Frank Quintero: “Estoy abierto para hacer cosas al estilo de los demás”
“Hay un universo afuera que existe y que no conozco (como músico). Estoy abierto con las nuevas generaciones y a diferentes géneros para hacer cosas al estilo de ellos y no al mío”, filosofó Frank Quintero, quien presentará un espectáculo sinfónico el jueves 21 de noviembre desde las cinco de la tarde en la Sala Simón Bolívar del Centro Nacional de Acción Social, situado en Quebrada Honda, a una cuadra del Metro Colegio de Ingenieros en Caracas.
El caraqueño estará junto a un ensamble de 150 músicos de cinco de las agrupaciones del denominado El Sistema, que presentarán el show Historias detrás de su historia: “Para este proyecto ambicioso en general trabajaron más de 400 personas. Es un sueño hecho realidad. Ese día cantaré 20 de mis canciones, claro está, estarán las más emblemáticas”.
“Fue difícil la selección porque son muchas canciones y hay temas que son obligados, pero al final escogimos veinte, entre las más conocidas más otras que vienen para el próximo disco. Y llegué a una época (de cara al concierto) durante los últimos meses que yo cerraba los ojos y veía partituras, partituras. Entonces en las reuniones decidimos que vamos a hacer una cosa: vamos a repartir los arreglos entre entre los diferentes directores (cinco) de los ensambles. Dije ‘voy a escribir para las canciones más icónicas’ y el resto lo repartimos y me sirvió. ¡Guaoo! En especial el de los niñitos, hay que verlo para creerlo… Hasta ahora ha sido como una maqueta de arquitectura y estoy muy contento con el resultado”, se sinceró Quintero.
Informó que el concierto será grabado, de cara a tener más material para un documental de su carrera artística. Aprovechará además ese día para tocar instrumentos: “Hicimos como un tarantín donde inclusive voy a tocar cosas (instrumentos) que nunca había tocado como el vibráfono con el que tengo una historia de amor y dolor, porque es difícilisimo. Voy a tocar también el piano, la batería y el contrabajo porque mi papá me lo enseñó y es un instrumento que adoro. De hecho, mi papá me regaló su primer contrabajo con el que yo crecí. Y pensaba tocar flauta, pero tengo un rollito con la respiración y no lo voy a hacer”.
Y sobre tocar tal o cual instrumento, tiene su teoría particular: “El instrumento tiene que respetarte y tú tienes que perderle el respeto, porque si no, no suena y estos chamos lo están entendiendo gracias a El Sistema”.
Además reconoció “la energía y alegría que hay en esas 400 personas. Hay demasiada buena nota. Es como una familia. Inclusive, me voy a mandar a hacer una franela: ‘No me llames maestro, dígame Frank’. Este concierto es un sueño no soñado, que te cayó así del cielo y por eso debemos ser agradecidos. El hecho de que cada una de estas personas esté trabajando para esto, que tengan tanta emoción como uno, es algo maravilloso”.
Cuando le inquirieron sobre los ensambles y los mayores retos en cuantos arreglos y adaptaciones, precisó: “De todos me impresionó el de Alama Llanera, porque lo que ellos logran con los instrumentos venezolanos es increíble. En una de las canciones estaba buscando una sintetizador, como un colchón, pero lograron un sonido con la mandolina y la guitarra, ¡guaoo!. Esa sonoridad que ellos logran con esos instrumentos es increíble”.
Sin embargo, admitió que el reto más grande será con la orquesta de cámara, porque deberán evaluar hasta dónde puede llegar la ejecución de los instrumentos: “Esas sonoridades son tan pegajosas. Una cosa es imaginárselo (un arreglo) y otra como suena en la cabeza. Este es el resto para esta presentación”.
SEGUNDO BAILE
Anunció una nueva producción para el año entrante, titulado Un segundo baile, “y esta vez voy a dividir las cosas. Me voy a dar un gusto yo y segundo para complacer lo que ustedes quieren escuchar. Yo me siento más adaptado a esta época. Además lo voy a producir con mi disquera”.
En amena rueda de prensa, Quintero con más de seis décadas de carrera artística, considera que su trayectoria ha tenido sus altos y bajos, por lo que recalcó: “Si hay éxito es porque hay un ingrediente que llega al público”.
Como en los inicios del rock en Venezuela, Quintero y la banda que tenía en los comienzos de los años sesenta hacían versiones de los éxitos en inglés, sobre todo de Inglaterra: “Tocábamos en fiestas con Billos’s Caracas Boy. Por cierto, Billos nos veía mal. Nos pagaban 700 bolívares por toque y le propuse a mis compañeros que nos ahorráramos ese dinero y pagáramos unas horas de grabación, a ver cómo sonábamos”.
Ese esfuerzo devino en que Frank escribiera temas propios en español. Una de las canciones , Escaleras de tu mente (inspirado en un tema de Led Zeppelin) empezó a sonar en la radio y lograron una contrato con Phillips, que luego pasó a ser CBS: “Tenía libertad creativa para escribir y creánme que no lo hacía para ser famoso, sino porque tenía todas esas cosas (letras) en mi cabeza”.
Sin embargo y cómo el mismo acotó, luego de varios discos la fama comenzó a llamarle la atención, “Por lo que vino la segunda parte que es el negocio de la música. Entonces nos contrató una disquera que se llamó Sonorodven y era venezolana. Estaba feliz con CBS porque sacaban nuestros discos, pero en la nueva disquera nos dijeron que nos iban a llevar al segundo piso. Yo no quería ser famoso (risas). Eso se dice, pero después que lo eres, otro gallo canta”.
Comenzó con un primer disco, manteniendo eso sí su libertad creativa. Se trató de La calle del atardecer (1985): “Me dieron todo lo que les pedí y, por primera vez me senté a escribir más de cincuenta canciones, de las cuales escogimos ocho que fueron ocho número uno. Prácticamente todas las canciones estaban súper pensadas, el ritmo, las letras. En fin, logramos un disco de platino, le dimos la vuelta a Venezuela cincuenta veces”.
Para el segundo disco pegó Baila conmigo y Ya nos somos los mismos, que también fueron éxitos gracias a ser temas de telenovelas: “Luego para el tercer disco, dije ‘voy a hacer lo que yo quiero’. Escribí canciones que me gustaban a mí. Tremendo error, porque la música no es para mí, la música es para ustedes”.
Al final, esa producción se quedó engavetada, por lo que no sonó en la radio. Total, el presidente de la compañía lo odió a muerte, “porque no eran canciones para radio, sino elitescas. El disco pasó por debajo de la mesa, hasta que Leonardo Padrón me llamó para que le escribiera una canción para su telenovela Amantes de luna llena, que la utilizó para una de las subtramas y pegó. El disco pasó de estar engavetado a triple platino en una semana. Le dimos la vuelta a Venezuela e hicimos un concierto sinfónico que se llamó ‘Canciones para luna llena’ y el presidente de la compañía me amó de nuevo (risas)… y yo aprendí mi lección: si te metes en la industria, tienes un compromiso por las personas que apostaron por ti”.
Acotó que “entonces, hay que cumplir ciertos cánones, porque ustedes están claros de lo que quieren escuchar. Si me aparezco mañana con un disco de reguetón y creo que hasta ahí me escucharán”.