Arte y Cultura

Dimas González: “El teatro es conectar con los demás en una liturgia poética”

Por: Eduardo Chapellín

El teatro para mí es la posibilidad de manifestarme, conectar con los demás en una liturgia poética donde me desgarro y me muestro con miedos, con mis miserias, con mis grandezas y mis fantasmas, donde me permito estar ahí desnudo y vulnerable frente al espectador para conectar profundamente con él y satisfacer mi necesidad de comunicarme”, esbozó muy convencido el actor Dimas González, quien ha montado en Venezuela su monólogo Réquiem con una sonrisa.

Este apasionante unipersonal con casi hora y media de duración, está basado en la obra del dramaturgo y poeta Federico García Lorca, de quien el pasado 18 de agosto se cumplieron 88 años de su asesinato por el fascismo español. La obra estuvo en el III Festival Internacional de Teatro Progresista (FITP) 2024 en Caracas. Eso sí, recalca Dimas González que la idea es girar este monólogo por varias salas de la capital y el interior del país: “Es una obra pertinente en estos tiempos”.

Dimas González no es ningún desconocido en el mundo de las tablas nacionales y foráneas. Tiene una carrera de casi cinco décadas llena de grandes aciertos como histrión, que incluyen varios premios. Uno de ellos como mejor protagónico en el Festival de Cine de Milán (2009), siendo el jurado esa vez el director Christopher Nolan, ganador de varios premios Oscar, el actor neerlandés Rutger Hauer y la actriz británica Miranda Richardson.

Lorca ha sido para mí una obsesión desde hace muchos años atrás… pero es tal vez durante la última década donde fui afinando y profundizando sobre Lorca y sus personajes, obras y poesía. Todo esto se terminó de definir como un monólogo perfectible en el tiempo, porque creo que el teatro es perfectible. Y se convirtió en un monólogo a raíz de la soledad que viví fuera de Venezuela entre México y España”, reflexionó este siempre exigente histrión sobre la pertinencia de este autor.

Producto de esa soledad “se fue incubando la idea de escribir y construir un monólogo para expresar lo que quería decir a través de Lorca”.

Cuando le preguntan por qué Lorca y no otro autor, es tajante: “Primero que nada Lorca y digo primero que nada, porque a partir de este monólogo tengo la idea de escribir unipersonales sobre los grandes clásicos”.

Agregó apasionado que “me gusta el teatro clásico, el teatro de texto, me gusta meterme con las grandes pasiones del ser humano y Lorca es para nosotros los hispanoparlantes ese gran trágico español, ese hombre que se destaca en su manera de escribir, de meterse no con reyes, príncipes y reinas, sino con personajes populares, abandonados, maltratados y tocar a través de ellos las grandes pasiones del ser humano, me parece una genialidad de este autor… Así que por eso Lorca”.

Sobre la obra qué más le costó que entrara en el proceso de este monólogo, González precisó:Más bien me costó dejar por fuera muchas cosas que Lorca plantea en sus obras. Me costó dejar por fuera muchas cosas que Lorca plantea en sus obras, la cantidad de personajes y su poesía, pero podría decirte que tal vez el afecto que le tengo a Doña Rosita la soltera, tal vez por la cercanía con lo que tiene que ver con ese ser que vive de la esperanza”.

“Esta obra fue un tema de difícil decisión para mí, de qué montaba y qué colocaba en los textos de este monólogo para expresarme a través de Doña Rosita la soltera, que siempre estuvo rondando por esa infinidad de textos como tienen las otras obras, pero en esa intimidad de textos donde permanentemente está haciendo una reflexión sobre la conducta y la existencia del ser humano”, analizó.

Sin embargo, si señaló otros autores que serían en un futuro transformado por este también pedagogo en monólogos: “Ahora estoy en una disyuntiva entre el gran clásico noruego Henrik Ibsen y el inglés William Shakespeare. Entre ellos dos tengo que elegir para construir mi segundo monólogo, que si la vida me da la oportunidad pues van a ser cinco”.

COMO MAESTRO

Ya como profesor en pedagogía teatral y expresión corporal con más de tres décadas de experiencia, en abril compartió con varios participantes la clínica actoral “El campo cuántico del actor”, dentro de la programación del eje de formación del III Festival Internacional de Teatro Progresista (FITP) 2024.

Desde el salón práctico de la Unearte en Caracas, González esa vez se paseó por su vasta y reconocida experiencia en las artes escénicas como actor, donde ha participado en más de cincuenta montajes teatrales con reconocidos grupos venezolanos.

“Estamos poniendo a disposición años de trayectoria de actores que he recopilado, sobre aquellos aspectos que tiene que ver con la frecuencia energética que ayudan a mostrar herramientas para su desenvolvimiento”, detalló en nota de prensa en aquel momento.

Agregó que las estrategias usadas en esas sesiones de trabajo fueron desde el uso de las técnicas actorales, la comunicación asertiva, improvisación, manejo del lenguaje, manejo del esquema corporal y emocional, más el coaching: “Me he permitido crear esta clínica de forma divertida, para que todos la pasen bien en esta experiencia”.

También sobre el tema de formación, conversó con Luis Jesús González Cova del Correo del Orinoco sobre el tema: “El mundo de la actuación es como la tecnología celular que año a año cambia, se actualiza. Creo que nosotros en muchas ocasiones seguimos utilizando herramientas y metodologías que de alguna manera se han quedado atrás. Creo que hay que renovarse. Antes se hacía una actuación mucho más representacional.  En las actuaciones contemporáneas se hacen presentaciones, se produce una transformación desde adentro que le permite una actuación mucho más auténtica y mucho más verdadera con el espectador”.

Este orgullo de Barbacoa, estado Lara, es de quienes asegura que el que se enseña también aprende: “Todo aquel que siente la necesidad de enseñar, en el fondo lo que tiene es una gran necesidad de aprender”.

Otro de los propósitos de sus talleres es que no solamente sirven al momento de actuar, sino también para la vida en general: “Tenemos miedo a lo desconocido y una vez que empezamos a conocerlo (lo desconocido) pues ya empezamos a perder el miedo”.

CONSTANCIA

No sólo para González es que un taller se quede entre cuatro paredes a la hora de aprender, sino que los participantes afuera en la calle indaguen y exploren para seleccionar los elementos que los pueden ayudar a enfrentar sus temores en escena: “Pero no solamente en el escenario, sino que esas herramientas las pueden poner en práctica a diario para que cuando llegues al escenario surjan de una manera espontánea pero consciente, porque el trabajo del actor es algo permanente y totalmente consciente”.

De ahí que recalca que “un actor debe estar entrenando constantemente y memorizar textos. Un cantante profesional puede memorizar unas 300 canciones y lo sé, porque lo he preguntado. Un bailarín seguro sabe un buen número de coreografías”.

También González es un hombre de convicciones, tal como se expresa en redes sociales: “Fe es el deseo de que algo suceda, voluntad es hacer que ese algo suceda”.

Y pensar, tal como se lo confesó al colega González, que todo comenzó desde niño, cuando quería ser cantante, pero el miedo escénico no se lo permitía. Que el ver a dos personas que estaban actuando en una calle larense lo encaminó para aprender a actuar, para poder conectarse mejor con los demás, para vencer el miedo “y para poder enamorar a la chica que todos los demás enamoraban y a la que no me atrevía ni a hablarle”.

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