Parar las guerras y aumentar la «mísera» financiación climática: Jeffrey Sachs
Información IPS Venezuela
La contribución de Estados Unidos al Fondo para Pérdidas y Daños equivale a nueve minutos de los gastos del Pentágono, remarcó Jeffrey Sachs, economista de renombre mundial, autor de superventas, educador innovador y líder mundial en desarrollo sostenible.
Si bien la promesa del Fondo para Pérdidas y Daños se hizo en la COP27, celebrada hace un año en Sharm el Sheij, en Egipto, este fue el hito con que comenzó el 30 de noviembre la 28 Conferencia de las Partes (COP28) sobre cambio climático, que descuenta este martes 12 sus horas finales en Dubái, la segunda ciudad de los Emiratos Árabes Unidos.
Hasta el momento, las contribuciones prometidas por varios países al Fondo para Pérdidas y Daños han alcanzado solo los 700 millones de dólares. Se trata en cualquier caso de un gran paso en la dirección correcta, pero preocupa que el fondo sea demasiado pequeño y que las naciones poderosas no estén haciendo lo suficiente para frenar el ritmo y la velocidad de la crisis climática.
«El proceso de la COP sigue siendo un formalismo, no un avance. Sí, hay un nuevo Fondo para Pérdidas y Daños, pero es minúsculo -se han comprometido 700 millones de dólares- en comparación con los cientos de miles de millones de dólares de pérdidas relacionadas con el clima cada año», afirmó Sachs.
Se calcula que, para 2030, el total de pérdidas y daños para los países del Sur en desarrollo podría oscilar entre 290 000 y 580 000 millones de dólares; según otra estimación, es de 400 000 millones de dólares al año y va en aumento.
África está en primera línea de los efectos devastadores del cambio climático, a pesar de que el continente representa la parte más pequeña de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero: solo 3,8 %.
«Estados Unidos se comprometió a aportar unos míseros 17,5 millones de dólares, lo que equivale a nueve minutos de gasto del Pentágono. El resto de la financiación sigue siendo ínfima en comparación con las necesidades reales. Estados Unidos y Europa están en guerra, no en la financiación del clima. Las guerras de Ucrania y Gaza son lo único que interesa a la política exterior estadounidense», dijo Sachs a IPS.
Y añadió: «John Kerry es impotente en la realidad. Está ahí para dar discursos. No tiene autoridad para ofrecer ninguna política real», en referencia al enviado presidencial especial para el Clima del gobierno estadounidense de Joe Biden.
Para Sachs es crucial poner fin a las guerras y una vez logrado esto, podría comenzar la verdadera diplomacia.
«Vamos a la COP29, en un mundo que se calienta rápidamente y que corre un gran peligro. La primera prioridad es detener las guerras, y para ello es necesario que la comunidad mundial diga a Estados Unidos que ponga fin al belicismo y obligue a Israel a detener la actual limpieza étnica en Gaza”, afirmó el especialista.
Según el afamado economista y líder del desarrollo sostenible, “deteniendo las guerras, podríamos iniciar una verdadera diplomacia climática entre los principales países productores de combustibles fósiles”.
“Los tres principales países productores de combustibles fósiles son China, Estados Unidos y Rusia. Los tres tienen que cooperar. Eso depende de un cambio fundamental en la política exterior estadounidense», dijo.
El Fondo para Pérdidas y Daños se refiere a las pérdidas y daños económicos, sociales y culturales causados por el cambio climático antropogénico a los sistemas naturales y humanos.
Es un vehículo para hacer llegar la justicia climática a las comunidades desproporcionadamente afectadas por el cambio climático. La injusticia climática radica en que, a pesar de su baja huella de carbono, los países en desarrollo se enfrentan a toda la fuerza de los cambios climáticos, acabando lentamente con su biodiversidad y destruyendo vidas, medios de subsistencia y patrimonio cultural.
El cambio climático es la amenaza más grave a la que se enfrenta la cultura hoy en día. En todo el mundo, los bienes del Patrimonio Mundial se están llevando la peor parte del cambio climático, por la creciente acidificación de los océanos, la desertificación, las sequías, las inundaciones y los incendios relacionados con el aumento de las temperaturas.
