Las abejas y su importante rol en el equilibrio de la naturaleza
Las abejas son insectos extremadamente sociables que viven en colonias que se establecen en forma de enjambres y en los que se organizan en una estricta jerarquía de tres rangos sociales: la abeja reina, los zánganos y las abejas obreras.
Estos insectos son polinizadores por excelencia y tienen una función esencial para el equilibrio de la naturaleza, debido a que contribuyen activamente a la supervivencia de muchas especies de plantas que se reproducen gracias al transporte de polen que llevan a cabo.
En Venezuela, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) considera el manejo y aprovechamiento sustentable de la apicultura como una práctica fundamental en los proyectos de desarrollo que implementa, y que alineados con los ODS están enfocados en la mejora y conservación del ambiente. Ejemplo de estas iniciativas son los proyectos: “Ordenación sustentable y conservación de bosques en la perspectiva ecosocial”, ejecutado en la reserva forestal Imataca, ubicada al suroriente del país, junto a comunidades indígenas kariñas; y el proyecto “Manejo integrado de paisajes de uso múltiple y de alto valor de conservación para el desarrollo sostenible de la región andina venezolana”, este último actualmente en ejecución y dirigido a productoras y productores de café y cacao de las regiones centro occidental y andinas.
En ambas iniciativas se prioriza el fortalecimiento de los medios de vida de estas comunidades, y se ha considerado la inclusión de esta práctica ancestral en sus principales actividades por su carácter sostenible.
El 20 de mayo, Día Mundial de las Abejas, recordamos lo importante de proteger estos insectos. Luz Esther Sánchez, bióloga, especialista en la restauración ecológica, investigadora y experta en el manejo sustentable de las abejas señala que “hay que entender que las abejas son necesarias para la vida del planeta, todos debemos conocer conscientemente sobre los procesos de producción alimentaria que pueden afectar a insectos beneficiosos como lo son ellas. Hay que evitar el uso de agrotóxicos que matan a las abejas, fertilizantes y controladores de plagas usados en los cultivos alimentarios que suelen matarlas; es necesario utilizar controladores naturales, productos orgánicos, alternativas amigables con la biodiversidad que existe generalmente alrededor y en estos cultivos”.
Sánchez invita “a los apicultores a sensibilizarse para que se reconozcan a las abejas como un polinizador importante para el planeta, que no solo es producción o comercialización, sino también garantía de vida para diversas especies del planeta, incluyéndonos a nosotros como seres humanos”.
Entre el 85% y el 90% de los principales cultivos, y el 35% de la producción global de alimentos se beneficia de la polinización animal particularmente de las abejas. La FAO trabaja en la elaboración de una base sólida de conocimiento sobre los servicios ecosistémicos de la polinización, e impulsa buenas prácticas de agricultura sostenible que priorizan el manejo efectivo y la conservación de los polinizadores. Esto involucra desde la formación de redes de trabajo científico técnico, hasta el apoyo para el establecimiento de políticas de conservación y el trabajo de capacitación en terreno de personas que usan los servicios de polinización.
Entre las causas que están afectando la supervivencia de las abejas destacan el cambio climático, la pérdida de hábitat o alimento, las malas prácticas y los patógenos, la introducción de otras especies y los pesticidas.
Ligia Elena Moreno Velis, apicultora habitante del Caserío La Fe del municipio Anzoátegui, ubicado en el estado de Cojedes y con casi 20 años de experiencia, relata que “en donde yo vivo, antes regábamos 10 trampas y recogíamos 10 enjambres, pero este año regamos 12 trampas y no recogimos ni un solo enjambre ¿qué nos dio a entender eso?, ¿qué diferencia?, que el cambio climático está afectando mucho a la abeja y, aparte de esto, las quemas que se hacen en los bosques también. Se quema mucho la fauna, y entonces no hay mucha floración en el tiempo de la primavera, por lo que las abejas no consiguen mucha comida y los enjambres silvestres no crecen”.
Moreno recalca que es necesario cuidar a la abeja porque es el insecto primordial que poliniza el entre 75% y 80% de los alimentos que consumen los seres humanos. “Sin abeja no hay vida”.
Por su parte, Samuel Ortíz, joven meliponicultor y fundador del “Meliponario El jardín Tropical”, ubicado en el estado Yaracuy, reflexionó señalando que “lo primero que hay que hacer es formarse sobre este tema, capacitarse, conocer los ecosistemas, aprender acerca de la biología y la estructura internas de los nidos. ¿Por qué son importantes?, porque son indicadores de la salud ambiental, gracias a ellas podemos estudiar las condiciones físicas de un ecosistema, porque si las encontramos en un ambiente o en alguna zona esto quiere decir que existe un equilibrio ecológico en estos espacios”.
Proteger a las abejas y a los polinizadores forma parte del enfoque holístico de la agricultura sostenible, que reconoce los vínculos entre la salud humana, animal, vegetal y medioambiental, lo que aumenta la resiliencia de los ecosistemas (incluso ante futuras pandemias) y apoya el crecimiento y el desarrollo ecológico.
Debemos elevar nuestros niveles de conciencia ambiental y asumir acciones transformadoras para la consolidación de prácticas que protejan tanto a las abejas como a todos los polinizadores, entendiendo que son una de las claves para el desarrollo sostenible y resiliente del planeta.