Arte y Cultura

Con la obra incaica, Ollantay, la escuela Juana Sujo celebra sus 74  años

El drama considerado de origen incaico, Ollantay, fue seleccionado por los alumnos de la promoción Profesor Vicente Pereda, de la Escuela Superior de Artes Escénicas Juana Sujo, para presentarlo como Montaje de Graduación y, al mismo tiempo, celebrar los 74 años de la fundación de la institución más antigua del país dedicada a la enseñanza de la actuación.

La única oportunidad de ver esta versión de la obra que tal vez sea la más antigua expresión de la literatura quechua, será este jueves desde las seis de la tarde, en la sala principal del Centro Cultural Santa Fe, ubicado en avenida José María Vargas, Torre del Colegio de Médicos, en Caracas.

Bajo la dirección del experimentado Costa Palamides, en esta función actuarán los graduandos Freider Castro, Hareadna Acosta, Victoria Linares, Gilmerson Galvis, Valeria Figueroa, Mariana López, Manzursinha Hernández, Lebimar Volcán, Matthews Sosa y Leandro Panepinto.

En Ollantay se funde el canto, lo coreográfico y el trabajo actoral. En esta propuesta con base el texto que es contextualizado por algunos en el período hispano colonial, cuenta en esta oportunidad con el diseño y realización del vestuario de Ghilaine Latorraca, asesoría de canto del maestro Claudio Muskus, diseño de luces a cargo de Roberto Carlos Linares, coreografías de Luis Vicente González, proyección de imágenes de Abel Mapin Produccion, diseño y realización de máscaras y utilería de Roy Lorenzo, diseño de accesorios de Hareadna Acosta, asistencia general de Stiven Fernández y la producción general de la Escuela Superior de Artes Escénicas Juana Sujo.

Esta creación cuenta cómo el general Inca Ollantay le confiesa a Pachacútec que está perdidamente enamorado de su hija Cusi-Coyllur. Manifiesta su deseo de desposarla y, como tal confesión significa una profanación de parte de un plebeyo, se desata y Pachacútec lo expulsa negándole el amor de Cusi-Coyllur.
Ollantay sale camino del destierro acompañado de Piqui-Chaqui, su fiel servidor, no sin antes amenazar con destruir el imperio. Mientras, en el palacio, Cusi-Coyllur, es encerrada en una caverna, donde padece las consecuencias de su amor.

En los jardines del templo de vírgenes, donde vive desconsolada la hija de la cautiva Ima-Súmac, acompañada de Pitu-Salla. Allí nota el misterio que encierran los tristes lamentos que escucha por las cercanías. Finalmente, gracias a la intervención de de Ima-Súmac, Túpac Yupanqui, hermano de la cautiva Cusi-Coyllur, ordena liberarla y la escena ante los ojos de Ima-Súmac es desgarradora: su madre, es más espectro que ser viviente.

Túpac Yupanqui, poco tiempo después, tras conceder el perdón al general rebelde, lo nombra curaca del Cuzco y permite que Cusi-Coyllur se reúna con Ollantay, logrando finalmente unir a ambos enamorados.

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