Arte y Cultura

El Shakespeare más político y actual llega al teatro de la UCAB

Tanto aquellos que la conocen, como los muchos que no han leído ni visto la que podría ser la mejor tragedia escrita por William Shakespeare –según el criterio, nada menos, que de T. S. Elliot y George Bernard Shaw-, deberían poner en agenda el estreno en Caracas de Coriolano, en versión de Bertolt Brecht, adaptada por Federico Pacanins y a cargo de la agrupación Ago Teatro.

La pieza, una de las últimas que escribió Shakespeare y probablemente la más política de todas sus obras, se presentará por lo pronto durante un único fin de semana en la Sala Virginia Aponte de la Universidad Católica Andrés Bello, los días 10, 11 y 12 de noviembre, a las 4:00 pm. Los boletos están a la venta en la plataforma www.maketicket.com.ve, a un precio de US$15 la entrada general. Para los estudiantes el precio es de US$5 adquiriendo la entrada en la taquilla del teatro.

Para este montaje Ago Teatro tiene como actores invitados a Gerardo Soto en el rol de Coriolano y Sandra Yajure en el de su madre, Volumnia. El resto del elenco está integrado por Minerva Harringthon, Agustín García, Miguel Abreu, Unai Amenabar, Wilfredo García, Carlos Torres, Jesús Navas, Eduardo Burger, Omar El Fakih, Tomás Molina, Natalia Djekki, Verónica Pochet, Camila Guillén, Braulio Meza, Daniel De Alba, Jonielvis Salazar, Gabriela Vielma, Mariana Suárez, Rubén Herrera, Andrea Aparcedo, Salvador Perdomo, Juan Urso y Samuel Estévez.

La dirección y puesta en escena es de Virginia Aponte, con César Manzano como director adjunto, Andreína Blanco en la dirección de actores y Paola Martínez como asistente. La producción, escenografía y vestuario están a cargo de Tetelo Fernández y Ellen Andara, mientras que la producción ejecutiva es llevada por Gisela Cappellin y Wilfredo García. La ejecución musical y los efectos sonoros son realizados por Sancho Pérez, y el coaching vocal corrió a cargo de Charlot Prins.

Coriolano, el inclasificable

Shakespeare construyó su Coriolano, un legendario general romano del siglo V a. C., a partir de lo biografiado por Plutarco. Su particular visión del personaje une la tragedia individual con un retrato de la política que prefigura en muchos sentidos las grandes contradicciones de las modernas repúblicas y de la democracia misma. Por ello resonó con fuerza en medio de las convulsiones del siglo XX, logrando entre otras cosas que un gigante del teatro político como Bertolt Brecht se propusiera hacer la versión que ahora Ago Teatro muestra en Caracas.  

Todo se basa en la anécdota de Cayo Marcio,  llamado Coriolano por haber conquistado en una acción tremendamente heroica la ciudad de Corioles. Presionado por su controladora y ambiciosa madre Volumnia para que obtenga la posición de cónsul, él se resiste a congraciarse con las masas cuyos votos necesita para asegurarse el cargo. Cuando el público se niega a apoyarlo, la ira de Coriolano genera un motín que culmina con su expulsión de Roma. El héroe desterrado se alía con su enemigo jurado Tulo Aufidio para vengarse de la ciudad.

Una representación de Coriolano en el París de 1934 fue tan sonada y polémica que, según algunos historiadores, contribuyó a la caída de la III República Francesa. Los fascistas encontraron en la obra argumentos para su causa, mientras que sus enemigos de izquierda la interpretaban en sentido exactamente contrario. ¿Quién tenía razón?

Coriolano no es una obra de respuestas fáciles. Su protagonista nos seduce por momentos con su integridad, valentía y apego al honor, para luego ponernos en guardia con su muy voluble sentido del patriotismo y su disposición a enviar a la muerte a su propia madre, esposa, hijo y amigos. Es también irascible, intransigente, arrogante y francamente despreciativo con el pueblo llano. Pero es, paradójicamente, el enemigo más radical de lo que en la política constituye la expresión más elevada de desprecio por la inteligencia y capacidad de ese mismo pueblo: el populismo y toda la demagogia que le acompaña.

Coriolano tiene pues muchos defectos y virtudes, pero hay un rasgo que lo define y que sentencia su destino: es incapaz de mentir. Muy mal candidato, diríamos en términos de la actual comunicación política. Es incapaz de negociar, pues para él cualquier solución de compromiso es una traición a sí mismo. La astucia, el doblez, la agenda paralela, el autobombo… ninguna de esas cartas fundamentales del político están en su naturaleza.

Por todo ello, este Coriolano llega con mucho que decirnos sobre los momentos que vive el país y sobre el papel que cumplen o deberían cumplir los que protagonizan la curiosa mezcla de farsa y tragedia que suele ser la política real.

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