El sueño de Guyana de ser un productor ecológico de petróleo
Cortesía de IPS Venezuela
Mucho antes del transformador descubrimiento de su petróleo en alta mar en 2015, Guyana se había comprometido firmemente con la descarbonización y la acción climática, como se establece en su Estrategia de Desarrollo Bajo en Carbono (LCDS, en inglés) 2030.
El desarrollo de su industria petrolera ha dado lugar a un notable crecimiento económico en Guyana, incluida una tasa de crecimiento de su producto interno bruto (PIB) que en 2022 trepó hasta 62, 3 % .
Pero será esencial equilibrar su crecimiento económico impulsado por el petróleo con su compromiso de larga data con la acción climática y la promesa de sostenibilidad, los hitos y objetivos del marco político de la LCDS.
En pocas palabras, ¿cómo puede hacerse realidad esta vía idealista y ambiciosa?
Para empezar, es esencial comprender la naturaleza verdaderamente transformadora del desarrollo del sector del petróleo y el gas del país.
Los yacimientos petrolíferos marinos del país han alcanzado los 11 000 millones de barriles (159 litros) y se prevé que la producción supere los 1,2 millones de barriles diarios (bpd) en 2027, lo que convierte a este pequeño país del Caribe sudamericano en uno de los productores de petróleo de más rápido crecimiento del mundo.
Se calcula que el aumento previsto de la producción reportará al gobierno de Guyana unos ingresos de 7500 millones de dólares en 2040.
Se trata de una motivación lo suficientemente fuerte como para que un pequeño país en desarrollo como Guyana equilibre «la gallina de los huevos de oro» con su promesa de alcanzar los objetivos del Acuerdo de París sobre el clima y un estatus mundial como principal defensor de la descarbonización entre los países en desarrollo que se ganó antes de que se descubriera su petróleo costa afuera.
Para Guyana, hay una clave clara y obvia para lograr un equilibrio tan delicado: los ecosistemas forestales de la nación.
Guyana es el segundo país del mundo con mayor porcentaje de cubierta forestal, capaz de almacenar anualmente 19 500 millones de toneladas de dióxido de carbono -responsable de casi 40 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI)- y capturar 154 millones de toneladas anuales de la atmósfera.
Esto ha permitido a la nación continental caribeña reivindicar claramente ser una de las pocas jurisdicciones del mundo con emisiones negativas de carbono.
Además, ha facilitado al país monetizar con éxito sus esfuerzos de conservación a través de la Arquitectura para la Transacción REDD+ (Reducción de Emisiones de los GEI, causadas por la deforestación y la degradación de los bosques).
Esa arquitectura es el Estándar de Excelencia Medioambiental REDD+ (Art Trees), un programa climático mundial centrado en la conservación forestal, que incluye la gestión, el seguimiento y la notificación de créditos de carbono.
Con la certificación de créditos de carbono de Art Trees, Guyana emitió créditos de carbono por primera vez como país. Sucesivos esfuerzos permitieron a Guyana asegurar una transacción de créditos de carbono en 2022 con Hess Corporation, un productor estadounidense de gas y petróleo.
El acuerdo, que abarca los años 2016-2030, incluye el pago a Guyana de al menos 750 millones de dólares para compensar las emisiones en el proceso de producción de petróleo.
Este acuerdo también demuestra el compromiso de Guyana para equilibrar la producción de petróleo y la sostenibilidad mediante la protección de sus bosques tropicales.
Ello porque los pagos de créditos de carbono están condicionados al requisito de que 99 % o más de los bosques de Guyana permanezcan intactos.
Otro signo notable de la disposición a largo plazo de Guyana a encontrar el equilibrio para su ambicioso plan de transición energética son los Planes de Sostenibilidad de las Aldeas (PSAL) elaborados por las comunidades.
