Arte y Cultura

«El equilibrista» del argentino Mauricio Dayub llega al Festival Internacional de Teatro Progresista

Mauricio Dayub, el actor argentino que lleva más de 800 funciones con «El equilibrista», premio Konex de Platino: Mejor Unipersonal de la Década, una obra que relata su historia familiar, la de su abuelo italiano que le inculcó la frase que lo marcaría para siempre: «El mundo es de los que se animan a perder el equilibrio»; se presentará en la tercera edición del Festival Internacional de Teatro Progresista, en la sala Anna Julia Rojas de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (UNEARTE), los días 24, a las 5:00 pm; y 25 de marzo, a las 7:00 pm.

Seguramente, muchos ya habrán visto en las redes sociales del festival, un mensaje promocional de Dayub, quien ofrece devolverles el dinero a los espectadores que no salieran satisfechos del espectáculo. Estrategia promocional del artista, quien en una oportunidad confesó que «por suerte nadie, hasta ahora, ha pedido el dinero. De todos modos, al concluir el espectáculo salgo inmediatamente al hall, y recibo las devoluciones del público, que son maravillosas”.

Mauricio Dayub nacido en Paraná Entre Ríos, es un actor y director de escena argentino, que debutó como actor en Buenos Aires en El primero de Ismael Horowitz y ganó el Premio ACE al actor revelación por su participación en las obras Compañero del alma y A lo loco.

Es autor de la obra teatral El amateur, estrenada en 1997. En 2019, participó de la grabación de Maradona, sueño bendito, serie de Amazon sobre la vida de Diego Maradona, donde interpreta a Roque Villafañe, su suegro. El 6 de noviembre de 2019 resultó ganador del Premio ACE de oro por su papel en la obra de teatro El equilibrista. En 2021 la Fundación Konex lo distinguió con el Premio Konex de Platino en la disciplina Unipersonal.

La sinopsis de El equilibrista dice: «Mi abuelo tocaba el acordeón junto a una caja que decía “Frágil”. Una caja similar a la que mi padre usaba para guardar las obras de arte, que remataba. Mi abuela soñaba con cajas que no abría. Un día le conté que yo también soñaba con una. Me aconsejó que no la abriera. Cuando me animé, la abrí, y entendí a mi papá. Luego abrí otra, y comprendí a mis tíos. Hasta que, en la última, me encontré a mí. Mi abuelo había atravesado el mar con su acordeón, oculto en esa caja que decía “Frágil”. El mismo mar que tuve que atravesar yo, para saber de dónde venía. Ahora entiendo por qué.»



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