El PET.CT es extremadamente útil para el diagnóstico y tratamiento del cáncer
El mundo de la oncología no se detiene. Los científicos avanzan en sus proyectos e investigaciones con el propósito de favorecer al paciente y buscar nuevas formas de abordar el diagnóstico y el tratamiento para el cáncer de la forma más precisa posible.
Gustavo Carrero, médico cirujano, radiólogo con maestría en Física Médica y especialización en Radiodiagnóstico, forma parte del equipo médico del Centro Diagnóstico Docente, CDD Las Mercedes, líder en tecnología médica en Venezuela, dirigido por Wilson Mourad, médico cirujano, especialista en robótica y vías digestivas.
En su opinión, la tendencia actual es utilizar técnicas de imágenes que combinen la parte estructural y la funcional. “La parte estructural, -dice-, nos provee mucha información anatómica y la funcional, permite saber si hay alteraciones en las funciones normales de los órganos y sistemas”.
De allí el término PET.CT, que fusiona el análisis metabólico celular y morfológico, a partir de la información que arroja la tomografía por emisión de positrones (PET, en sus siglas inglesas) con la tomografía computada (CT, en sus siglas inglesas).
En su criterio, la tomografía por emisión de positrones se mezcla junto a la tomografía computada con la finalidad de obtener lo mejor de los dos mundos. “Las tomografías computadas son excelentes para las referencias anatómicas y, el uso de un radiotrazador bien sea metabólico o de moléculas de superficies, permite saber cómo están funcionando los órganos que queremos estudiar”, explica Carrero.
Ratifica, que el PET.CT con 18 flúor glucosa es extremadamente útil para el área oncológica, debido a que permite saber si una lesión tiene o no un metabolismo acelerado. Asimismo, conocer la función de esas lesiones ocupantes de espacio o lesiones tumorales; además, de saber su contexto anatómico preciso y exacto.
“Al brindarle esa información a los médicos tratantes, sean oncólogos o radioterapeutas, pueden tomar decisiones más ajustadas e individualizadas a cada paciente, sabiendo en primera instancia cuál es el estatus de la enfermedad; si hay buena o mala respuesta al tratamiento y si hay necesidad de hacer modificaciones o ajustes de procedimiento para optimizarlo”, puntualiza el radiólogo experto.
Añade, que al compararlo con las técnicas convencionales como la tomografía y la resonancia de modo convencional, muchas veces, uno se queda corto al proveer solo la información de la distorsión anatómica de las estructuras al médico tratante. “Uno trata de mejorar los resultados, al administrar contraste para saber si las lesiones captan o no el contraste porque, indirectamente, eso habla de vascularidad y agresividad de las lesiones pero muchas veces nos quedamos cortos en algunos casos”.
Carrero considera que también se pueden hacer imágenes avanzadas por tomografía y por resonancia, en las cuales se ve cómo es el comportamiento del tejido de una manera dinámica. Es cuando se habla de tomografía dinámica o de perfusión y de las famosas resonancias multiparamétricas que se hacen en mama, cerebro, próstata e hígado. En una sesión de imágenes, aparentemente convencionales, se obtiene no solo información anatómica sino de la función de los tejidos.
Concluye que el rol del médico radiólogo ya deja de ser un poco de anatomista para hablar de funciones, sean normales o alteradas. En consecuencia, la información que reciben el paciente y el galeno tratante tiene un nivel óptimo y a la larga, todo se traduce en mejor atención al paciente.