Arte y Cultura

José Gabriel Núñez: “Lo que ha sucedido con Fango Negro, ni me pasó por la cabeza”

Por: Eduardo Chapellín

 “Es una historia insólita, es una historia que voy a escribir ahora… La historia de lo que ha pasado con la obra Fango negro, no la obra en sí”, señaló el dramaturgo venezolano José Gabriel Núñez sobre el origen, sinsabores y alegrías desde que la montó por primera vez en 1990 el director Daniel Uribe.

De hecho, Uribe dirige esta temporada de esta pieza hiperrealista que culminará (como siempre con actores y público montados en un autobús que hace un recorrido con dos paradas sorpresa) este sábado 14 de diciembre por Los Palos Grandes del municipio Chacao en Caracas.

Las funciones son miércoles, jueves, viernes y sábado, arrancando la función (¿o el autobús?) desde las siete de la noche. Y cuenta con un elenco de primera integrado por Valentina Garrido, Theylor Plaza, Francis Romero, Paúl Gámez, Jossué Gil (Doña Gurmensinda), Moisés Berr, la cantante Marina Bravo, Ronny Mujica, Reinaldo Navas, Toneb Castro, Eddi Requena e Israel Torres.

Para ambientar al lector y posible espectador, Fango Negro nos cuenta la historia de Manuel, un militar que emprende una travesía, al descubrir que su ex mujer María, ha optado por trabajar como mesera en un burdel clandestino, dejando en casa al hijo de ambos. La pieza explota al máximo elementos característicos del teatro hiperrealista para sumergir al espectador en un recorrido cargado de crudeza visual, reflexiones existenciales y humor negro, donde los actores están en su personaje en todo momento, y los asistentes deben discernir la realidad de la ficción.

Y para quienes no conozcan la trayectoria de José Gabriel Núñez (Carúpano, estado Sucre, 1937), es Premio Nacional de Teatro 2002, cuenta con más de cincuenta años de carrera profesional. Entre algunas de sus obras figuran Los peces del Acuario, El largo camino del Edén, María Cristina me quiere gobernar, Dos de Amor, entre muchas otras. Trabajó en televisión en más de un centenar de teleteatros de autores en la literatura universal, catorce telenovelas, cronista y ensayista y desde los años 70 se dedica a la docencia teatral. También ha laborado en otras naciones, como Puerto Rico. En los últimos años ha dictado talleres y participado en conversatorios del Festival Internacional Progresista de Caracas.

POR UN ATRACO

Todo comenzó en los años ochenta, cuando había un gran movimiento teatral en Venezuela con una efervescencia increíble. Había teatro del absurdo, experimental, todo un movimiento que rompió con el teatro convencional. Yo había hecho una travesura en el año 1967 cuando escribí y monté Peces del acuario, (que tuvo temporada recientemente) que es considerada la primera obra del teatro venezolano que rompe con el esquema del teatro realista. En esta pieza hay, por ejemplo, escenas en paralelo”, rememoró Núñez sobre cómo comenzó a llegar a esta laureada pieza.

Y sin perder el hilo, prosiguió: “Con Carlos Giménez teníamos varios proyectos, trabajamos en televisión. Un día me dijo ‘yo estoy buscando una obra donde no haya escenario tradicional, no haya actores, no haya actrices, que sea en la calle’. Y le dije que en la calle no, porque se había hecho mucho teatro de calle. Y empezamos a darle vuelta, nos reunimos dos o tres veces y nada. Me dijo que lo hiciéramos en una plaza y le dije que también eso lo habían hecho”.

Sin embargo, el destino le prendió la chispa al maestro Núñez: “Una vez se me dañó el carro y decidí irme en camioneta, en la que se metieron unos atracadores y de ahí en adelante pasó de todo. Hay varias escenas en el texto que fueron verdad porque pasaron ahí. Le pusieron la pistola a una persona. Luego una señora sacó una navaja dentro de una media y dijo ‘alguien me tiene que pagar el pasaje’. Aquello fue un desastre”.

