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«Conoce las precauciones que debes tomar antes de elegir tu nombre profesional», dice Priscilla Ávila

En el mundo profesional, el nombre que elegimos para representar nuestra marca personal va mucho más allá de una simple firma. Es portador de nuestra historia, de nuestra reputación y del reconocimiento que nos hemos ganado a lo largo de nuestra carrera. Para muchos, el nombre es un símbolo de credibilidad y confianza. Sin embargo, ¿qué hacer cuando hay que ajustar esta identidad?

«Nuestro nombre es nuestra tarjeta de visita. Es la forma en que el público, los clientes y los socios nos reconocen y confían en lo que ofrecemos», explica Priscilla Ávila. Un nombre profesional facilita la creación de una marca personal fuerte, lo que es esencial en ámbitos como la comunicación, donde la confianza es primordial.

Además, un nombre consolidado tiene peso en los buscadores. Cuando un profesional se hace conocido, su nombre empieza a aparecer en contenidos, redes sociales y otros portales, lo que aumenta su visibilidad y reconocimiento. Este posicionamiento online es una ventaja para quienes trabajan de cara al público, como Priscilla Ávila, que utiliza su nombre para potenciar Azure Assessoria, su empresa de comunicación.

Pero, ¿qué hacer cuando el cambio de nombre es inevitable? Ya sea por motivos personales o profesionales, adaptar el nombre puede ser una necesidad. Priscilla Ávila comparte algunos consejos para afrontar el cambio de forma estratégica.

El primer paso es comunicar claramente el cambio a clientes, socios y público en general. «Utiliza todos los canales de comunicación disponibles: redes sociales, marketing por correo electrónico e incluso publicaciones en los sitios web en los que ya se te reconoce», sugiere Priscilla. Deje claro que, a pesar del nuevo nombre, la calidad y la seriedad del trabajo siguen siendo las mismas.

Priscilla recomienda que durante los primeros meses tras el cambio, el profesional haga referencias al nombre anterior. Esto ayuda al público a establecer la conexión entre la nueva identidad y la antigua. Por ejemplo, utilizar «Priscila Ávila, antes conocida como Priscila GraVuni» en posts y firmas de correo electrónico.

«Crear contenido es una forma de reforzar el nuevo nombre», dice Priscilla. Las entradas de blog, las entrevistas y las publicaciones en redes sociales con el nuevo nombre ayudan a consolidar el cambio. Además, el contenido actualizado con la nueva identidad contribuye al posicionamiento en buscadores, asociando el nuevo nombre a tu experiencia y trayectoria.

Asegúrese de que todas las plataformas digitales – LinkedIn, sitio web y perfiles en redes sociales – están actualizadas con el nuevo nombre. «Cada detalle cuenta a la hora de crear una nueva marca. Y asegurarse de que el nuevo nombre aparece de forma coherente marca la diferencia», explica Priscilla.

En algunos casos, el cambio de nombre puede ir acompañado de un rebranding completo, con nuevos colores, logotipo y estilo de comunicación. Es una forma de marcar la nueva etapa y resaltar la nueva identidad, sobre todo si el nombre anterior estaba muy vinculado a una etapa que se ha dejado atrás.

Para Priscilla Ávila, el cambio de nombre era más que una necesidad; era una oportunidad para empezar de cero, un nuevo capítulo en su carrera como jefa de prensa. «No es fácil adaptar una identidad profesional, pero se puede hacer con claridad y estrategia. Lo más importante es mantener el propósito y la calidad del trabajo, que son las verdaderas bases del reconocimiento», concluye.

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