Una inyección en el brazo puede prevenir el cáncer de cuello uterino
“Escuche a su cuerpo, y si ocurre algo extraño, no lo ignore”, aconseja Afshan Bhurgri, de 57 años, sobreviviente de cáncer.
Hace ocho años, le diagnosticaron cáncer de cuello uterino en un momento en que sentía que todo estaba bien en su vida. Sus hijos habían crecido y ella tenía más tiempo para sí misma. Como fanática del fitnes, la rutina diaria de la maestra de escuela incluía ir al gimnasio todos los días. “¡Me uní a una clase de escritura creativa porque me encantaba escribir mis pensamientos!”, recordó
Pero luego todo cambió cuando descubrió que tenía cáncer.
El cáncer de cuello uterino es el cuarto cáncer más común entre las mujeres en todo el mundo, con un estimado de 604 127 nuevos casos y causando la muerte de 341 831 en 2020.
En Pakistán, se estima que 73,8 millones de mujeres mayores de 15 años corren el riesgo de desarrollar cáncer de cuello uterino causado por el virus del papiloma humano (HPV, en inglés).
A falta de datos completos, se estima que de las 5.000 mujeres diagnosticadas con este cáncer en Pakistán, unas 3000 pierden la vida cada año por falta de acceso a prevención, detección y tratamiento, lo que la convierte en la tercera causa de muerte por cáncer en mujeres en edad reproductiva en el país, después del cáncer de mama y ovario.
Hasta 88 % de los casos de cáncer de cuello uterino se deben a los serotipos 16 y 18 del HPV, según lo informado por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer.
“Nos faltan datos auténticos sobre la prevalencia de la carga de la enfermedad”, dijo el médico Arshad Chandio, que trabaja en Jhpiego Pakistan como líder de inmunización.
Su organización, que ha apoyado la introducción de la vacuna contra el HPV en siete países con el apoyo de Gavi, se está asociando con los gobiernos federal y provincial, junto con la OMS, Unicef y Usaid, para implementar una hoja de ruta para la prevención del cáncer de cuello uterino y la introducción de la vacuna contra el HPV en Pakistán.
El cáncer de cuello uterino es el único cáncer que se puede prevenir con una vacuna.
Cáncer de cuello uterino en todo el mundo, según la OMS. Gráfico: Shahzeb Ahmed
“Sin datos auténticos, nuestro plan para erradicar esta enfermedad no será infalible”, admitió el médico Irshad Memon, director general del Programa Ampliado de Inmunización en Sind, la provincia de la que es capital Karachi, la ciudad más poblada de Pakistán.
Shahid Pervez, histopatólogo consultor sénior en el Hospital Universitario Aga Khan (AKUH), copresidente del Registro Nacional del Cáncer recientemente creado en el país, recomienda legislación para que la declaración del cáncer sea obligatoria.
“Esta será una forma de recopilar datos básicos, en un solo lugar, que las agencias internacionales esperan para implementar un programa efectivo de control del cáncer en Pakistán”, agregó.
Señales de advertencia de cáncer de cuello uterino. Gráfico: Shahzeb Ahmed
Aunque Bhurgri tenía conocimiento sobre el cáncer de cuello uterino y se sometió a chequeos y exámenes de salud regulares, sus médicos no realizaron exámenes completos, lo que provocó que la infección se volviera cancerosa.
Todo comenzó en 2009, cinco años antes de que le diagnosticaran cáncer, cuando comenzó a notar un «mal olor que emanaba de mi vagina» después de que su período se volvió «más intenso» de lo habitual.
“Muchos profesionales de la salud ni siquiera conocen la enfermedad o cómo se infectan las mujeres”, señaló Chandio.
“Soy una persona educada, podía permitirme obtener la mejor ayuda médica, y fui a tres de los mejores ginecólogos de la ciudad, me hicieron pruebas de Papanicolaou a pedido de ellos a lo largo de los años, y solo me enviaron a hacer la prueba de HPV cuando ya era demasiado tarde”, se lamentó Bhurgri.
En 2014, un médico sugirió una ecografía que dio una imagen real. Una biopsia confirmó que tenía cáncer de cuello uterino.
Después de su biopsia, Bhurgri comenzó a leer sobre el cáncer de cuello uterino, y una de las indicaciones fue el mal olor vaginal.
“Podría haberse cortado de raíz si los médicos hubieran llevado a cabo un examen exhaustivo”, dijo la ginecóloga y obstetra Dra. Azra Ahsan, presidenta de la Asociación de Madres y Recién Nacidos, y culpó a la “negligencia absoluta” por parte de su fraternidad.