Un ejemplo es lo que sucede en África. El cambio climático está erradicando lentamente la costa continental y su patrimonio cultural, mientras 20 % de los sitios de su patrimonio están en peligro.
Las comunidades devastadas por los desastres inducidos por el clima están perdiendo sus formas de vida, incluida la preservación de las tradiciones para las generaciones futuras. Este es el coste cultural del cambio climático para muchas comunidades vulnerables, en particular los pueblos indígenas, que actualmente están sufriendo enormemente los cambios graves y drásticos de los patrones meteorológicos.
Las naciones en desarrollo más vulnerables se enfrentan a mayores riesgos derivados del cambio climático y carecen de fondos para recuperarse de fenómenos climáticos cada vez más frecuentes y graves.
Es imposible recuperarse de algunas pérdidas provocadas por desastres inducidos por el clima, como la pérdida de vidas humanas, pero se espera que el fondo ayude a construir mejores infraestructuras después de un evento climático severo.
Por eso, se aplaude que entre en acción el Fondo para Pérdidas y Daños, pero igualmente se se critica que las contribuciones a ese fondo anunciados en la COP28 cubran hasta ahora menos de 0,2 % de las pérdidas inducidas por el clima en los países en desarrollo.
Además, las naciones más poderosas se muestran reacias a abordar cuestiones críticas como la eliminación progresiva de los combustibles fósiles, que podría frenar significativamente el cambio climático, lo que supondría un alivio muy necesario para África y otras naciones vulnerables del Sur global.
«La clase política de Estados Unidos no es seria. China está más interesada. Solo el fin de las guerras, seguido de negociaciones serias entre los principales productores de combustibles fósiles, funcionará», dijo Sachs.
«Los 10 principales productores de combustibles fósiles son: China, Estados Unidos, Rusia, India, Arabia Saudí, Indonesia, Australia, Canadá, Irán e Iraq. Estos 10 países deben elaborar planes serios, cooperativos y coordinados para reducir progresivamente su producción. Aún no han empezado a mantener conversaciones al respecto. Mientras tanto, la financiación para África también está gravemente desatendida», añadió.
Para reafirmar la transición energética alineada con contener el incremento de las temperaturas en el tope 1,5°C, la COP28 se propuso afianzar una serie de objetivos al menos teóricamente ambiciosos.
Entre ellos: triplicar la capacidad mundial de generación de energía renovable para 2030, duplicar las mejoras anuales de la eficiencia energética para 2030 y una disminución ordenada de la demanda de uso de combustibles fósiles para 2030, empezando por la no construcción de nuevas centrales de carbón.
La cumbre de Dubái buscó además el compromiso de la industria del petróleo y el gas para alinear sus estrategias y carteras de inversión con 1,5°C, centrándose en una reducción de 75% de las emisiones de metano para 2030. Y mecanismos de financiación para un mayor aumento de las inversiones en energías limpias en las economías emergentes y en desarrollo.
Sin embargo, el lunes 11 el borrador del texto del acuerdo excluía las palabras «eliminación gradual» o «reducción progresiva» de los combustibles fósiles, y en su lugar solo prometía reducir el petróleo y el gas.
Ante ello, varios países, entre ellos Australia, Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Japón, dijeron que no firmarían lo que esencialmente serían «certificados de defunción para muchos pequeños Estados insulares».
La primera versión del primer Balance Mundial de la historia, publicado antes de la cumbre de Dubái, reveló que el mundo no va por buen camino para alcanzar los objetivos establecidos en el Acuerdo de París sobre cambio climático.
Es la primera vez que una conferencia de las Naciones Unidas sobre el clima evalúa los avances hacia la consecución de los objetivos acordados en 2015, tras la histórica COP21 de París.
El informe de evaluación es similar a un inventario, ya que examina todo lo relacionado con la situación mundial en materia de acción y apoyo al clima. Constituye un punto de inflexión crítico.
En la COP28, los 196 Estados parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático deben dar cuerpo definitivo a ese balance e incluir metas en materia de combustibles fósiles para asegurar la sobrevivencia de la Tierra y de la humanidad. Pero a horas de su cierre, se duda de que lo hagan.