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La ONU propone invertir en una era industrial verde y sostenible

  Para cerrar la enorme brecha de desarrollo entre países se requieren nuevas inversiones a gran escala en industrias sostenibles, planteó un estudio presentado este miércoles 5 por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (Desa, en inglés).

António Guterres, secretario general de la ONU, expuso en el prólogo del informe que “sin los medios para invertir en desarrollo sostenible y transformar sus sistemas energéticos y alimentarios, los países en desarrollo se están quedando aún más rezagados”.

“Un mundo a dos velocidades, de ricos y pobres, presenta peligros claros y evidentes para todos los países. Necesitamos urgentemente reconstruir la cooperación mundial y encontrar las soluciones a nuestras crisis actuales en la acción multilateral”, agregó.

El estudio plantea que se necesitan inversiones a gran escala en para agilizar la transformación industrial, incluso en el suministro de electricidad, la agricultura, el transporte y los edificios, y para acelerar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) trazados por las Naciones Unidas en su Agenda 2030.

Se reconoce que algunos de estos cambios ya se están produciendo, pues por ejemplo la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania disparó la inversión en la transición energética mundial, hasta alcanzar la cifra récord de 1,1 billones (millones de millones) de dólares el año pasado.

“Un mundo a dos velocidades, de ricos y pobres, presenta peligros claros y evidentes para todos los países. Necesitamos urgentemente reconstruir la cooperación mundial y encontrar las soluciones a nuestras crisis actuales en la acción multilateral”: António Guterres.

Las inversiones en transición energética superaron por primera vez en 2022 al gasto destinado a sistemas de combustibles fósiles, pero casi todas ellas se produjeron en China y los países desarrollados.

A diferencia de las economías desarrolladas, el estudio revela que la mayoría de los países en desarrollo no disponen de recursos para invertir.

La combinación de factores que incluye al cambio climático, la invasión rusa de Ucrania, la pandemia covid-19 y el pago de la deuda, generan fuertes presiones fiscales sobre la mayoría de los países en desarrollo, limitando su capacidad para invertir en una transformación sostenible.

A modo de ejemplo, el gasto en concepto de recuperación postpandemia en los países desarrollados fue de 12 200 dólares per cápita durante 2020 y 2021, una cifra 30 veces más elevada que la de los países en desarrollo (410 dólares), y 610 veces superior a la de los países menos desarrollados (20 dólares).

El documento, “Financing for Sustainable Development Report (Informe de Financiamiento para el Desarrollo Sostenible) 2023”, recuerda que la industrialización siempre fue un vehículo de progreso, crecimiento económico, creación de empleo, avance tecnológico y reducción de la pobreza.

Por ello, pide establecer una nueva generación de políticas industriales sostenibles, apoyadas en una planificación nacional integrada, que permita aumentar las inversiones y sentar las bases de las transformaciones necesarias.

Entre las áreas con grandes oportunidades de crecimiento menciona la agroindustria, la energía verde y la industria manufacturera.

La reciente y rápida asimilación del sector tecnológico muestra las enormes posibilidades de lograr una transición igualmente rápida hacia una industrialización y un crecimiento sostenibles.

El aumento del número de personas que usaron internet regularmente entre 2021 y 2022 creció en 338 millones, un incremento de aproximadamente 38 600 personas más por hora.

Además, en las regiones que cuentan con conexión a la red de alta velocidad, 44 % de las empresas se dedican a la exportación, frente a solo 19 % de las compañías en las regiones que tienen menor velocidad

En cambio, la capacidad de producción sigue siendo desigual. En los países menos desarrollados de África, el valor añadido de la industria manufacturera, en lugar de duplicarse según la meta 9.2 de los ODS, cayó de 10 % del producto interno bruto PIB en 2000 a nueve por ciento en 2021.

El ODS aboga por construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización sostenible y fomentar la innovación.

Para mejorar esa situación, el Desa pide políticas específicas, para construir las infraestructuras productivas nacionales que permitan lograr transiciones con bajas emisiones de carbono, crear puestos de trabajo dignos e impulsar el crecimiento económico, garantizando al mismo tiempo la igualdad de género.

Los recursos necesarios para esta transformación saldrían de una mezcla de medidas que incluyen el fortalecimiento de los sistemas impositivos, facilitación y potenciación de la inversión privada, y aumento de la inversión pública internacional y de la cooperación al desarrollo.

También son necesarios cambios en la arquitectura financiera internacional para obtener recursos suficientes.

Las propuestas incluyen establecer normas tributarias internacionales, incluidas reglas para gravar los negocios digitalizados y globalizados que satisfagan las necesidades de los países en desarrollo.

Deben procurarse marcos políticos y normativos para mejorar la rentabilidad del sector privado con la sostenibilidad, y transformar la magnitud y la función del sistema de bancos de desarrollo.

Un fondo de pérdidas y daños para el cambio climático debe ponerse en marcha rápidamente.

Se requiere el alivio de la deuda y una mejora importante de la arquitectura internacional de resolución de esos compromisos, dado que 60 % de los países de renta baja se encuentran en situación de endeudamiento o en riesgo de estarlo.

Finalmente, deben establecerse normas comerciales multilaterales, para revisar el enfoque y resolver las actuales tensiones sobre las subvenciones ecológicas.

Con información de  IPS Venezuela

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