Sociales

El cielo de Cojedes se vestirá de arcoíris durante el Día de la Tierra

Una intriga alada está a punto de desplegarse sobre el cielo del estado Cojedes. Podría parecer una simple actividad conmemorativa del Día Mundial de la Tierra, pero lo que sucederá el próximo 22 de abril en el Bosque Tricolor va más allá de lo simbólico: se trata de una acción histórica, científicamente planificada y emocionalmente poderosa que está destinada a convertirse en referente regional.

Uno de los protagonistas silenciosos de este hito es el Zoocriadero San Antonio Abad (ZSAA), una institución familiar que lleva más de ocho años trabajando por la conservación de especies en peligro de extinción. También se suman en esta iniciativa otros organismos como el Ministerio de Ecosocialismo y organizaciones conservacionistas.

El 22 de abril bajo la mirada atenta de especialistas y conservacionistas, cinco ejemplares de guacamaya bandera (Ara macao) serán liberados en su hábitat natural. Pero esta liberación no es espontánea ni aislada: forma parte de un meticuloso programa de reproducción, rehabilitación y reintroducción que calladamente ha reescrito la historia del manejo de fauna en Venezuela.

La elección del Bosque Tricolor en el estado Cojedes no es casual. Esta región ofrece las condiciones ecológicas idóneas para que las guacamayas puedan reintegrarse con éxito al ecosistema. Más allá de los aspectos climáticos y de disponibilidad de alimento, el lugar ha sido monitoreado previamente por el equipo del ZSAA, que ha garantizado una baja presión humana y una presencia compatible de especies complementarias.

La conservación ante todo

La discreción sobre este evento es un acto de responsabilidad, según los organizadores. «El manejo de fauna, especialmente en etapas de reintroducción, requiere protocolos estrictos, cero interrupciones externas y un ambiente seguro para las aves», explica Luis Miguel Farías Vieira, vocero y director del Zoocriadero San Antonio Abad.

 “No se trata de soltar aves al azar, sino de reintegrar individuos genéticamente aptos, ecológicamente funcionales y plenamente adaptados», agrega. Las cinco guacamayas bandera han sido criadas en cautiverio y preparadas durante meses con una dieta silvestre y entrenamiento conductual, lo que incluye la reactivación de su instinto de vuelo y la capacidad para reconocer depredadores.

Cada ave porta anillas y microchips de identificación. Esto permitirá a los especialistas realizar un monitoreo post-liberación, recopilar datos sobre desplazamiento, comportamiento reproductivo y adaptación ambiental. Las herramientas tecnológicas empleadas por el ZSAA posicionan a esta liberación como una de las más modernas y documentadas del país.

Detrás de este evento hay una estructura legal robusta que garantiza su legitimidad: el cumplimiento estricto de la CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres). Este tratado internacional, firmado en 1973, regula el comercio de especies en peligro y asegura que toda actividad sea legal, sostenible y trazable. En el caso de las guacamayas bandera, clasificadas en el Apéndice I de la CITES, cualquier acción fuera del marco legal podría representar un delito internacional.

La CITES no solo combate el comercio ilegal, sino que también promueve la cooperación entre países y estimula la investigación. La participación del Zoocriadero San Antonio Abad en este tipo de acciones lo ubica dentro del reducido grupo de instituciones que actúan bajo normas internacionales de conservación.

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