Cómo el activismo ambiental de las mujeres en el Sur global puede crear un mundo mejor
Andi Misbahul Pratiwi, doctoranda de la inglesa Universidad de Leeds
e investigadora del Centro de Investigación de Género de la Universidad de Indonesia
El cambio climático tiene impactos distintos en hombres y mujeres, especialmente en el Sur global.
Estas diferencias se deben a la cultura patriarcal. A menudo no se implica a las mujeres en la respuesta a los problemas medioambientales. Con demasiada frecuencia son excluidas de los debates sobre las soluciones a la crisis climática.
Dejar de lado a las mujeres a la hora de idear soluciones medioambientales las coloca en posiciones más vulnerables. Cuando se producen fenómenos relacionados con el cambio climático –como condiciones meteorológicas más extremas, incendios forestales o inundaciones– las mujeres y las niñas soportan una carga más pesada y experimentan impactos más graves. La violencia contra las mujeres también está aumentando debido al calentamiento global.
Sin embargo, tenemos que cambiar la narrativa de que las mujeres son meras “víctimas” de la crisis climática. En realidad, las mujeres de los países del sur global también poseen la capacidad y la fuerza para proteger el medio ambiente. Y lo demuestran mediante diversas acciones, tanto formales como informales, tanto individuales como colectivas.
Movimientos de mujeres en el Sur global
Históricamente, las mujeres han desempeñado un papel importante en la protección del medio ambiente en los países asiáticos y sudamericanos.
Un ejemplo es el movimiento ecologista Chipko en la India, en la década de 1970. Su actividad comenzó en 1974, cuando las mujeres y la comunidad indígena de la aldea de Reni lucharon para salvar al bosque de la tala que amenazaba su medio de vida. Actuaron colectivamente protegiendo y abrazando árboles para hacer retroceder a los contratistas y evitar la deforestación. Su lucha se hizo global, causando un gran impacto en todo el mundo.
Durante la Conferencia de Nairobi de 1985 sobre los logros del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer, se subrayó la importancia de la conservación de la naturaleza y de las acciones medioambientales de las mujeres. En esta conferencia se debatieron testimonios del movimiento Chipko y de movimientos de mujeres similares en otros países.
Luchando por el cambio en México y Bolivia
Además del movimiento Chipko, hay un ejemplo reciente en Zapotalito, un pueblo situado en la zona del Parque Nacional de la Laguna Chacahua-Pastoría, en el sur de México.
Zapotalito ha sufrido una serie de problemas medioambientales, como muertes masivas de peces, un espantoso olor a amoníaco y el deterioro de la calidad del aire y del agua. Todo ello como consecuencia de un proyecto de presa y de la contaminación de una fábrica de aceite de lima.
Pues bien, las mujeres de Zapotalito trabajaron juntas para limpiar el canal natural de la zona de manglares de Coaxaca. Utilizaron palas y azadones para realizar limpiezas periódicas en 2016. E incluso mientras luchaban por el cambio, continuaron con sus rutinas diarias. Cocinaban, hacían tortillas, limpiaban las casas, cuidaban a los niños, cuidaban a las mascotas y las plantas y pescaban para el consumo de sus familias, incluso en medio de las malas condiciones medioambientales.
Por otro lado, el movimiento de mujeres en Chiquiacá, Bolivia, lleva desde 2017 protegiendo la Reserva Nacional de Flora y Fauna de Tariquía de la expansión de empresas petroleras y de gas en la zona.
En 2019, bloquearon la entrada al área de conservación durante la friolera de cinco meses para evitar que se introdujeran equipos de perforación. Las mujeres de Chiquiacá también llevaron su protesta a las calles, impidiendo activamente cualquier desarrollo en sus tierras. Lo que comenzó como un movimiento local se ha convertido en una poderosa acción colectiva que sigue vigente y ha conseguido el apoyo de miles de personas en Bolivia.