Autodeterminación indígena para conseguir un mundo mejor
Por Alexis Bonte, Representante de la FAO en Venezuela
En reconocimiento de la primera reunión del Grupo de Trabajo de la Organización de las Naciones Unidas sobre Poblaciones Indígenas, celebrada en Ginebra en 1982, doce años después, en 1994, la Asamblea General de la ONU estableció al 9 de agosto el Día Internacional de los Pueblos Indígenas.
Este año, para conmemorar esta fecha, se resaltará el rol de la Juventud Indígena como agente de cambio hacia la autodeterminación. Es justo recordar que los pueblos indígenas tienen derecho a tomar sus propias decisiones y llevarlas a cabo de manera significativa y culturalmente apropiada para ellos.
Al hacer un balance casi 30 años después de la fijación de esta efeméride, vemos que hemos superado desafíos, sin embargo, existen datos nada alentadores que nos animan a seguir trabajando arduamente para transformar la actual realidad de los pueblos y comunidades indígenas, como lo son:
• En el mundo, el 47% de todas las personas indígenas que trabajan no tienen educación, frente al 17% de sus homólogos no indígenas. Esta brecha es aún mayor si hablamos de las mujeres.
• Más del 86% de las personas indígenas de todo el mundo, en comparación con el 66% de sus homólogos no indígenas, trabajan en la economía informal.
• Además, tienen casi tres veces más probabilidades de vivir en condiciones de extrema pobreza que sus homólogos no indígenas.
Pese a escenarios adversos, los pueblos indígenas son importantes agentes de cambios hacia un mundo mejor. Desde tiempos ancestrales han heredado y practican culturas y formas únicas de relacionarse con la gente y el medio ambiente. Retienen, además, rasgos sociales, culturales, económicos y políticos que son distintos de los predominantes en las sociedades en las que viven.
Si vemos sus aportes desde las cuatro mejoras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), encontramos que:
En lo que se refiere a Mejor Producción, los jóvenes indígenas conectan la ciencia, el conocimiento y las técnicas intergeneracionales que son las claves para la generación sostenible de alimentos. En cuanto a Mejor Nutrición, los alimentos indígenas han permanecido con el paso del tiempo, de generación en generación, como una forma de mantener vivas las líneas vitales para los niños indígenas.
Si hablamos de Mejor Medio Ambiente, guiados por las enseñanzas de los ancianos, los jóvenes indígenas están aprendiendo a seguir las leyes de la naturaleza donde la responsabilidad, la servidumbre y la reciprocidad son las formas de revivir a la Madre Tierra, y nutrir un planeta saludable. Y para lograr Una Vida Mejor, a través de la naturaleza que implican sus alimentos, es una forma estar sanos y vivir mejor.
En el terreno
La Representación de la FAO en Venezuela, a través de distintos proyectos y acciones en territorio promueven políticas que, además de reconocer el valor del conocimiento tradicional, los sistemas alimentarios, medios de vida y las prácticas de gestión del territorio de los Pueblos Indígenas para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible; promueven la autodeterminación y empoderamiento de las comunidades indígenas.
Muestra de ello es el proyecto en la Reserva Forestal del Imataca, en el estado Bolívar, donde la FAO contribuyó con la creación de Tukupu, la primera empresa social forestal indígena de Venezuela que está a cargo del comanejo sostenible forestal en más de 50.000 hectáreas otorgadas por Ministerio del Poder Popular para el Ecosocialismo. Ya esta iniciativa cuenta con el primer contrato de exploración sostenible de la madera con una empresa privada, y, junto a la Universidad Nacional Experimental de Guayana, se está construyendo, una carpintería modelo para mejorar los medios de vida de la comunidad.
Tukupu es liderada principalmente por mujeres que, haciendo uso de sus conocimientos ancestrales, han logrado reforestar y mantener el bosque para futuras generaciones. Actualmente, en los campos que habían sido degradados, ahora siembran cacao, café, guanábana, guayaba, naranja, mandarina, entre otros frutos. Además, en la Casa Kariña, en la localidad de Tumeremo, estado Bolívar, se brinda atención social a toda la comunidad, y se vende además miel, pan, aceite y carbón producidos por la comunidad.
Con otros proyectos la FAO ha brindado apoyo a la comunidad indígena, tal como es el caso del proyecto “Una agricultura familiar innovadora y remunerativa al servicio de una alimentación escolar más saludable”, el cual la Organización ejecutó (junto al Ministerio del poder popular para la Educación, y el apoyo financiero de la Unión Europea;) en 26 Escuelas Técnicas Agrícolas de 15 estados del país.
Entre esas instituciones educativas, cinco están en poblados indígenas en Zulia, Amazonas, Bolívar, Delta Amacuro y Apure. Con el apoyo del proyecto, se mejoró y diversificó los menús escolares y se contribuyó con la preservación de los modos de vida de las comunidades, porque en la producción agrícola de las ETAs están incluidos productores locales. Igualmente, el proyecto promueve la seguridad alimentaria de los habitantes de la zona, porque se cosecha en las escuelas se comercializa entre las mismas comunidades.
Respetuosos de las culturas y costumbres indígenas, antes de iniciar un proyecto en estas comunidades, la FAO pone en marcha los protocolos del Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI), una norma internacional de derechos humanos que resguarda los derechos colectivos de los pueblos indígenas a la autodeterminación, así como el respeto a sus tierras, territorios y sus modos de vida.
En Venezuela estamos comprometidos con el plan de acción que se elaboró para todo el Sistemas de las Naciones Unidas, durante la Conferencia Mundial sobre los Pueblos Indígenas de 2014. Las poblaciones autóctonas han buscado durante años el reconocimiento de sus identidades, su forma de vida y el derecho sobre sus territorios tradicionales y recursos naturales. Este plan de acción evidencia que la comunidad internacional reconoce que es necesario poner en práctica medidas especiales para proteger sus derechos y mantener sus culturas y formas de vida.