“Una consulta ginecológica no solo debe limitarse a una charla de escritorio”, dijo Ahsan, sino que debe incluir un “examen interno adecuado en la camilla, idealmente una prueba de Papanicolaou y una inspección visual”, especialmente si, como Bhurgri, un paciente se quejaba de sangrado abundante y mal olor.
El viaje de Bhurgri hacia el bienestar fue duro. Se recomendó una histerectomía radical y se extirparon el cuello uterino, el útero y los ovarios. Después de veintiocho radiaciones y cinco quimioterapias durante un período de cinco meses, su oncólogo le dio el visto bueno. El costo del tratamiento, en 2014 en un hospital privado, era el equivalente de 1097 millones de dólares en ese entonces.
Un examen puede salvar vidas
Aunque el cáncer de Bhurgri puede haber permanecido bajo el radar a pesar de las pruebas de Papanicolaou regulares, los médicos dicen que las pruebas de papanicolaou y HPV son la mejor manera de detectar el cáncer de cuello uterino en una mujer.
Pueden identificar a las pacientes que tienen un alto riesgo de desarrollar cambios precancerosos en el cuello uterino, así como seleccionar a aquellas que ya han desarrollado estos cambios.
Estas lesiones precancerosas se pueden tratar antes de que se conviertan en cáncer. Lamentablemente, en Pakistán, la aceptación de las pruebas de Papanicolaou es insignificante y se estima en tan solo 2 %.
Según la médica Uzma Chishti, profesora adjunta y ginecóloga especialista en oncología del Departamento de Obstetricia y Ginecología de AKUH, el sistema de salud de Pakistán está tan presionado financieramente que no puede permitirse el lujo de realizar exámenes de detección en mujeres mediante estas costosas pruebas.
En cambio, recomienda las sugerencias de la OMS de realizar una inspección visual del cuello uterino con ácido acético (IVAA) para evaluar a las mujeres y ayudar a reducir la incidencia de cáncer de cuello uterino. “IVAA es una prueba de detección alternativa para países de ingresos bajos y medianos como el nuestro”, dijo.
Vacunas, la mejor opción
La recomendación de triple intervención de la OMS para eliminar el cáncer de cuello uterino en países como Pakistán incluye aumentar la vacunación contra el HPV a 90 % para las niñas de entre 9 y 14 años, la detección del cuello uterino dos veces en la vida a 70 % y el tratamiento de lesiones preinvasivas y cáncer invasivo a 90 % para 2030.
“Los tres son esenciales si queremos eliminar el cáncer de cuello uterino por completo”, enfatizó Ahsan.
Las vacunas contra el HPV para prevenir el cáncer de cuello uterino son el camino a seguir, ya que brindan prevención primaria, dijo Chishti, en ausencia de IVAA, exámenes de detección y pruebas de papanicolaou.
Casi 60 % de los casos de cáncer de cuello uterino ocurren en países que aún no han introducido la vacunación contra el HPV. Pakistán es uno de ellos.
Una vez que pudo hacer vida normal, lo primero que hizo Bhurgri fue vacunar a su hija de 14 años contra el HPV. “Mi hija mayor sigue sin vacunarse, ya que tenía 21 años y estudiaba en el extranjero. Necesitaba tres inyecciones y no pudo cumplir con ese cronograma”, dijo.
En Pakistán, dos vacunas contra el HPV con licencia mundial: Cervarix (que protege contra los serotipos 16 y 18 del HPV) y Gardasil (contra los serotipos 6, 11, 16 y 18) estaban disponibles hasta hace unos años, pero muy pocos médicos, incluso en el sector privado los estaban prescribiendo.
“Lo pusimos a disposición en nuestra clínica y asesoramos a todos, pero la mayoría hizo oídos sordos y muy pocas personas se vacunaron. Como resultado, grandes cantidades de vacunas caducaron en los almacenes y las empresas farmacéuticas decidieron no ponerlas a disposición en Pakistán”, explicó Ahsan.
En 2021, estudiantes de medicina de la AKUH entrevistaron a 384 mujeres de entre 15 y 50 años que asisten a consultas externas para saber que conocimientos tenían sobre el cáncer de cuello uterino.
