Un deber sagrado: La restauración de los bosques de Brasil
© FAO/Marcus O’Brien
Amanece sobre las montañas de Ororubá, en Pernambuco (Brasil), cuando un grupo de jóvenes perteneciente al Pueblo Indígena xukurú de Ororubá se reúne a la entrada de un vivero. Cuidan de plantas y de plantones de árboles autóctonos: en particular, de especies utilizadas con fines medicinales que en su día se perdieron, pero que ahora se están recuperando.
El equipo de trabajo, de una docena de personas, forma una cadena humana para pasar los plantones más maduros a una vieja furgoneta Kombi blanca que luego los transporta a los lugares elegidos para la restauración forestal.
Ângela Neves Pereira, a quien llaman Bella, es la joven custodia de los conocimientos ancestrales que dirige el equipo. Los plantones de plantas y árboles que ha cultivado
—20 000 hasta ahora, casi todos autóctonos— representan una visión mucho más amplia que la de restaurar y reforestar la tierra: se trata de restaurar su cosmogonía, identidad, cultura y equilibrio.
“Nos enfrentamos a muchos retos, pero los afrontamos con calma, paciencia y sabiduría”, explica Bella. “Transformamos los desafíos en fortaleza y resiliencia para continuar nuestro trabajo de resistir, reforestar, habitar, cambiar y recuperar las áreas degradadas que consideramos enfermas y necesitadas de cuidados”.
Desde 2023, la Unidad de Pueblos Indígenas (PSUI) de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el pueblo xukurú, representado por el Colectivo Jupago Kreká, colaboran en la restauración de los bosques de Ororubá en el marco del Programa mundial de restauración biocéntrica de los Pueblos Indígenas, concebido conjuntamente por la PSUI de la FAO y diversas organizaciones de Pueblos Indígenas y que entró en funcionamiento en 2019 en el Ecuador, la India, el Perú y Tailandia, para llegar después hasta Bolivia, el Brasil, Costa Rica y Nepal.
En el centro de esta iniciativa se encuentra la restauración biocéntrica de los Pueblos Indígenas, un método que prioriza el bienestar de todos los seres vivos en el seno de un ecosistema y sitúa a los Pueblos Indígenas en el centro de la restauración de la memoria perdida de sus territorios. Este método se lleva a la práctica a través de sus sistemas alimentarios y de conocimientos, sus creencias espirituales, sus prácticas de gestión territorial y su cosmogonía. Se trata de un método intergeneracional que involucra a los ancianos, los jóvenes, los curanderos tradicionales y los responsables de la reforestación, y reconoce a las mujeres como protectoras de la biodiversidad y custodias del conocimiento.
Hoy, el Gobierno del Brasil y el programa AIM4Forests de la FAO se han sumado a las iniciativas del Programa mundial de restauración biocéntrica de los Pueblos Indígenas para ampliar los resultados provechosos.
El programa AIM4Forests incluye financiación por valor de 9 millones de USD procedente del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, destinada a una iniciativa denominada Accelerating Innovative Monitoring for Nature Restoration (Acelerar el seguimiento innovador para la restauración de la naturaleza), o AIM4NatuRe. Dicha iniciativa se centra en mejorar la forma en que los países y los agentes supervisan los avances en la restauración de los ecosistemas e informan al respecto con el fin de restaurar al menos el 30 % de los ecosistemas degradados para 2030.
El apoyo de AIM4NatuRe al trabajo del Programa mundial de restauración biocéntrica de los Pueblos Indígenas en el Brasil y el Perú es una buena noticia para los Pueblos Indígenas. Esta colaboración, que comenzó en 2025, refuerza la formación en la gestión de viveros comunitarios, apoya la recuperación de los conocimientos de los Pueblos Indígenas al tiempo que mejora las capacidades de seguimiento de la restauración de los ecosistemas y permite ampliar la escala de la restauración biocéntrica liderada por los Pueblos Indígenas.
