OMM: «Nueva alarma ante desastres al derretirse las capas de hielo»
Informes científicos alertan sobre impactos rápidos, irreversibles y desastrosos en todo el mundo por el derretimiento de las capas de hielo, la desaparición de los glaciares y el descongelamiento del permafrost, señaló este viernes 20 la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Por ejemplo, la Iniciativa Internacional sobre el Clima y la Criosfera indica en un informe que el derretimiento de las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida puede estar desacelerando importantes corrientes oceánicas en ambos polos.
Entre las consecuencias estarán una Europa del norte más fría y un aumento del nivel del mar en la costa este de Estados Unidos.
La criosfera es el nombre que se le da a las regiones de nieve y hielo de la Tierra, y abarca desde las capas de hielo, los glaciares, la nieve y el permafrost -suelo congelado bajo la tundra ártica- hasta el hielo marino en los océanos polares.
Otras regiones del planeta experimentarán una mayor pérdida de recursos hídricos, por ejemplo al derretirse los glaciares en Asia, con consecuencias para su alimentación y modo de vida -se afectarán la fauna marina y la pesca en muchas regiones- si continúa el proceso de calentamiento global.
Los informes de la OMM sobre el estado de los recursos hídricos mundiales en 2023 muestran que, en conjunto, los glaciares del mundo perdieron más de 600 gigatoneladas de agua ese año. Las 600 gigatoneladas representan aproximadamente 13 % del consumo anual de agua del mundo.
La Iniciativa, que incluye a científicos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (Ipcc en inglés) también advierte de que a medida que el permafrost se descongela puede liberar a la atmósfera tanto dióxido de carbono y metano como el que actualmente emite la Unión Europea.
Eso liquidaría la esperanza de que la temperatura media del planeta no exceda este siglo de dos grados centígrados sobre los niveles de la era preindustrial (1850-1900), y en su lugar daría lugar a un incremento de al menos tres grados.
Los mares, en ese caso, no sólo serían más cálidos y de mayor nivel, sino más ácidos, con la consiguiente y temida extinción de especies.
Para la OMM se tata de “el canario en la mina de carbón del cambio climático”.
También ventiló el informe sobre el Ártico 2024 de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (Noaa), que agrega al panorama el aumento de los incendios forestales, el reverdecimiento de la tundra y un aumento de las precipitaciones invernales.
El boletín de la Noaa, que recoge aportes de 97 científicos de 11 países, corrobora que la región ártica tiene “un nuevo régimen”, pues ha cambiado en las últimas dos décadas, con importantes impactos sobre las comunidades locales, la vida silvestre y los ecosistemas.
“Sin embargo, esto no debe implicar que el clima del Ártico se haya estabilizado debido al calentamiento provocado por el hombre. Las proyecciones para las próximas décadas son claras: el cambio continuará”, escribieron los autores.
El informe incluye un ensayo sobre el ciclo del carbono, en el que se señala que las tendencias de calentamiento del permafrost continúan y que las observaciones en Alaska muestran las segundas temperaturas de permafrost más altas registradas.
También analiza un aumento multidecenal de los incendios forestales en las regiones de permafrost de América del Norte, que ahora son una preocupación urgente y anual para los residentes del Ártico.
En el último medio siglo, el Ártico se ha calentado a un ritmo tres veces superior al promedio mundial. Los últimos nueve años son los más cálidos registrados en la región, y el verano de 2024 fue el más húmedo allí jamás registrado.
“Estos cambios en conjunto están empujando al Ártico hacia un territorio desconocido”, comenta el reporte.
La OMM y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) están facilitando la celebración del Año Internacional de la Preservación de los Glaciares en 2025, para llamar la atención sobre la necesidad de salvaguardar los recursos hídricos para las personas y los ecosistemas.