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El binacional lago Titicaca se está evaporando

Información IPS Venezuela

«Antes desde aquí podía ver el lago, pero ahora solo veo tierra y plantas secas, el agua se está evaporando”, comentó Filomena Pari de 70 años, mientras tejía en la entrada de su comercio en Puno, capital del peruano departamento del mismo nombre, situada en las riberas del Titicaca, cuyas aguas comparten Perú y Bolivia.

Detrás y alrededor de su local comercial el suelo está agrietado, también hay lanchas y pequeños botes varados. La sequía del ciclo 2022 – 2023 se acerca a niveles críticos.

En el poblado de Chullini, donde reside Filomena, el lago ha retrocedido unos dos kilómetros.

Quienes viven en el Titicaca o en sus predios usualmente se desplazaban en botes pequeños de motor hasta el puerto. Ahora deben utilizar remos para atravesar estrechos canales y revisar semanalmente el nivel de descenso del agua para evitar que sus embarcaciones queden encalladas, y para llegar a sus destinos se ven forzados a caminar por la tierra pantanosa y agrietada.

La contaminación, el déficit hídrico y el cambio climático afectan el lago navegable más alto del mundo, ubicado a 3812 metros sobre el nivel del mar, con una superficie de 8562 kilómetros cuadrados. Según el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú, desde el primero de abril de 2023 hasta este 21 de noviembre el nivel del agua del Titicaca descendió 77 centímetros.

“Los pozos ya están secándose, si no hay lluvia no hay pasto, no hay nada, los señores que viven en las alturas están vendiendo sus animales, otros animalitos están muriendo, porque es la verdad, en los cerros no hay agua”, comentó Juan Calixto de 79 años, un agricultor residente de Chulluni.

Calixto conversó con democraciaAbierta, mientras trazaba líneas en el suelo para sembrar papa, uno de los tubérculos más producidos en Puno y el principal cultivo del país en superficie sembrada (representa  25% del producto interno bruto agropecuario), y aseguró que para su siembra ya no cuenta con la lluvia.

“Nosotros (nos) estamos preparando para sembrar y vamos a hacer un pozo acá y a regar con motobomba, en la lluvia no tenemos tanta esperanza, no hay seguridad, puede haber sequía de nuevo, el año pasado perdimos casi todo”, afirmó.

El agricultor de la comunidad ancestral quechua, aseguró que años atrás “llovía en su debido tiempo, helaba en su tiempo (…) ahora todo quiere cambiar totalmente, eso es una preocupación total”.

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