Las mujeres afganas prometen resistir la opresión talibán hasta recuperar la libertad
Información IPS Venezuela
Tres años después de que los talibanes volvieran a tomar el control de Afganistán, las mujeres siguen enfrentándose a leyes opresivas y a una marginación sistémica.
Los talibanes han impuesto normas draconianas: las mujeres deben cubrirse todo el cuerpo de la cabeza a los pies, no deben levantar la voz en público, no deben rezar ni leerse el Corán en voz alta. Desde hace tiempo se les prohíbe trabajar fuera de casa o recibir educación.
A pesar de ello, las mujeres afganas están decididas a resistir. 2Continuaremos nuestras protestas y luchas hasta conseguir la libertad», dice desafiante Farzana, miembro del Movimiento de Mujeres Afganas.
En los últimos 20 años, las mujeres afganas han logrado una mayor educación y capacitación profesional, pero ahora están más amenazadas por los talibanes. De repente, el régimen talibán las ha marginado.
«Durante los dos primeros años», cuenta Farzana, «salimos a la calle para protestar por nuestros derechos. Por desgracia, durante estas manifestaciones, los talibanes detenían a las mujeres que protestaban, las encarcelaban y castigaban, y no había nadie que defendiera a estas mujeres».
Las mujeres no podían tolerar más esta situación y salieron a la calle para exigir sus derechos.
Pero ultimamente no se han visto protestas callejeras, a pesar de la introducción de nuevas y estrictas leyes por parte del Ministerio para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio de los talibanes, que incluso prohibían la voz de las mujeres.
Parece que el silencio también ha asolado a las mujeres afganas.
Según mis entrevistas con presas tras su liberación, incluso fueron azotadas desnudas, violadas y sus familiares asesinados misteriosamente.
«Actuamos en secreto en grupos de protesta», explica Farzana.
«No se nos permite deambular por las calles. Llevamos tiempo compartiendo nuestras protestas con los medios de comunicación individualmente desde casa. Los talibanes no pueden silenciar nuestras voces. Continuaremos nuestras protestas y luchas hasta que alcancemos la libertad».
Malalai, otra manifestante, afirma: «Los talibanes incluso envían espías a nuestras casas con diversos pretextos, con caras enmascaradas, alegando que son personas que realizan tareas rutinarias del gobierno. Tienen nuestras fotos y vídeos con ellos, y nos identifican y detienen».
Malalai cuenta también que los talibanes han instalado cámaras en lo alto de todos los edificios altos, supuestamente para vigilar la seguridad, pero su verdadero propósito es vigilar a las mujeres. Recientemente, varias mujeres han sido detenidas y encarceladas de forma inesperada.
«Los talibanes nos temen porque denunciamos la opresión que sufren el pueblo, las mujeres y las minorías étnicas», afirma Malalai.
Y añade: «Los talibanes han impuesto presiones y normas estrictas a las mujeres. Las mujeres ni siquiera pueden salir a la calle sin un Mahram, un familiar varón. Nos interrogan si nos ven juntas por la calle. Comprueban nuestros teléfonos móviles y nos castigan».
Destaca que «los talibanes nos tienen estranguladas. Están violando descaradamente nuestros derechos humanos, los derechos de las minorías étnicas y los de nuestras familias, a la vista de las Naciones Unidas y de otros países».
«Nosotras, las mujeres, continuaremos nuestra lucha a pesar de las presiones y la opresión de un grupo terrorista mundialmente conocido. Haremos realidad nuestras consignas de pan-trabajo-libertad», dice Malalai.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
Sabera, otra manifestante, destaca las tácticas de intimidación y control de los talibanes.
«Los agentes de inteligencia de los talibanes detienen a las mujeres que están en su contra. A través de llamadas telefónicas y fotos que recogen de las manifestaciones, identifican a las manifestantes durante los registros casa por casa». dice.
Ademñas, añade, «recogen por la fuerza copias de los documentos de identidad y pasaportes de las personas para identificar a las manifestantes, sus opositoras declaradas».
Sabera explica que «aunque protestamos por nuestros derechos, muchas manifestantes, tanto solteras como casadas, están actualmente encarceladas por los talibanes y se enfrentan a severos castigos, sin que nadie haga un seguimiento de su situación».
En la actualidad, aclara, «debido a muchos problemas, celebramos las protestas en lugares secretos con la cara tapada, y luego tenemos que huir a otro país».
Los talibanes cometen muchas más atrocidades y opresión en las provincias más alejadas de las ciudades. Obligan a la población a pagar impuestos que duplican sus ingresos anuales.
Si la gente no obedece los dictados de los talibanes, entran por la fuerza en sus casas y les arrebatan a sus hijas. También violan a sus esposas e hijas y les obligan a abandonar sus zonas residenciales.
«No podemos seguir tolerando esta opresión. Continuaremos nuestra lucha», afirma Sabera.
Los entrevistadas para este reportaje afirman que las mujeres de Afganistán luchan valientemente contra la tiranía y las duras leyes de los talibanes, pero no cuentan con ningún apoyo.
«A pesar de la pobreza y el desempleo, continuamos nuestro camino corriendo con nuestros propios gastos», afirma Sabera.
Las mujeres hacen un llamamiento a las Naciones Unidas y a las organizaciones de derechos humanos para que dejen de apoyar y no reconozcan al régimen talibán.
«Estamos muy decepcionadas de que nuestras voces no lleguen al mundo desde este pozo oscuro», afirma Sabera.
La Unión Europea (UE) está conmocionada por las leyes aprobadas por los talibanes que limitan la libertad de expresión de las mujeres y, esencialmente, restringen la vida de las mujeres al interior del hogar.
«Un posible reconocimiento exigiría que los talibanes cumplieran en todos los aspectos tanto sus obligaciones para con los ciudadanos de Afganistán como las obligaciones internacionales de Afganistán», afirma un comunicado de prensa del Consejo Europeo.
La UE sigue apoyando a las mujeres y niñas afganas y a todas las personas amenazadas por los talibanes en Afganistán.
Por otra parte, los talibanes también se niegan a cooperar con la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (Unama, en inglés).