La agricultura de conservación transforma al sector en el sur de África
Información IPS Venezuela
En las polvorientas llanuras del distrito de Shamva, en el centro de Zimbabue, el campo de maíz de Wilfred Mudavanhu desafía la sequía.
Con la última sequía provocadapor el fenómeno de El Niño que ha azotado a varios países del sur de África, el cultivo de maíz de Mudavanhu está floreciendo, gracias a un innovador método de cultivo que ayuda a mantener la humedad en el suelo y promueve la salud de la tierra.
Tras cosechar apenas 1,5 toneladas de maíz cada temporada, la cosecha de Mudavanhu aumentó a 2,5 toneladas del grano en la campaña 2023/2024.
Mudavanhu es uno de los muchos agricultores de Zimbabue que adoptan la agricultura de conservación, un método que da prioridad a la mínima alteración del suelo, la rotación de cultivos y la conservación de la humedad del suelo.
La práctica se complementa con otros métodos, como el control oportuno de las malas hierbas, el acolchado y el cultivo en pequeñas parcelas para obtener altos rendimientos.
Los investigadores afirman que el método de la agricultura de conservación está siendo un salvavidas para los agricultores que se enfrentan al cambio climático.
Durante más de 20 años, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CImmyt) ha promovido la investigación sobre la agricultura de conservación en el sur de África con el objetivo de conseguir que los agricultores aumenten el rendimiento de sus cosechas.
Según los investigadores, con la agricultura convencional, el rendimiento del maíz de los pequeños agricultores de Zimbabue ha sido a menudo inferior a una tonelada por hectárea.
La adopción de prácticas de este tipo de agricultura ha permitido aumentar el rendimiento hasta 90 %.
Mientras que en Malaui los agricultores han experimentado un aumento del rendimiento del maíz de hasta 400 %, los cultivos se integran con árboles fijadores de nitrógeno como el Faidherbia albida.
En Zambia, el rendimiento del maíz con agricultura convencional ha sido de 1,9 toneladas por hectárea, y ha aumentado a 4,7 toneladas por hectárea cuando los agricultores han utilizado prácticas de agricultura de conservación.
Pero más allá de los altos rendimientos, la agricultura de conservación ahorra humedad y mejora la salud del suelo, ofreciendo a los agricultores una solución a largo plazo al creciente problema de la degradación del suelo, una amenaza inminente ante el cambio climático, señalan los investigadores.
«A medida que se agrava la crisis climática, la agricultura de conservación se ha convertido en esencial para los agricultores del sur de África, ya que ofrece un enfoque resistente e inteligente desde el punto de vista climático para aumentar la productividad y resistir los impactos del cambio climático, reforzando la seguridad alimentaria sostenible», dijo a IPS Christian Thierfelder, científico principal del Cimmyt.
A su juicio, la agricultura de conservación podría cambiar el sistema de cultivo de secano en la región.
Unos tres millones de agricultores del sur de África practican este tipo de agricultura, dijo Thierfelder.
«Cuanto más afecte el cambio climático, como se ha visto en las recientes sequías, más adoptarán los productores de la agricultura de conservación, porque la forma tradicional de hacer agricultura ya no siempre funcionará», aseguró.
El uso de máquinas está atrayendo a los pequeños agricultores a adoptar la agricultura de conservación. El Cimmyt ha investigado el uso de máquinas adecuadas para los sistemas de agricultura de conservación de los pequeños agricultores.
Se ha comprobado que las máquinas aumentan los métodos de cultivo intercalado que utilizan los agricultores, al tiempo que abordan los retos de la elevada demanda de mano de obra asociada a la agricultura de conservación.
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Tradicionalmente, los agricultores pasan horas cavando cuencas de siembra, un proceso que requiere mucho tiempo y mano de obra. La excavadora de cuencas ha mecanizado la fase de preparación de la tierra, reduciendo el número de personas necesarias para excavar las cuencas.
Thierfelder explicó que el Cimmyt se ha asociado con proveedores de servicios registrados en Zimbabue y Zambia, que ofrecen servicios de mecanización que mejoran la eficiencia agrícola y reducen la demanda de mano de obra.
Una de estas innovaciones, la excavadora de cuencas, una máquina rentable y de bajo consumo energético, reduce la mano de obra hasta en 90 %.
Cosmas Chari, agricultor y proveedor de servicios en el distrito zimbabuense de Shamva, solía pasar un día cavando cuencas para plantar, pero ahora tarda una hora utilizando la excavadora de cuencas.