Tras décadas de lucha para recuperar sus tierras ancestrales, perdidas durante la época de los asentamientos europeos, los xukurú —unas 12 000 personas— obtuvieron en 2001 el reconocimiento legal para recuperar y controlar el territorio. Pero gran parte de las tierras se habían degradado durante este tiempo: habían sido deforestadas, se habían deteriorado y habían perdido su diversidad.
Uno de los objetivos de esta colaboración es apoyar a más Pueblos Indígenas, como los xukurú, en su condición de titulares de derechos y conocimientos, en el proceso de recuperación de tierras degradadas, protección de la biodiversidad y restauración de la salud forestal.
El jefe Marcos, del pueblo xukurú, encarna esta misión sagrada. Para él, la tierra, el espíritu y la identidad son inseparables. “Creemos que cuidar de este territorio, en el que vivimos hoy y al que volveremos como antepasados, forma parte de convertirse en un ser encantado”, señala desde el Espaço Mandaru, el lugar de reunión espiritual de los xukurú.
A sus 70 años, la curandera Doña Socorro comparte sus conocimientos en las “Escuelas de la vida” de los xukurú, donde se enseñan a los niños y los jóvenes las propiedades curativas de las plantas, los bosques sagrados y los vínculos que unen a todos los seres vivos. Junto con Bella y otras personas, ayuda a mantener vivo el conocimiento espiritual y medicinal que a menudo no figura en los libros de texto. Para Doña Socorro, la medicina basada en las plantas y la restauración son inseparables; el acto de sanar la tierra supone también sanar a las personas.
Situadas en el bioma de la Caatinga (Brasil), una de las zonas que la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación ha reconocido como gravemente afectada, las tierras de los xukurú son especialmente vulnerables a la pérdida de especies debido al uso insostenible, en particular por lo que se refiere al manejo del ganado y a los efectos del cambio climático.
Aunque la asistencia de la FAO ha aportado formación, conocimientos y medios para supervisar la restauración, son el liderazgo y la ciencia de los propios xukurú los que están dirigiendo la restauración con un marcado rumbo cultural y espiritual.
Iran Neves Ordonio, que lleva toda la vida trabajando en la restauración ambiental y narrando historias de los xukurú, habla de la necesidad de que su pueblo y todos los Pueblos Indígenas recuperen sus raíces ancestrales, tanto de manera simbólica como en la práctica.
“Si el bosque no está sano, nada lo está. La naturaleza habla, incluso en silencio, cuando los pájaros ya no cantan”, reflexiona refiriéndose al biocentrismo. Iran cree que honrar la herencia familiar y cultural es impulsar a su comunidad —en especial a sus jóvenes— hacia la restauración de la biodiversidad de la tierra y, por tanto, de su espíritu.
El Brasil se ha comprometido a restaurar 12 millones de hectáreas de vegetación autóctona para 2030. Un pilar clave de esta iniciativa es el trabajo con los Pueblos Indígenas para recuperar sus territorios. Los xukurú son el primer Pueblo Indígena que participa oficialmente en el Programa mundial de restauración biocéntrica de los Pueblos Indígenas, que en la actualidad cuenta con el apoyo de AIM4NatuRe. Esta colaboración estratégica sirve como modelo para otras comunidades a medida que se amplía el programa.
Cuando el liderazgo de los Pueblos Indígenas, la herencia cultural y el apoyo científico se combinan, la restauración, además de ecológica, puede ser también espiritual, cosmogónica, educativa y social, lo que permite asegurar que perdure y que la naturaleza sea reconocida con el mismo respeto y dignidad que la humanidad.
Para el pueblo xukurú, proteger los bosques del Brasil es un deber sagrado. Cuando el bosque está sano, los pájaros cantan, las plantas curativas florecen y el territorio prospera. Ello no solo beneficia al pueblo xukurú, sino a todo el Brasil y, en definitiva, al planeta.
La iniciativa AIM4NatuRe se ha ampliado hasta 2030 gracias a la financiación adicional del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, y cuenta con una dotación total de 10,5 millones de GBP.
