Stéphane Rolland presentó su colección Otoño/Invierno 2024
La colección Alta Costura Otoño/Invierno de Stéphane Rolland captura la esencia de París, donde la elegancia se respira en el aire; la poesía de Jacques Prévert y la mirada de Brassaï.
Inspirada en la sensualidad, la gracia aviar y la belleza floral, la colección despliega una paleta de blancos y negros puros, que se realza por texturas exquisitas y sugerentes escotes.
Como faros que iluminan la bruma parisina, los diamantes brillan sobre las piezas, revelando su intimidad. Vestidos largos y faldas negras evocan la imagen del río Sena al crepúsculo, completando la oda a la atemporal belleza.
A ti, París.
Un blanco y negro de Brassaï y la pluma de Prévert.
Suficiente para hacer deslizar mi lápiz sobre mi cuaderno.
A ti, París.
Las páginas fluyen, el cuerpo toma forma, y la historia comienza.
París de noche.
Árboles sin hojas, esculturas de bronce, vivas.
Un hombro, muy cuadrado, una manga, muy recta.
La acera brilla, las pisadas hacen eco.
Un traje negro, mitad tuxedo.
Algunos vestidos negros entallados,
siempre negros y androginos, con recortes de organza.
Misterioso París.
Escondido París.
Un abrigo largo con capucha en terciopelo y satín negro,
pecho desnudo, adornado con zafiros.
Otoño/Invierno 2024
Cubro, descubro, cosas olvidadas.
Ventanas de luz. Brassaï captura la intimidad.
Los vestidos son recortados, bailando.
Insolente.
Una bufanda de gazar envuelta alrededor de un pecho desnudo, cubriendo el escote.
La falda de chiffon negro flota como el río Sena al crepúsculo.
Los diamantes son faros brillantes en la niebla.
Movimientos! Elevados! París se remueve! Una fiesta!
Privado. Siempre.
Un vestido tunica bordado con lentejuelas y cubismo de porcelana blanca.
Una chaqueta diamante sobre un vestido tejido negro y una lluvia de plumas… o plumas de lluvia. Los pajaros de Prévert, otra vez.
Un increíble y gigante collar de satín negro del cual el cuerpo escapa,
un hombro, un brazo, un pecho.
“Soy como soy.
Estoy hecha así.
Cuando quiero reír
Sí, me río fuerte.”
Un vestido largo de crepé negro con la espalda descubierta bordado con plata y calas
gigantes de satín blanco.
“Estoy hecha para complacer.
Y no puedo cambiar nada…
Mis tacones son muy altos.
Y mi cintura muy curvilínea.”
Círculos, línea en el aire, el lápiz se desliza. Toma vuelo.
Vestidos tejidos con recortes y faldas brillantes que impulsan,
golpes de ala de un pájaro negro.
Voilà, mi colección de invierno: negra, esencia pura, blancos con manchas de tinta, dibujada como uno escribe, bajo la mirada distante de dos poetas.