Mundo Diplomático

Calixto Williams: Un tejido de saberes ancestrales y modernidad

Calixto Williams no es solo un nombre, es una historia escrita en los tepuyes venezolanos. Un hombre que, desde la cuna, ha respirado el aire puro de la selva y escuchado el susurro de los ríos. Sus venas llevan la savia de un pueblo milenario, el pueblo pemón, y sus ojos reflejan la sabiduría de sus ancestros.

Calixto nació en la comunidad indígena “San Antonio de Yuruaní”, en la Gran Sabana, en el estado Bolívar, al sur de Venezuela, hace 36 años. A los 18, al finalizar sus estudios iniciales, decide estudiar a más de 1.500 kilómetros de distancia de su madre tierra, y se enrumba a la ciudad de Mérida, donde se matricula en la Universidad de los Andes, con el propósito de estudiar ingeniería forestal, carrera que lo llamó y apasionó, por el gran interés por los bosques, que tiene desde niño.

Crecí escuchando a mis abuelos y a mis padres hablar de mi tierra, y siempre sentí mucha curiosidad por saber más de sus bosques y ríos; porque ofrecen mucho a la humanidad, pero sabemos poco de sus orígenes”.

Calixto es un puente entre dos mundos: el mundo ancestral, donde la naturaleza es una madre que provee y exige respeto; y el mundo moderno de la ciencia y la tecnología, con sus desafíos y oportunidades.

La educación formal de Calixto lo alejó de su tierra natal, pero nunca cortó sus vínculos con sus raíces. Los conocimientos que adquirió en la universidad complementaron la sabiduría tradicional que había heredado, lo que le proporcionó una perspectiva única sobre los desafíos que enfrenta su comunidad. Al volver a la Gran Sabana, Calixto se interesó profundamente en conservar la biodiversidad de la región y promover el desarrollo sostenible.

“Al regresar y reconectarme con mi pueblo, pude valorar más y aprender más de mis ancestros. Contribuir con la sostenibilidad y calidad de vida de mi gente con lo aprendido en la universidad, me satisface mucho. Regresé para fortalecer a mi comunidad”.

Sus palabras son semillas que germinan en el corazón de su pueblo, actualmente también ejerce como profesor de escuela y a diario les recuerda a sus alumnos la importancia de vivir en armonía con la naturaleza, de respetar los ciclos de la vida y de aprovechar los recursos de manera responsable. “Cada árbol talado es un fragmento de su historia que se pierde, cada río contaminado es una herida en el alma del Pueblo pemón”, afirma.

Para Calixto, proteger la Gran Sabana no es solo una obligación, es una vocación. Él ha visto cómo la deforestación y la explotación desmedida de los recursos naturales han amenazado el equilibrio de este ecosistema frágil. Pero también ha visto cómo, a través de la educación y la sensibilización, es posible cambiar y construir un futuro más sostenible. Él imagina un futuro donde los humanos y la naturaleza coexisten en armonía, donde los ríos fluyan limpios y los bosques estén llenos de vida. Un futuro donde los niños Pemón sigan aprendiendo las antiguas tradiciones y donde el espíritu de la madre naturaleza siga siendo fuerte.

El proyecto “Conservación y uso sustentable de la diversidad biológica en la cuenca del río Caroní, en el estado Bolívar” que ejecutan el Ministerio para el Poder Popular del Ecosocialismo (MINEC) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se apoya en líderes como Calixto, por su trabajo incansable para cerrar la brecha entre las prácticas tradicionales de los pemones y las técnicas modernas de conservación.

Calixto asiste al proyecto en el desarrollo de planes comunitarios y aprovechamiento de productos forestales no maderables. “La FAO llegó a esta comunidad justo en el momento propicio para ayudarnos a cuidar nuestra tierra, ríos, bosques y animales; es nuestra esencia. Con este proyecto vamos a tomar fuerzas para continuar y preservar este hermoso ambiente”.

Uno de los desafíos más importantes que enfrenta Calixto, junto a la FAO, es abordar las necesidades de las comunidades remotas que carecen de acceso a servicios básicos. Ha trabajado para mejorar la calidad de vida de estas comunidades promoviendo la agricultura sostenible, apoyando a las empresas locales y abogando por un mejor acceso a la atención médica y la educación.

“El proyecto, entre tantas acciones, está desarrollando el programa de patios productivos y aprovechamiento de rastrojos, que ayuda a que baje la presión sobre los bosques y diversifica los productos en la sabana y en las mismas viviendas. Acá mismo hay yuca sembrada, dulce y amarga. Esto, además, baja la presión de muchas mujeres de tener que caminar hasta más de dos horas, para cultivar y volver con los alimentos hasta su casa.”

En la historia de vida de Calixto se funden la sabiduría ancestral y el conocimiento moderno. Su vida es un puente que conecta dos mundos, demostrando que es posible preservar las tradiciones indígenas y, al mismo tiempo, abrazar las herramientas y los conocimientos que ofrece el mundo contemporáneo. Su compromiso con la preservación ambiental es un ejemplo inspirador de cómo la mezcla de culturas puede ser un motor de cambio positivo para la sostenibilidad del planeta para así ofrecer un mejor ambiente a las generaciones futuras, y contribuir con el logro de los ODS y la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.

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