Mudavanhu, el productor maicero, se convirtió en proveedor de servicios de mecanización tras integrar la agricultura de conservación con la mecanización. Como proveedor de servicios, Mudavanhu alquila un tractor de dos ruedas, una desgranadora y un desgarrador a otros agricultores que practican la agricultura de conservación.
Otro agricultor, Advance Kandimiri, también es proveedor de servicios de mecanización.
«Empecé como proveedor de servicios de mecanización en 2022 y adopté la agricultura de conservación utilizando la mecanización», dijo Kandimiri, que compró un tractor, una desgranadora y una plantadora de dos hileras.
«La agricultura de conservación es más rentable que la agricultura convencional que practicaba antes de conocer esta agricultura de conservación·, afirmó Kandimiri.
Los datos de la investigación del Cimmyt indican que los agricultores que adoptan prácticas de conservación pueden obtener unos ingresos extra de aproximadamente 368 dólares por hectárea como resultado de obtener mayores rendimientos y reducir los costes de los insumos.
Agricultura de conservación en la región
Los agricultores de África meridional han encontrado el éxito tras adoptar prácticas de agricultura de conservación (AC) con resultados notables.
En 2011, durante una visita a Monze, en la provincia meridional de Zambia, Gertrude Banda observó de primera mano los importantes beneficios de la AC.
Los agricultores que practican la AC desde hace más de siete años demostraron cómo la siembra de cultivos sin laboreo mediante un ripper de tracción animal permitía reducir la mano de obra en la preparación de la tierra y mejorar el rendimiento de los cultivos.
Banda afirma que esta experiencia la motivó a adoptar la AC en su propia explotación de nueve hectáreas, donde cultiva caupís (Vigna unguiculata), cacahuetes y soja. Practica la rotación de cultivos, alternando el maíz con diversas leguminosas para mejorar la fertilidad del suelo y el rendimiento de las cosechas.
Además, utiliza residuos de cacahuete y la leguminosa caupí para alimentar al ganado. Ganó unos 5000 dólares con la venta de su cosecha de soja.
«En la actualidad, toda mi explotación sigue los principios de la AC», afirma Banda. «Todos mis cultivos se plantan en hileras y hago rotar el maíz con diversas leguminosas para mantener la salud del suelo», añade.
Más de 65 000 agricultores de Malaui y 50 000 de Zambia han adoptado la AC, según el Cimmyt, cuyas investigaciones demuestran que la educación de los agricultores, la formación y la orientación técnica son vitales para que los agricultores hagan el cambio.
Sin embargo, la adopción generalizada de la agricultura de conservación sigue siendo escasa a pesar de sus reconocidas ventajas.
Según Hambulo Ngoma, economista agrícola del Cimmyt, los pequeños agricultores tienen dificultades para acceder a insumos y equipos.
Además, «los agricultores tienen conocimientos limitados sobre el control eficaz de las malas hierbas y se enfrentan a incertidumbres sobre el rendimiento a corto plazo, lo que puede desalentar una práctica constante», dijo Ngoma.
Aunque la AC ha demostrado su valía, «los índices de adopción siguen siendo relativamente bajos en África meridional», afirma Ngoma, y añade: “Muchos agricultores carecen de recursos para invertir en las herramientas y la formación necesarias para una aplicación eficaz”.
Asociaciones fructíferas para promover la agricultura de conservación
Blessing Mhlanga, agrónomo de sistemas de cultivo del programa de Sistemas Agroalimentarios Sostenibles del Cimmyt, afirmó que el éxito de la AC va más allá de la tecnología y las técnicas, sino que depende de la educación y de la inclusión de los principios de la AC en las políticas nacionales.
En Zambia, por ejemplo, el Cimmyt, en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), ayudó a diseñar una estrategia de mecanización que ha allanado el camino para que la AC mecanizada se incorpore a los programas agrícolas dirigidos por el gobierno.
«Tecnologías como la intensificación con gliricidia, un árbol de rápido crecimiento que fija el nitrógeno, el cultivo en franjas y las camas permanentemente elevadas forman parte ahora de la agenda agrícola nacional de Zambia», explicó Mhlanga.
Añadió que la adopción de la AC por parte de los pequeños agricultores puede ser transformadora, especialmente en regiones que dependen del cultivo de secano.
Mhlanga afirmó que, con más de 250 millones de hectáreas de tierras dedicadas a la agricultura de conservación en todo el mundo y un índice de adopción de estas prácticas que aumenta en 10 millones de hectáreas cada año, el futuro de la agricultura de conservación es prometedor.
Sin embargo, puntualizó. queda mucho por hacer para proporcionar a los pequeños agricultores como Mudavanhu las herramientas y los conocimientos adecuados para adoptar plenamente la agricultura de conservación.