Descubrieron que de 61,2 % de las mujeres que habían oído hablar del cáncer de cuello uterino, 47,0 % conocía las pruebas de papanicolaou y, entre ellas, 73 % se había hecho una prueba de papanicolaou. El 25,5 % de las mujeres, de 61,2 %, sabía que existía una vacuna para la prevención, pero solo 9,8 % había sido vacunada contra el virus del papiloma humano.
El estudio concluyó que la mayoría de las mujeres entrevistadas para el estudio pertenecían a una clase socioeconómica más alta y en su mayoría tenían educación, pero su conocimiento sobre la prevención y la detección del cáncer de cuello uterino era deficiente.
“Esto refleja que los niveles de conocimiento en su conjunto serían considerablemente más bajos en la población general de la ciudad”, concluyó el estudio.
Shamsi destacó los desafíos de hablar sobre el HPV en una sociedad conservadora donde los temas de salud sexual apenas se discuten debido a la vergüenza y el tabú asociado con las infecciones de transmisión sexual (ETS).
Este enigma de comunicación ha generado una falta general de información sobre la enfermedad. “No hay información sobre el HPV, el cáncer de cuello uterino y su prevención entre las masas”, dijo.
Pero esto puede cambiar si Pakistán introduce la vacuna contra el HPV a nivel nacional, utilizando estrategias de administración de inmunización efectivas y establecidas de rutina.
Según la médica Uzma Shamsi, epidemióloga del cáncer de la AKUH, la implementación de la vacuna contra el HPV a nivel nacional en Pakistán podría salvar cientos de miles de vidas al año.
Los beneficios son enormes y se podrían salvar cientos de miles de vidas cada año, enfatizó.
Pakistán está en conversaciones con Gavi, la alianza de vacunas, para ayudar al país a incluir la vacuna HPV de dosis única (dos que cubren cuatro cepas) en su programa de inmunización de rutina.
“Probablemente tomará otros dos años y u$s 16 millones antes de que podamos implementar la vacuna, pero cuando suceda, será una campaña en todo el país”, confirmó Memon.
Shamsi predijo cierto disgusto porque el principal grupo objetivo de la vacunación sean niñas preadolescentes.
“Una nueva vacuna para un nuevo grupo de edad objetivo viene con su propio conjunto de desafíos en una sociedad donde persisten las teorías de conspiración sobre los programas de vacunación, el estigma y la información errónea sobre el cáncer y la salud sexual”, dijo.
Y así, antes del lanzamiento real, enfatizó Shamsi, era importante aumentar la conciencia sobre el virus del HPV, las causas del cáncer de cuello uterino y la seguridad y el uso de la vacuna entre el público en general, los pacientes y los profesionales de la salud mientras se disipa activamente la información errónea.
Memon coincidió en que “se debe comenzar a hablar sobre la vacuna”.
Por su parte, el gobierno de Sind reservó el equivalente a 365 884 dólares para promover la adopción de la vacuna contra el HPV en su presupuesto actual.
“Iniciaremos una campaña de difusión una vez que sepamos cuándo comenzará el programa de vacunación contra el HPV”, señaló.
La provincia de Sind también fue la primera en iniciar la vacuna contra el virus conjugado de la fiebre tifoidea después de que se encontrara en la provincia un virus extremadamente resistente a los medicamentos.
Tenía la esperanza de que hubiera menos resistencia a la vacuna contra el HPV después de la administración exitosa de las vacunas contra el sarampión y la rubéola y las vacunas pediátricas contra el covid-19 anterioremente.
Sin embargo, continuó Memon, “esta vez necesitaremos más mujeres vacunadoras, ya que las niñas son tímidas para arremangarse las mangas de la camisa para los hombres vacunadores”.
Con hasta 125 000 trabajadoras de la salud en todo Pakistán, que fueron capacitadas anteriormente por Gavi para la inmunización MR, que es una vacuna mucho más difícil de administrar (siendo subcutánea) en comparación con la del HPV (que es muscular), dijo, esta fuerza laboral también puede ser contratada para capacitarse para esta campaña de vacunación.
Al final, sin embargo, según Chandio, “sin una fuerte voluntad política y liderazgo, un programa nacional de vacunación contra el HPV no puede convertirse en una realidad en Pakistán para eliminar este cáncer en gran parte prevenible entre las mujeres”.
La lucha contra su cáncer ha cambiado a Bhurgri en más de un sentido. Su mensaje a las mujeres es “no se abandonen, dense prioridad”. Mientras continúa llevando una vida saludable, yendo al gimnasio, comiendo bien y descansando, dijo: «No puedes seguir adelante y continuar donde lo dejaste».