Chefs famosos impulsan el retorno del mijo a los menús por su resistencia al clima
Cortesía de IPS Venezuela
Prepare una olla grande llena de agua, pique unas cebollas y añada la carne que le apetezca, seguida de tomates picados, pasta de tomate, quingombó seco en polvo, huevos de la granja y guindillas.
Deje que hierva y, cuando esté a fuego lento, añada un poco de pescado y la mezcla de algarroba y guindilla, muela un poco de ocra fresca y vuelva a remover. El quingombó, (Abelmoschus esculentus), también conocido como ocra o quimbombó, es una planta originaria de África y de uso extendido en América y Asia, de la que se usan tanto sus semillas como su fruto.
Separadamente, tostar el fonio, de uso común pero decreciente en África e incluido entre los superalimentos, en un cazo hasta que esté caliente, añadir un poco de agua, tapar y cocer a fuego lento durante 20 minutos.
Deje reposar el fonio para que quede esponjoso y sírvalo con su guiso.
¡Delicioso y fácil!
Esta receta de soupu kanja –muy preciada en la gastronomía africana- con fonio fue elaborada por la célebre chef africana Fatmata Binta, durante la presentación del Desafío Mundial de los Chefs de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), dentro del Año Internacional del Mijo, que se celebra en 2023 para concienciar sobre la importancia nutricional y climática del cereal.
El objetivo de esta iniciativa en línea, lanzada en junio con la pregunta: ¿Se atreve con el desafío de preparar un plato con mijo?, es mostrar las múltiples posibilidades de uso del fonio y otros cereales de la variada familia del mijo, para animar a la gente a volver a incluirlos en sus menús.
Los mijos, especies diversas de una familia de cereales de secano de grano pequeño, son una excelente fuente de fibra, antioxidantes, proteínas y minerales, entre ellos el hierro.
Tienen un sabor variado y no contienen gluten, por lo que son seguros para los celíacos, y los residuos de sus cosechas pueden utilizarse como alimento para el ganado.
A pesar de estas virtudes, la demanda de mijo ha disminuido en las últimas décadas, lo que ha repercutido en la producción, ya que otros cereales se han generalizado y las preferencias alimentarias han cambiado.
El mijo, una de las primeras plantas domesticadas, representa en la actualidad menos de 3 % del comercio mundial de cereales.
La FAO trata de invertir esta tendencia, ya que considera que el mijo es un medio ideal para que los países aumenten su autosuficiencia alimentaria y reduzcan su dependencia de los cereales importados.
Además, los mijos pueden crecer en tierras áridas con un mínimo de insumos, son resistentes a la sequía y tolerantes a las enfermedades y plagas de los cultivos, lo que los hace resistentes a los efectos del cambio climático.
Su capacidad para crecer en suelos pobres y degradados también puede servir de cubierta vegetal en zonas áridas, reduciendo la degradación del suelo y favoreciendo la biodiversidad.
Así pues, mientras los sistemas agroalimentarios se enfrentan a grandes retos para alimentar a una población mundial en constante crecimiento, estos cereales ofrecen una opción asequible y nutritiva y un recurso potencialmente valioso para ayudar a los pequeños agricultores a adaptarse a la emergencia climática.
De ahí la decisión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de declarar 2023 como el Año Internacional del Mijo para promover su cultivo.
Naturalmente, la gente no basa sus hábitos alimentarios únicamente en las recomendaciones de los agrónomos o las agencias de la ONU.
Por ello, la FAO ha recurrido a Binta y a otros cocineros famosos para que ayuden a la gente a apreciar lo que las diferentes variedades de este cereal tienen que ofrecer.
“El fonio no solo es nutritivo y delicioso, sino que puede crecer en climas difíciles y podría ayudar a acabar con el hambre en el mundo», aseguró Binta.
“Así que disfruten de mi receta con fonio y les reto a que compartan sus recetas con mijo”, pidió.
Natural de Sierra Leona, en 2022 Binta se convirtió en el primer africano en ganar el Basque Culinary World Prize para chefs que mejoran la sociedad a través de la gastronomía.
Ahora afincada en Accra, la capital de Ghana, recibió el premio por su iniciativa de su restaurante, Dine on a Mat, de abrir una ventana emergente en las páginas de internet (conocida como pop up), que muestra las tradiciones culinarias del pueblo fulani, que habita en África occidental y que fue en su tiempo el mayor pueblo nómada de África.
“Si siguen mi trabajo, sabrán que me apasiona la gastronomía africana, poner de relieve los ingredientes infrautilizados y, lo que es más importante, inspirarme en las mujeres de las zonas rurales», destacó Binta, cuya Fulani Kitchen Foundation ayuda a las agricultoras a cultivar fonio.
Contó que “he colaborado en una receta con unas mujeres preciosas de un pueblo llamado kolda, en Senegal”.
“Os animo a todos a que probéis el mijo, a que probéis el fonio, a que lo añadáis a vuestra dieta y a que sigamos con este reto», pidió.
Cualquiera puede unirse al Desafío de los Chefs y participar en él.
Lo único que hay que hacer es grabar un vídeo de uno mismo preparando un plato con mijo, explicando la receta, el tipo de mijo utilizado y los beneficios nutricionales.
Después, cuelga el vídeo en las redes sociales utilizando la cuenta @FAO y las etiquetas #IYM2023 y #YearofMillets en su entrada.
La historia de Pudi Soren, una mujer de 27 años del estado de Bihar, en el este de India, demuestra el potencial del mijo para salvar vidas y medios de subsistencia.
Pudi empezó a cultivar mijo hace poco, tras recibir semillas de un proyecto administrado por el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos de la FAO y ejecutado por la no gubernamental Iniciativas de defensa pública de los derechos y valores en la India.
Esto ha demostrado ser vital, ya que es un cultivo que se puede plantar cerca de las viviendas cuando la lluvia de la estación de los monzones es insuficiente.
“Nos hemos olvidado de algunos cultivos», afirmó la campesina india.
“Cuando éramos niños, también vimos cultivos como el mijo, pero la gente dejó de cultivarlo durante muchos años”, precisó Pudi.
Añadió que ella y su marido tienen una pequeña parcela, pero hasta hace poco no cultivaban mucho por carecer de los recursos necesarios.
“Hace tres años, el proyecto nos dio semillas y nos animó a cultivar. Ahora estoy orgullosa de ser agricultora”, contó.
Explicó que “podemos cultivar mijo en la época de barbecho del arroz y en verano (boreal), y no necesita fertilizantes; basta con un poco de estiércol de vaca”.
“Es una buena fuente de proteínas en nuestras comidas, y a mis hijos les gustan las galletas que hago con la harina” del mijo, detalló.
Afirmó que “antes comprábamos aceite, trigo y legumbres en el mercado y gastábamos entre 500 y 600 rupias al mes (entre 6 y 7,5 dólares)”.
“Desde que cultivamos estos productos, nuestros gastos se han reducido a la mitad. Utilizo el dinero para la educación de mis hijos”.
Destacó que “hay problemas a los que nos enfrentamos como pequeños agricultores”.
“Las lluvias disminuyen. Y cuando llueve poco, como este año, el riego resulta caro. Afortunadamente, el mijo se puede cultivar con poca agua”, dijo Pudi. “Con lo que cultivo mantengo (alimentada) a mi familia, pero en el futuro quiero vender mis excedentes en el mercado», añadió.