Pocos compromisos quedan como saldo de cumbre financiera en París
La oferta del Banco Mundial para suspender el pago de los préstamos de países endeudados ante graves crisis o catástrofes, y el anuncio de nuevo financiamiento desde el Fondo Monetario Internacional (FMI) para países pobres, destacan como compromisos de la más reciente cumbre financiera en esta capital.
El presidente francés Emmanuel Macron, anfitrión de la cumbre, dijo que “ningún dirigente de ningún país debe tener que decidir entre la reducción de la pobreza y la protección del planeta”, pues las crisis ambiental, climática y de la deuda fueron relacionadas por los gobernantes y otros participantes en la cita.
La Cumbre para un Nuevo Pacto Financiero Mundial transcurrió durante los días 22 y 23 de este junio.
El FMI espera liberar este año hasta 100 000 millones de dólares en derechos especiales de giro -títulos canjeables por efectivo- para apoyar la acción climática en países en desarrollo, y los participantes plantearon agregar 200 000 millones de dólares en capacidad crediticia para esas naciones de ingresos bajos y medianos.
En otro ejemplo de acuerdo, las rivales China y Estados Unidos decidieron actuar coordinadamente para reestructurar 6300 millones de dólares de deuda de Zambia.
Pero la cumbre parisina fue, principalmente, un intercambio de ideas entre líderes políticos, de entes multilaterales y sociedad civil acerca de una nueva arquitectura financiera, que supere la creada en 1944 en Bretton Woods (Estados Unidos) para conducir la economía del planeta tras la Segunda Guerra Mundial.
Macron dijo que “estos dos días nos permitieron construir un nuevo consenso para el planeta. Hemos concluido con un documento que detalla una visión política compartida que estructura el camino hacia una profunda reforma de la arquitectura y la gobernanza financiera internacional”.
Se trata de dar “respuesta al doble desafío al que nos enfrentamos: la lucha contra las desigualdades y el cambio climático”, añadió Macron.
Entre los participantes estuvieron el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa, el príncipe heredero saudí Mohammed bin Salmán, el primer ministro chino, Li Qiang, y la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen.
De América Latina y el Caribe acudieron los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; de Colombia, Gustavo Petro; de Cuba, Miguel Díaz-Canel –presidente de turno del Grupo de los 77 más China (134 países)-, y la primera ministra de Barbados, Mia Motley.
También estuvieron figuras como la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, el presidente del Banco Mundial, Ajay Banga, y Melinda French Gates, copresidenta de la Fundación Bill y Melinda Gates.
Guterres abogó por “un nuevo momento de Bretton Woods, fundacional; pues el sistema financiero que surgió en 1944 “se ha revelado desfasado, disfuncional e injusto. La situación es insostenible”.
Puso como ejemplo que en 2021 “el FMI asignó más de 650 000 millones de dólares en derechos especiales de giro y aplaudimos esta decisión. Los países de la Unión Europea, incluido el mío (Portugal), recibieron 160 000 millones de dólares. Los países africanos: 34 millones”.
“El resultado del sistema es que el desarrollo se ha estancado o ha retrocedido. En 2023, más de 750 millones de personas pasan hambre, y el número de países con una deuda insostenible se ha duplicado desde 2015”, abundó Guterres.
Dijo que “mientras trabajamos por las profundas reformas que se necesitan, podemos tomar medidas urgentes para satisfacer las necesidades urgentes de las economías en desarrollo y emergentes”.
“Por eso he propuesto un plan de estímulo para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de 500 000 millones de dólares anuales para inversiones en desarrollo sostenible y acción por el clima”, añadió.
Motley recordó que “cuando estas instituciones se fundaron, nuestros países no existían”, e insistió en que “la pobreza y el clima no se pueden separar. La educación y el clima no se pueden separar”.
“Los países poderosos están en el origen de los desarreglos climáticos en África”, expresó el presidente chadiano Mahamat Idriss Deby Itno, por lo que “pido la pura y simple supresión de la deuda para compensar el daño enorme creado por el cambio climático y la carga enorme que soportan los países africanos”.
En el texto final de la reunión se pide que por cada dólar de préstamos de los bancos de desarrollo, al menos otro dólar de financiamiento privado se dirija a las economías en desarrollo de ingresos bajos y medianos.
Los mandatarios latinoamericanos airearon sus críticas a las desigualdades en el sistema financiero internacional, y el presidente colombiano Gustavo Petro reiteró su propuesta de que se instrumente un plan para canjear deuda de países del Sur por proyectos de acción climática y conservación de la biodiversidad.