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Conflicto israelí-palestino: religión y demografía

Información IPS Venezuela

La identidad religiosa y la demografía juegan juntas un papel importante en el conflicto de décadas entre israelíes y palestinos. Si los palestinos, que son en gran parte musulmanes y cristianos, hubieran sido judíos, se les habría permitido vivir en sus hogares en sus tierras y tendrían derecho a ser ciudadanos israelíes.

Según la Ley de Retorno de Israel, aprobada por la Knesset el 5 de julio de 1950, las personas, incluidos los palestinos, con uno o más abuelos judíos, y sus cónyuges tienen derecho a trasladarse a Israel y adquirir la ciudadanía israelí, asumiendo que no representan una amenaza para el país y no son criminales peligrosos.

El pasado del mandato británico

Mediante el Mandato británico de Palestina, la Sociedad de Naciones encomendó en 1922 al Reino Unido la administración de ese territorio de Medio Oriente. La composición religiosa de la población de la Palestina mandataria era predominantemente no judía. Entre la población residente en ese momento, aproximadamente 11 % era judío, 78 % eran musulmanes y 10 % cristianos (Tabla 1).

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Tabla 1: Poblaciones del Mandato británico de Palestina, Israel, Estado de Palestina, Estado único y porcentaje de judíos (población en millones). Fuente: Palestina bajo la administración mandataria, Oficina Central de Estadísticas de Israel, Biblioteca Virtual Judía, porcentaje futuro de judíos por autor, División de Población de las Naciones Unidas para el Estado de Palestina

Como resultado de la migración judía a la Palestina mandatada, en gran parte desde Europa del Este, la composición religiosa de la población residente experimentó cambios notables. El número estimado de inmigrantes judíos a la Palestina mandataria durante las décadas de 1920, 1930 y de 1940 a 1945 es de 100.000, 223.000 y 45.000, respectivamente, lo que da un total de 368.000.

En 1945, la población judía en la Palestina mandatada se había multiplicado por diez y la proporción de judíos casi se triplicó hasta el 31 %. Además, la población no judía en la Palestina mandatada se duplicó y la mayoría de la población siguió siendo no judía, es decir, 60 % musulmana y 8 % cristiana.

Al convertirse en un movimiento políticamente activo a fines del siglo XIX, el movimiento sionista reconoció que su sueño de crear un Estado “judío” en la Palestina histórica tendría que verse libre de las trabas de la población nativa de no judíos.

En otras palabras, la creación de un Estado judío implicaría necesariamente el desplazamiento o la expulsión de los actuales residentes no judíos del territorio.

Después de décadas de enfrentamientos violentos entre las poblaciones judía y no judía en la Palestina mandatada y varios intentos de los británicos y otros para resolver el conflicto, el problema de Palestina fue entregado a las Naciones Unidas para que lo resolviera.

En 1947, las Naciones Unidas adoptaron la propuesta salomónica que puso fin al Mandato y dividió Palestina en dos Estados, lo que en gran medida resultó demográficamente en uno judío y otro no judío, es decir, principalmente musulmán y cristiano (Imagen 1).

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(Imagen 1) Plan de las Naciones Unidas para la partición de Palestina. Fuente: Plan de las Naciones Unidas para la partición de Palestina, 1947

Aunque en 1947 alrededor de un tercio de la población de la Palestina bajo mandato británico era judía, la Resolución 181 (II) de la Asamblea General de las Naciones Unidas asignó 55 % de la tierra al Estado judío. En consecuencia, los países árabes vecinos y la población no judía del Mandato británico Palestino rechazaron la propuesta.

Tras la propuesta de Naciones Unidas de dividir la Palestina mandatada en dos estados y diversas acciones que se emprendieron para la creación de la nación judía de Israel el 14 de mayo de 1948, la composición demográfica del territorio sufrió importantes cambios con el desplazamiento y despojo (o la Nakba), de unos 750 000 palestinos no judíos de Israel.

En la recién fundada nación de Israel, con una población de 873 000 habitantes, la proporción de judíos era de 82 %. Si la población palestina no judía no hubiera sido desplazada sino que hubiera permanecido en sus hogares, la población judía en Israel habría sido aproximadamente la mitad de su nivel real de 1948, o alrededor de 43 %.

Tras su creación en 1948 y la guerra que involucró a los estados árabes vecinos, las fronteras de Israel se expandieron a 77 % del territorio original de la Palestina mandatada, incluida la mayor parte de Jerusalén. Además, después de la guerra árabe-israelí de 1967, la población de Israel, con el apoyo y los recursos de cada gobierno israelí, comenzó a expandir los asentamientos judíos en los territorios ocupados de Cisjordania y la Franja de Gaza (Imagen 2).

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Imagen 2: Mapa de Israel, Cisjordania, la Franja de Gaza y países vecinos. Fuente: Atlas Mundial

Hoy en día, aproximadamente 700 000 colonos israelíes viven en 279 asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Este. Últimamente, algunos israelíes y legisladores israelíes de extrema derecha están reuniendo apoyo en el país para restablecer los asentamientos judíos en la Franja de Gaza, que las autoridades israelíes y los colonos judíos abandonaron en 2005.