Pero enseguida Núñez agrego que “me quedé ahí de lo más tranquilo (a pesar del robo) y lo que me hicieron fue un regalo ya que pensé ‘esto es lo que vamos a hacer’. Porque pasaron tantas cosas y lo que decían en los pleitos. Le empezaron a decir al chofer que tenía la culpa y así otras cosas. Y en la noche llamé a Carlos Giménez y le conté todo lo que me pasó. Le dije ‘no estás buscando una cosa que rompa con todos los parámetros’. Al día siguiente me llamó convencido”.

MUCHOS MITOS

Acotó que el parto de esta obra ha pasado por muchos mitos, ya que considera que le ha pasado de todo: “Primero, no sé cuándo la escribí, no tengo la fecha. Yo terminé la obra y Carlos (Giménez) comenzó a ensayar. Al tercer o cuarto ensayo me llamó para salir a las ocho de la noche en un autobús desde el que era entonces Ateneo del Caracas (hoy Unearte). Salimos a la avenida Bolívar que estaba absolutamente colapsada debido a un choque. Y decidimos repetir el mismo acto hasta que el tráfico se normalizará”.

Sin embargo, a Giménez esta situación no le gustó “y cayó en pánico y decidió al otro día suspender los ensayos y la obra”.

Todo se paró hasta que dos años más tarde (1990), “el susodicho (director Daniel Uribe), quien es el culpable de todo esto, la acogió. Fui profesor de él lamentablemente (risas). Entonces una vez Carlos Giménez le pidió en su oficina en el Ateneo, que sacara “de ahí todo ese papeleo, para ir botando libretos que no los utilizaré’. Ese señor (Uribe) encontró un libreto que decía Fango Negro y Giménez le dijo ‘bótalo’. Sin embargo, a Daniel le dio curiosidad porque el libreto no tenía autor y decidió llevárselo a su casa, lo leyó y le dio buena nota. Habló con Carlos y este le dijo ´qué si estaba loco, cómo iba a hacer una obra en la que si se atascaba el autobús se paraba la obra’. Pero él (Uribe) es terco y le dijo la voy a hacer y la hizo”.

La sorpresa fue cuando la estrenó y tuvo éxito de público: “Fue tal el rebullicio que se armó con la obra, que la escogieron para que nos representara en el Festival Internacional de Caracas de ese año”.

HASTA ROBO

Por supuesto que durante este festival se corrió la voz sobre lo excelente de la pieza que se hacía en un autobús. Cuenta Núñez que hasta Pete Brooks (recordado dramaturgo y director) se montó en la unidad: “Resulta ser que la pieza fue a tres festivales más en Venezuela. Al tercer festival, cuando terminó la obra, estaba aquí una periodista y crítica de Uruguay y se montó. Lo sorpresivo es que cuando estaban saliendo del autobús a uno de los actores se le quedó el libreto en la silla. La señora cuando vio el libreto se lo robó (risas), porque salió fascinada”.

De retorno a Uruguay, se la entregó a un director “ye me da mucha pena, pero tiene 34 años montándose (en Montevideo) continuamente y no como aquí, que se hace por temporada. En esos 34 no se ha detenido sino en Navidad y Año Nuevo. Empiezan el 10 de enero y terminan el 15 de diciembre. La declararon patrimonio cultural y de atractivo turístico en Montevideo. En muchos paquetes turísticos la obra es parte de los mismos”.

Y como dato importante, luego de La Ratonera (Agatha Christie) y La Cantante Calva (Ionesco), de tercera esta Fango Negro (34 años en Uruguay) como las obras más montadas por años y temporadas consecutivas en cartelera: “Lo que ha sucedido con Fango Negro a mí no pasó por la cabeza, ni me pasa con su permanencia en el tiempo”

Para adquirir las entradas están a la venta en Megalicor en Los Palos Grandes (antiguo Wendy´s) lugar desde donde sale el autobús y por el número de WhatsApp +58 424-2114508

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