Mundo Diplomático

Biogás: la oportunidad perdida en una Venezuela a oscuras

Información IPS Venezuela

Carmen es una de las productoras agropecuarias venezolanas que sobrevive tras sortear expropiaciones, inseguridad, hiperinflación, controles de precios, escasez de combustible, nulo acceso a créditos y financiamientos, acumulación de pérdidas, colapso de los servicios públicos, racionamientos eléctricos durante horas y una emergencia humanitaria compleja.

Parte de las carencias de energía eléctrica que tanto afectan a su productividad podrían resolverse con el biogás, el  combustible hecho con desperdicios, y así lo indagó, pero su búsqueda no trascendió de internet.

“He sentido interés, pero apenas leí sobre el tema y vi unos videos. No lo hago por tiempo, no tengo quién me ayude y tal vez por ignorancia o falta de planificación”, comenta.

El biogás es una mezcla de gases cuyos principales componentes son el metano y el dióxido de carbono, el cual se produce como resultado de la fermentación de materia orgánica, como cáscaras y excrementos de animales, gracias a la acción de un grupo de microorganismos en condiciones adecuadas. Y, ese gas se puede usar para cocinar o encender lámparas, entre otras.

Para el proceso del biogás son claves los biodigestores, “un sistema que aprovecha la digestión de las bacterias para transformarla en biogás”, detalla el libro Dimensionamiento, diseño y construcción de biodigestores y plantas de biogás.

Existen biodigestores de diferentes niveles de complejidad. Estos van desde baja que son usados principalmente en entornos domésticos, pasando por modelos de complejidad baja a intermedia que se emplean comúnmente en la agricultura, hasta llegar a sistemas más complejos diseñados para aplicaciones industriales.

Oportunidad energética y socioambiental

La producción de biogás permite aprovechar los residuos orgánicos animales y vegetales como las excretas del ganado vacuno y porcino, reducir la contaminación del suelo, aire y agua, y la emisión de gases de efecto invernadero.

Además, el gas se puede utilizar para producir energía eléctrica mediante turbinas o motores de combustión interna, generar calor en sistemas de combustión adaptados y un subproducto semilíquido que puede aplicarse como acondicionador de suelos o abono genérico.

Y no es una utopía. Países como China, Estados Unidos, Alemania, Brasil, Argentina, Perú y Uruguay han desarrollado el biogás, siendo una de las tecnologías de más fácil implementación en sectores rurales.

En la economía circular, el reciclaje y el aprovechamiento energético renovable, el biogás juega un papel fundamental, especialmente en la movilidad, la generación eléctrica o en sistemas de calor y energía, desplazando materias primas de origen fósil y por ello tiene un papel relevante en la transición energética, reseña el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía adscrito al Ministerio para la Transición Ecológica del gobierno español.

El proceso de producción de biogás en los rellenos sanitarios también es clave para el aprovechamiento energético y reducir la contaminación.

Una potencia en el papel

“En Venezuela 95 % aproximadamente de la ganadería se desarrolla en amplios terrenos con movilidad del ganado (extensiva). Los flujos de residuos orgánicos son altos, descentralizados y están disponibles todo el año”, informan desde la Federación Nacional de Ganaderos de Venezuela (Fedenaga). Sin embargo, en el caso de los porcinos, la mayoría están encerrados en jaulas o chiqueros, lo que facilita el aprovechamiento de sus excretas.

Estudiosos de los sectores energéticos, agropecuarios y legales coinciden que en la casi nula implementación y desarrollo del biogás incidieron la histórica dependencia del gas natural, petróleo y sus derivados como gasolina y diésel subsidiados; el fácil acceso a llenado de bombonas de gas doméstico y en menor medida a la red directa. Además, la anterior estabilidad del sistema eléctrico nacional, con una tasa de electrificación de 99 % en 2013 y tarifas económicas, también jugó un papel importante.

Pero el colapso de los servicios públicos y la escasez –entre otras causas por la corrupción como denuncia la organización Transparencia Venezuela–, dejaron al descubierto la ausencia y limitaciones de alternativas energéticas. Muchas familias incluso cocinan obligadas con leña o residuos de cultivos.

La investigación y el desarrollo del biogás en el país se limitan a casos aislados en el campo, iniciativas empresariales y académicas a pequeña escala, y a un puñado de proyectos opacos del Estado que fueron abandonados y de los que no se conocen detalles.

Algunos de ellos son la experiencia del Centro Nacional de Tecnología Química, adscrito al Ministerio para Ciencia y Tecnología con el Instituto de Biogás (Bioma) de China, y un curso de entrenamiento de al menos dos de sus especialistas en el país asiático que posteriormente propusieron conformar un Consejo Nacional de Biogás en Venezuela.

Mientras que desde la academia destaca una investigación que ahonda en cómo los residuos ganaderos pudieran suministrar electricidad a todo un estado y ser la tecnología del biogás un sistema alternativo para el saneamiento ambiental.

Asimismo, otro estudio resalta que el aprovechamiento del estiércol de las más de 11 millones de cabezas de ganado mediante el proceso de biodigestión equivaldría a una capacidad de generación de energía eléctrica que hubiese evitado pérdidas económicas y de alimentos del sector ganadero durante los apagones y garantizado el servicio eléctrico de hasta 100 000 viviendas rurales.

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