La mayoría de los países consideran ilegales los asentamientos judíos construidos en tierras que Israel ocupó en la guerra árabe-israelí de 1967. La continua expansión de los asentamientos judíos israelíes sigue siendo una de las cuestiones más polémicas entre israelíes y palestinos, así como entre la comunidad internacional.

Opciones para abordar el conflicto

Setenta y cinco años después de su creación, la proporción judía de Israel es aproximadamente 73 %. Una vez más, si a los actuales habitantes palestinos no judíos de Cisjordania y la Franja de Gaza se les permitiera convertirse en ciudadanos israelíes, la población judía en el Israel demográficamente ampliado sería aproximadamente 48 %.

Se han propuesto varias opciones para abordar el conflicto de casi un siglo que comenzó tras la creación del Mandato Británico de Palestina. Entre esas opciones se encuentran la solución de un Estado, una federación de provincias palestinas, el traslado de los palestinos de los territorios ocupados y la solución de dos Estados (Tabla 2).

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Tabla 2: Opciones seleccionadas para abordar el conflicto palestino-israelí

Los mismos derechos, justicia e igualdad para judíos y no judíos, como suele ser el caso entre las democracias occidentales. Algunos creen que en los territorios controlados por Israel ya predomina una realidad de un solo Estado, o un Estado único de facto. En consecuencia, sostienen que es hora de que israelíes y palestinos, así como la comunidad internacional, revisen sus actitudes para resolver el conflicto.

Una encuesta nacional realizada hace varios años por el Centro de Investigaciones Pew halló que la mayoría de los judíos israelíes, 79 %, dice que los judíos merecen un trato preferencial en Israel. Además, en 2018, la Knesset aprobó la ley del Estado-Nación que establece, entre otras cosas, el derecho del pueblo judío a la autodeterminación, que restringe a la población judía de Israel, establece los asentamientos judíos como un valor nacional y exige que el Estado trabajará para alentar y promover su establecimiento y desarrollo.

También es importante, como se señaló anteriormente, que la solución de un solo Estado daría como resultado que la población judía israelí se convirtiera en una minoría de aproximadamente 48 %.

Una federación de provincias palestinas no satisfaría las necesidades y aspiraciones de los palestinos. Después de décadas de conflicto, desplazamiento y apatridia, los palestinos desean una nación propia e independiente de pleno derecho.

Aunque para muchos es objetable, algunos israelíes de extrema derecha y sus partidarios han propuesto la expulsión, transferencia o emigración de palestinos a otros países. A ese cambio demográfico le seguirían civiles israelíes que se reasentarían en los territorios desocupados, incluida más recientemente la zona de la Franja de Gaza.

También según la encuesta nacional del Centro de Investigaciones Pew, casi la mitad de los judíos israelíes indicaron que los árabes israelíes deberían ser expulsados o trasladados de Israel. Muchos israelíes judíos imaginan un regreso al antiguo Gran Israel, en el que los habitantes judíos serían una abrumadora mayoría y la ley consagraría la supremacía judía en toda el área geográfica.

La solución de dos Estados, frecuentemente citada, para resolver el conflicto es la opción preferida de muchos países, tanto dentro como fuera de la región, incluido Estados Unidos, el principal partidario político y benefactor económico de Israel. Sin embargo, el actual gobierno israelí está en contra de la creación de un Estado palestino.

Además, una encuesta de Gallup realizada en los últimos meses de 2023 halló que una clara mayoría de los israelíes, dos tercios de los adultos israelíes, no apoyan la existencia de un Estado palestino independiente. Además, solo uno de cada cuatro palestinos, 24 %, apoyó una solución de dos Estados cuando fueron encuestados entre julio y septiembre de 2023.

Perspectivas de paz

Es cierto que lograr una solución justa, equitativa y global al conflicto palestino-israelí, incluida la propuesta de dos Estados, es en realidad una tarea formidable que plantea muchos desafíos serios. Esos desafíos se han intensificado tras el brutal ataque de Hamás contra los israelíes el 7 de octubre y la guerra de Israel en Gaza, que ha provocado un gran número de muertes de civiles palestinos y una enorme destrucción de viviendas e infraestructura.

Sin embargo, a pesar de los enormes desafíos, incluidas las destacadas realidades demográficas y la arraigada identidad religiosa, una paz negociada entre israelíes y palestinos es ciertamente posible en el corto plazo y conduciría a innumerables beneficios.

Un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos fomentaría relaciones beneficiosas, promovería la cooperación económica y promovería el entendimiento mutuo en esta región de importancia estratégica. La demografía de ser judío o no judío disminuiría entonces como fuente subyacente de conflicto y hostilidades entre israelíes y palestinos.

Y, lo que es más importante, israelíes y palestinos cosecharían los frutos de la paz, incluidas las perspectivas de una vida mejor para ellos y para las poblaciones de las generaciones futuras.

Joseph Chamie es demógrafo consultor independiente. Fue director de la División de Población de las Naciones Unidas y autor de numerosas publicaciones sobre temas de población, incluido su libro más reciente: “Nacimientos, muertes, migraciones y otros asuntos importantes sobre población”.

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