A tipos de cambio los mueven tasas de interés y especulación, no fundamentos
Jomo Kwame Sundaram, profesor de economía y antiguo secretario general adjunto de la ONU para el Desarrollo Económico
El valor de las monedas y los tipos de cambio varían por muchas razones, en gran medida siguiendo las percepciones del mercado, sin tener en cuenta los fundamentos. La especulación del mercado ha empeorado la volatilidad, la inestabilidad y la fragilidad en la mayoría de las economías, especialmente de los países pequeños, abiertos y en desarrollo.
La Reserva Federal y las tasas de interés
Sin ton ni son, el presidente de la estadounidense Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, insiste en subir las tasas de interés hasta que la inflación se sitúe por debajo de 2 % anual, la ultima ocasión este miércoles 26 cuando las subió a su nivel más alto desde 2001.
Obligados a seguir su estela, la mayoría de los bancos centrales, incluido el europeo, han ido subiendo también esas tasas, especialmente desde principios de 2022.
El fortalecimiento del dólar estadounidense o billete verde se ha debido en gran medida a las agresivas subidas de las tasas de interés de la Fed. Sin duda, la inflación ha ido en aumento, especialmente desde el año pasado. Pero hay diferentes tipos de inflación, con diferentes implicaciones, que deben diferenciarse por su naturaleza y causa.
Formalmente, los episodios inflacionarios se deben a un tirón de la demanda o a un empuje de la oferta. Al reconocerse mejor el comportamiento rentista, ahora se presta más atención al precio de los activos y a la inflación impulsada por los beneficios, por ejemplo, la «inflación de los vendedores» debida a la fijación de precios en condiciones monopólicas y oligopólicas.
En general, se considera que los recientes aumentos de precios internacionales se deben a las nuevas medidas de Guerra Fría creadas por el entonces presidente estadounidense Barak Obama (2009-2017), a las iniciativas de la presidencia de su sucesor, Donald Trump (2017-2021), así como a las respuestas a la pandemia de covid-19 y a las sanciones económicas por la guerra en Ucrania.
Todas estas han sido y son restricciones del lado de la oferta, más que del lado de la demanda u otras causas de la inflación.
El pretexto de la Fed para subir las tasas de interés es reducir la inflación a 2 %. Pero situar la inflación por debajo de 2 % es un objetivo de inflación convertido en fetiche, pero no por ello menos arbitrario, de la Reserva Federal y de casi todos los bancos centrales. Solo reduce la demanda, sin abordar la inflación por el lado de la oferta.
No hay justificación analítica -teórica o empírica- para este fetichismo completamente arbitrario del límite de inflación de 2 %. Por lo tanto, subir las tasas de interés para abordar la inflación por el lado de la oferta es similar a recetar y tomar la medicina equivocada para una dolencia.
La Fed conduce al mundo al estancamiento
Así pues, no cabe esperar que la subida de las tasas de interés para suprimir la demanda sirva para hacer frente a esa inflación impulsada por la oferta. Por el contrario, es probable que el endurecimiento del crédito deprima aún más el crecimiento económico y el empleo, empeorando las condiciones de vida.
Se espera que el aumento de los las tasas de interés reduzca el gasto en consumo o inversión. Así pues, se supone que el aumento de los costes de los fondos reducirá la demanda, así como el consiguiente aumento de los precios.
Investigaciones precedentes, por ejemplo la del entonces economista jefe del Banco Mundial, Michael Bruno, con William Easterly, y de Stan Fischer y Rudiger Dornbusch, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, constataron que incluso una inflación baja de dos dígitos favorecía el crecimiento.
La noción inspirada en Milton Friedman de una «tasa de desempleo no aceleradora de la inflación» (Nairu, en inglés) también implica que las subidas de las tasas de interés de la Fed son inapropiadas e innecesariamente contractivas cuando la inflación no se acelera.
El aumento de los precios al consumo en Estados Unidos se ha desacelerado desde mediados de 2022, lo que significa que la inflación no se ha acelerado durante más de un año ya.
Al menos dos economistas monetaristas conservadores con premios Nobel han recordado al mundo cómo tales intervenciones de la Fed desencadenaron contracciones en Estados Unidos, poniendo fin abruptamente a recuperaciones económicas.
Aunque ellos no lo discutan, las mismas intervenciones de la Fed también desencadenaron recesiones internacionales.
Friedman mostró cómo la Reserva Federal puso fin a la recuperación de Estados Unidos a partir de 1937, al comienzo del segundo mandato presidencial de Franklin Delano Roosevelt. El presidente de la Fed, Ben Bernanke (2006-2014), y sus colegas también mostraron cómo políticas similares de la Fed provocaron estanflación tras las subidas del precio del petróleo de los años 70.
¿Desdolarización?
Sin embargo, el dólar estadounidense no se ha fortalecido mucho en los últimos meses. El billete verde ha estado deslizándose desde mediados de 2023 a pesar de las continuas subidas de las tasas de interés de la Fed un año entero después de que los aumentos de los precios al consumo dejaran de acelerarse a mediados de 2022.
Muchos achacan la reciente depreciación del billete verde a la «desdolarización», irónicamente acelerada por las sanciones de Estados Unidos contra sus rivales.
Estas sanciones ilegales han interrumpido los pagos financieros, los flujos de inversión, los mecanismos de resolución de controversias y otros procesos y acuerdos económicos autorizados por la Organización Mundial del Comercio, el Fondo Monetario Internacional y la ONU.
Incluso el «Estado de derecho», que durante mucho tiempo ha favorecido a Estados Unidos, a otros países ricos y a los intereses de las empresas transnacionales, ha sido «suspendido» por «razones de Estado» debido a la guerra económica, que sigue intensificándose.
La expropiación unilateral de activos y tecnología se ha justificado como necesaria para «reducir el riesgo» por «seguridad nacional» y otras consideraciones similares.
Los dilemas de las oscilaciones monetarios
Para muchas autoridades monetarias, la elección es entre una moneda débil y tasas de interés más altas. Con la creciente financiarización de las últimas décadas, las grandes finanzas se han vuelto mucho más influyentes y suelen exigir mayores ingresos por los intereses y monedas más fuertes.
La independencia de los bancos centrales de los procesos políticos ejecutivos y legislativos ha permitido a los grupos de presión financieros influir aún más en la formulación de políticas.
Un ejemplo, la proporción de la deuda de los hogares de Malasia en el producto nacional pasó del 47 % en 2000 a más de cuatro quintas partes antes de la pandemia de covid, y a 81 % en 2022.
Hay pocas razones para creer que las oscilaciones de tipos de cambio han obedecido a «fundamentos económicos».
Las monedas de los países con déficits comerciales y por cuenta corriente persistentes se han fortalecido, mientras que otras con superávits sostenidos han bajado. En cambio, las variaciones relativas a las tasas de interés parecen explicar más la evolución reciente.
Así, tanto el yen japonés como el renminbi chino se depreciaron al menos 6 % frente al dólar estadounidense, al menos antes de su reciente caída. En cambio, la libra esterlina británica se ha apreciado frente al billete verde a pesar del pésimo estado de su economía real.