Victoria que hizo llorar de emoción y reír de contento a toda Venezuela
Por: Jesús Cova
No podemos describir, con las palabras justas y atinadas, el profundo pesar que me estremece y conmueve en este momento en que se corrobora lo que esta madrugada (miércoles) nos llenó de desasosiego, y ahora de dolor ante la impactante confirmación.
Naturalmente nos referimos al fallecimiento del querido amigo de tantos años, de ese modesto, siempre risueño y jodedor «Morochito» Rodríguez, eterna gloria del deporte nacional, nuestro primer oro olímpico, una hazaña coronada en el peso mínimo el 26 de octubre de 1968 en Ciudad de México.
Victoria aquella ya distante que hizo llorar de emoción y a la par reír de contento a toda Venezuela, que en todos los rincones del país escuchó al recordado Carlitos González gritar al aire, transido de emoción, por Radio Rumbos: «¡Y ganó Morochito!», cuando se dio el fallo de la batalla que libró el nuestro contra el coreano Jee Jong-Ju.
Era la primera vez en la historia del deporte nacional en la que un atleta criollo se colgaba al cuello un disco dorado, en el magno evento del deporte aficionado universal. Pero no fue esa la única alegría que dio al país este humilde muchacho cumanés que acaba de dejarnos, con 78 años de edad.
Quizás no abundan los que sepan que “Morochito” fue también doble campeón Panamericano en Winnipeg (Canadá-1967) y en Cali (Colombia-1971), además de rey latinoamericano, CAC y Bolivariano, que recordemos cuando escribimos compungidos y de memoria, en esta dolorosa mañana de abril.
No digamos más. Solo unas pocas palabras adicionales para despedirlo con una alegría contradictoriamente triste, unas pocas palabras también, cariñosas, haciéndonos a la vana idea de que sigue con nosotros, alegre y jodedor como siempre fue: «¡P’alante, campeón!” con el jab. Tú primero, que esa pendeja que es la muerte no te puede noquear. A los arrechos como tú no los noquea nadie.