Locombia es un canto para una nación unida
Por: Eduardo Chapellín
No se puede negar que la prosa del colombiano Alberto Gómez Benavides apuesta al sentimiento, sin caer en melodramas ni rebuscarse con un lenguaje que no de el tono con su libro Locombia, que es un canto por una Colombia que apueste a la unidad y la paz.
«Locombia es un sencillo libro que describe a una linda y joven chica, de bellos y profundos ojos azules, piel trigueña, brazos firmes, amplias caderas y piernas bien formadas, cual prolongadas cordilleras, con erguidos pechos capaces de amamantar muchos hijos», señala en parte de su sentido texto, este doctor en derecho y ciencias políticas, egresado de la Universidad La Gran Colombia en Bogotá.
– Un interesante compendio de la historia colombiana. ¿Piensa en sacar una segunda parte?
– Una segunda parte me parece inquietante, y por supuesto que sería un desafío a cumplir, si tenemos en cuenta que la obra fue concebida más allá de lo editorial, atendiendo más bien a la realidad del acontecer social nacional, en que se quiere llamar la atención, no en la dura realidad, sino en ese ¡Ser! de bien que anónimamente enaltece, honra, da brillo y construye la nación, en tanto que las extremas ignoran, vilipendian, estigmatizan rompiendo la bondad del colectivo; rédito zafio de manipulada e enmohecida arenga que daña y corrompe. ¡Eh!… ahí… el desafío…!
– ¿Tiene algún poemario en puertas?
– Punto que por su puesto ha sido compañía desde temprana edad, en qué los ardores y devaneos alentaron expresar los sentimientos y congraciar la conquista. Sin dejar pasar por alto que del libro Locombia se desprenden dos poemas: A mi Locombia y Ese Locombiano.
– ¿Cómo ve el panorama actual de la literatura colombiana en todos sus géneros?
– ¡En la literatura nacional, aún no se escribe la historia generosa y noble…! Si bien es cierto, que hay un buen número de escritores, a mi juicio, sus letras no son otras qué, la violencia invadida de títulos exagerados, el “amarillismo”, exacerbando los ánimos tras el sarcasmo y la politiquería que desinforma y trastorna la razón desde su profunda y mesurada reflexión. Acotación que devela, además, la realidad desde lo académico, espacio que perturba al lector porque, ¡ya no se lee…! convirtiendo la tarea literaria en un suple y sabido ¡copie y pegue…! por parte del educando negándole imaginación.
– ¿Qué actuales escritores de su país le atrapan?
– Por su puesto nuestro premio Nobel, Gabriel García Márquez, y su realismo mágico. Álvaro Mutis, novelista y poeta considerado uno de los escritores hispanoamericanos contemporáneos más importantes. Germán Castro Caicedo, periodista y cronista, en torno a la realidad colombiana, la identidad cultural y sus fenómenos sociales.
– Y de América Latina, ¿a quiénes lee más?
– Mario Vargas Llosa, Jorge Luis Borges.
– Recientemente a nivel mundial, ¿qué literatos están en su biblioteca?
– Alberto Moravia. Frank Yerby. Sin dejar pasar los clásicos de siempre.
– ¿La gente lee en esta era del Dios celular?
– Valga anotar, que buena parte de la lectura, en mi caso, por razón de ser docente académico, se centra en temas del derecho. Ahora, lo que sí es inquietante, es que hoy la lectura se encuentra en un segundo plano en virtud de la tecnología y las redes sociales que distraen, en suma, el buen juicio, la formación y la pertenencia a las raíces nacionales y familiares. Familias solitarias y dispersas cuya excusa es “la falta de tiempo y el trabajo”, no como un logro, sino como una necesidad económica, innovando una generación desafecta y desorientada.