inventario Global acordado en la COP28, realizada en Dubái. El Inventario Global evalua el progreso de la acción climática a nivel mundial en relación con los objetivos del Acuerdo de París.

Las NDC son los esfuerzos voluntarios que cada país se compromete a realizar para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y adaptarse al cambio climático.

En este contexto, el nuevo objetivo colectivo cuantificado sobre financiación climática es fundamental, ya que las cantidades de fondos reservadas para el NCQG determinarán si los países del Sur pueden financiar, y en qué medida, sus respectivas acciones climáticas en consonancia con sus NDC.

El Comité Permanente de Finanzas de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) calcula que el coste de la aplicación de las NDC de tercera generación será de entre 5,8 y 5,9 billones de dólares acumulados para 2030.

Los países en desarrollo piden al menos un billón de dólares anuales de ayuda pública para que las naciones más vulnerables del mundo puedan financiar la acción climática una vez que el compromiso financiero actual de 100 000 millones de dólares caduque en 2025.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Los delegados de los países en desarrollo afirman que el panorama actual de la financiación es insostenible, ya que casi 69 % de toda la financiación para el clima se proporciona en forma de préstamos, lo que afianza y profundiza las desigualdades existentes y agrava las crisis de deuda en los países pobres vulnerables al clima.

El Sur global pide de forma abrumadora y determinada no menos de un billón de dólares al año en ayudas públicas para sustituir a los 100 000 millones de dólares actuales, y afirman que esto es una gota en el océano frente al producto interno bruto (PIB) mundial.

El mundo genera casi 100 billones de dólares de PIB al año.

Una fracción de esa cifra -solo un billón de dólares invertido en acción climática en los países en desarrollo- podría impulsar una transición energética muy necesaria.

Una revolución verde descarbonizaría la economía y el medio ambiente y rescataría a las naciones vulnerables, pobres y subdesarrolladas de las fauces de una catástrofe climática antes de que sea demasiado tarde.

En 2009, los países desarrollados, reconociendo y asumiendo su responsabilidad por su importante contribución a la crisis climática, acordaron movilizar 100 000 millones de dólares anuales para la financiación de la lucha contra el cambio climático de aquí a 2020 y hasta 2025.

En las ya finales jornadas negociadoras en Bakú, se pide a los países desarrollados que eleven los miles de millones al billón. A pocos días del cierre de la cumbre COP29, queda por ver si, por fin, los países ricos aceptarán sustituir los miles de millones por billones.

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