Según lo estipulado en la LCDS 2030, 15 % de los ingresos del mercado del carbono se destinan a los pueblos indígenas y las comunidades locales. Cabe señalar que esta es una distinción importante para los esfuerzos de Guyana en comparación con otros países de la región de América Latina y el Caribe.
Además, los programas bajo la Plataforma de Apoyo Voluntario (VPS, en inglés) en el sector forman parte del sentido de urgencia de Guyana para mitigar y adaptarse a los riesgos e impactos del cambio climático como país de la cuenca del Caribe particularmente vulnerable a los impactos más perniciosos del cambio climático.
El país ha subrayado en repetidas ocasiones que considera su papel como uno de los más cruciales en la conservación de la biodiversidad, a la vez que formula políticas y lecciones de gobernanza sobre cómo invertir los ingresos del petróleo en la posible expansión y conservación de la biodiversidad forestal, costera, terrestre y oceánica, y en el aumento de la resiliencia frente a los impactos del cambio climático.
El éxito en el desarrollo y la aplicación de estos planes podría salvar vidas en la región e impulsar el desarrollo económico de Guyana, al mismo tiempo que aportaría lecciones cruciales a nivel mundial.
Además, Guyana utiliza los ingresos del mercado del carbono para invertir en educación y otros servicios públicos, agricultura, industria manufacturera e industrias de la tecnología de la información (TI).
Estas medidas son importantes p
ara evitar y mitigar los efectos de la maldición de los recursos. Los primeros resultados son positivos, ya que la economía no petrolera creció 12,6% en 2024, lo que indica un comienzo importante y una prueba tranquilizadora de que Guyana está trabajando para diversificar su economía.
En otras palabras, Guyana ya está preparando un antídoto contra el «mal holandés», un fenómeno en el que el crecimiento acelerado en un sector perjudica a la economía en otro sector, como se vio en los Países Bajos, donde el descubrimiento de petróleo y gas y el rápido desarrollo y generación de ingresos para la nación dieron lugar a un declive de la industria manufacturera durante la década de los años 70.
Por último, Guyana es consciente de que su compromiso continuo con la sostenibilidad medioambiental mejora la viabilidad a largo plazo tanto de la producción de petróleo como de su economía nacional.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
El desarrollo continuo de un nivel eficiente de producción en su floreciente industria petrolera offshore, combinado con importantes tecnologías de captura de carbono, está posicionando la producción de la nación como barriles de «bajo carbono».
A medida que la demanda de petróleo disminuya en los próximos años, también parece evidente que los cambios en las normativas y la gobernanza internacionales afectarán primero a los productores con altas emisiones de carbono.
Nada prometería mejores perspectivas como productor de petróleo para Guyana que ser un productor sostenible de petróleo con bajas emisiones de carbono.
Tales atributos pueden garantizar la competitividad del petróleo guyanés incluso después de alcanzar las emisiones globales netas de carbono cero, a pesar de ser un recién llegado al mercado mundial del petróleo.
Un optimista podría incluso añadir que esto presionaría a otros grandes productores existentes a reducir sus emisiones de carbono si se tiene en cuenta la colaboración de Guyana con Noruega, otro productor de petróleo que se ha propuesto reducir sus emisiones netas de carbono en los últimos años.
Guyana ha demostrado su firme y seguro compromiso con la sostenibilidad en la producción de petróleo y el desarrollo social y económico a través de un compromiso político y legislativo a nivel nacional.
La ambición de la nación de aprovechar la oportunidad económica que supone el descubrimiento de su enorme riqueza petrolífera en alta mar no ha subsumido el antiguo y necesario compromiso con la biodiversidad y la acción climática.
De hecho, el país tiene un camino claro para emplear sus recursos de petróleo y gas en pro de la sostenibilidad económica y social invirtiendo a largo plazo en la sostenibilidad de la sociedad, el medio ambiente y la economía.
Rio Namegaya es un estudiante de posgrado en la Escuela de Política y Estrategia Global de la estadounidense y pública Universidad de California en San Diego, situada en su suburbio costero de La Jolla.