Deporte

Yojhan Quevedo es el nadador empedernido de la LMBP

Nadar, nadar y nadar. Hacer uno, dos y hasta tres viajes de ser necesario. Yojhan Quevedo no perdió de vista la ruta hacia la Isla Prometida, aunque tuvo que morir dos veces en la orilla antes de resucitar para por fin levantarse erguido en tierra firme y culminar la misión deseada: ser campeón en la Liga Mayor de Béisbol Profesional.

En la caótica gloria del viernes desatada sobre el Estadio José Bernardo Pérez de Valencia, consumada la coronación de Marineros de Carabobo sobre Delfines de La Guaira, la voz de Quevedo fue una de las más buscadas. Con una llamativa peluca de payaso, no fue difícil ubicarlo en el terreno. De repente, todo fue risa, luego de tanta desazón acumulada.

El receptor e inicialista ha participado en las tres finales de la LMBP, pero esta, con los nautas, le representó su primer anillo.

“Este título es muy gratificante luego de dos finales perdidas. En lo personal, resulta muy importante haber quedado campeón con mi equipo”, dijo Quevedo, jugador insignia de la organización carabobeña desde su creación. “En 2021 iniciamos este sueño y dos años después pudimos lograrlo”.

Quevedo es líder vitalicio de la franquicia en hits (120), siendo el primero del club que alcanzó la centena de imparables, en la reciente ronda regular y también encabeza el departamento de carreras empujadas (60). Además, es colíder en jonrones (10) junto a Juan Infante y segundo en anotadas (49) y dobles (18), sólo detrás en ambos apartados de Edgar Durán.

Sin embargo, a pesar de tanto número individual respetable, no se sentía completo. Le hacía falta lo más preciado, lo que estuvo tan cerca de alcanzar en 2021 con sus Marineros y en 2022, como refuerzo de Líderes de Miranda, pero que Senadores de Caracas le arrebató en dos ocasiones.

“Marineros para mí, es mi familia. Hemos hecho un gran grupo, y los que han llegado, se han acoplado a nosotros”, afirmó el toletero de 29 años de edad. “Por eso es que el 2023 fue grandioso”.

La mejor obra de Quevedo en la LMBP no necesitó de su versión más óptima. Tanto en la semifinal como en la serie por el gallardete bateó para idéntico promedio de .188 en las dos fases, y se combinó para sólo dos fletadas. Sin embargo, lejos de lamentarse por no haber podido contribuir un poco más, reconoció el aporte de sus cofrades y la visión oportuna de la oficina.

“En esta oportunidad estuvimos completos. La gerencia se movió en el momento exacto”, aseguró el oriundo de Santa Bárbara del Zulia. “Nos buscaron al bateador que necesitábamos (Eduardo Díaz) y luego al lanzador que nos hacía falta (Luis Pacheco). Los movimientos fueron perfectos”.

Aunque Jesús Sucre actuó en el último careo de la serie por la corona como sustituto del draft por Delfines y se unió a Quevedo como los únicos jugadores que han estado en el roster activo de alguno de los equipos participantes de las tres finales, el zuliano es el único que ha visto acción en cada una de ellas.

Razones no le faltarán para seguir nadando, mientras labra su peculiar historia en los mares del circuito.

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