Espectáculos

Celia Cruz reencarnó en Trina Medina con “Azúcar Eterna”

Por: Eduardo Chapellín

Ciertamente Trina Medina tiene dos referentes imborrables para su carrera musical: su madre Canelita Medina y la inolvidable Celia Cruz, a quien le rindió un excelente homenaje la semana pasada en Caracas, demostrando que ella sigue siendo una de las mejores cantantes venezolanas en géneros tropicales, especialmente la salsa.

La primera dificultad que sorteó Trina en el Centro Cultural Chacao a casa llena, fue seleccionar los temas que interpretaría entre los más de 300 que interpretó la inolvidable cubana. De ahí que dividió su propuesta en ocho bloques que mostraban la evolución de Celia en sus más cinco décadas de carrera, incluyendo varias incluidas en mosaicos o popurrís.

El primero fue un compendio de su paso por la Sonora Matancera que resumió en Juancito Trucupey, Saoco y Caramelo a kilo. El segundo fue uno de boleros en los que no faltaron Tu voz, Vieja luna, No me hables de amor, Plazos Traicioneros Dile que por mí no tema.

En el tercero recordó a Ismael Rivera, con quien Celia tuvo gracias amistad comentó Medina y le sacó un disco poco conocido durante la época donde el boricua estuvo preso por drogas. Sonaron Quítate de la vía perico, Maquinolandera y Arrecotin Arrecotan, todas reunidas en un mosaico.

No podía faltar su paso en los sesenta por la Orquesta de Tito Puente donde Trina interpretó Encantado de la vida, Cao Cayó mami picado y Totalibaba. Luego de un canto a Yemaya, siguió otro compendio de  Willie Colón, ya con Usted abusó, A papá y Rinkincalla. Con Nadie se salva de la rumba recordó a Ray Barreto.

por supuesto no podía faltar su alianza con Johnny Pacheco y la Fania All Star en los setenta. Lo hizo en tres muy movidos mosaicos. El primero con Sopita en botella y Toro mata; otro con Bemba Colorá y Gracia divina; cerrando con el dueto de Cucala y Quimbara.

Terminó con el tema completo de Te busco, más un mosaico que incluyó Drume Negrita, La vida es un carnaval, La negra tiene tumbao y Yo viviré, siento esta parte la más aplaudida y bailada… Al pedido masivo de «otra, otra», respondió con Quimbara, que cerró la dos horas y quince minutos de un show inolvidable.

En este espectáculo bautizado como “Azúcar Eterna”, aparte de la siempre potente y cadenciosa voz de Trina Medina, esta intérprete reconoció la gran calidad de la orquesta que la acompañó. La misma estaba integrada por las trompetas de César Suárez y Hoosman Ramírez; en trombones Jesús Puente y Stuart Sánchez; para la percusión: y congas estuvo Renzo Hernández; bongó, Mauricio Landaeta; timbal, Juan Pablo Barrios; percusión menor, Hayzalex Karina Lago; violín, Yanet Trejo (estas dos fueron reconocidas por Trina por su gran capacidad profesional); bajo, José Soto; piano: José «Tuky» Torres, quien fue además director musical y arreglista; cerrando con los coros de Urpinio Garrido y Alexander Vásquez.

Trina Medina en todo momento reconoció el papel que jugó Celia Cruz en el empoderamiento de la mujer en cuanto al espectáculo musical tropical y el ejemplo que siguieron muchas mujeres en este difícil campo, dominado por el machismo: “A través de su carrera, que abarcó más de cinco décadas, Celia no solo popularizó la salsa a nivel mundial, sino que se convirtió en un símbolo de empoderamiento, alegría y esperanza que trasciende generaciones”.

Este espectáculo de Ventura Espectáculos debe ser repetido en otros espacios de la capital y el interior del país, porque muestra que Venezuela cuenta con talento y exquisita producción nacional.

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